Capítulo 2: Alimento

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Mire el GPS, era día de alimento.

Llegué a la universidad, dejando el flamante auto en el estacionamiento, el cual a pesar de  estar casi lleno de autos estaba totalmente desierto de personas, bufé, tendría que ir a buscar.
El día estaba soleado, odiaba el sol, si, este calentaba y bla, bla, bla... pero desde aquel pacto ya no me afectaba en nada, ya no recibía el calor del astro, aunque si me molestaba, mis ojos se habían vuelto sumamente sensibles a los rayos de su luz así que rapidamente me coloqué los lentes negros para protegerlos.
Caminé por los jardines hasta llegar a la entrada del instituto, desde donde un policía vigilaba. Cuando llegué me miró con el ceño fruncido.

-¿No debería estar en clase?- preguntó, había llegado la hora de improvisar.

- Vengo a registrarme- dije con una sonrisa.

-¿A esta hora? - dijo desconfiado.

-Si, me citaron

-¿Quien la citó?- era suficiente, no iba a continuar con aquel interrogatorio, no lo necesitaba. Me acerque, el guardia puso una mano en su arma, si supiera que eso no funcionaría y además ¿qué se proponía hacer? ¿Amenazar a una joven?.

-Míreme a los ojos, no miento- centro sus pequeños ojos en los míos- tengo una cita, usted me va a dejar entrar y va a olvidar todo esto.

El guardia parecía desorientado, fue entonces cuando cruce la entrada, la escuela parecía sumamente lujosa, aunque eso se podría decir desde la entrada que llevaba al estacionamiento, todo estaba perfectamente acomodado y limpio. Parecía tan perfecto, que simulaba gritar que algo estaba mal allí. Tal vez eran solo alucinaciones, las escuelas nunca habían tenido un efecto positivo en mí. Suspire, aquellos tiempos, a pesar de todo, habían sido perfectos.
¿Es que todos estaban en clases? Nadie era tan cumplido. Fruncí el ceño, tenía que relajarme, ¿que se suponía que hiciera en ese tiempo?

-¿Tiene usted permiso de estar afuera?- preguntó una voz chillona y autoritaria. Di la vuelta. La mujer tendría unos 30 años pero parecía muy bien conservada.

-No, en realidad vengo a pedir informes sobre la escuela

-¿Viene usted sola?- preguntó, había cierto deje de malicia en su voz.

-Si, ¿ hay algún problema con ello? Puedo venir otro día- no es que fuera miedosa, al contrario, pero había algo raro allí y yo no era la única criatura que existía en el mundo, tenía que ser precavida, aunque en realidad nada podrían hacerme, cosa que le debía a una bruja que había conocido hace mucho tiempo, cuando aún no había pasado tanto desde mi transformación.

-No, no, no, esta bien- se apresuró a decir- por favor, puede pasar a la oficina- hubo un brillo en sus ojos- o puede entrar a ver una clase, vera no hay muchos alumnos ya que es una escuela para personas con... alta capacidad económica, por lo que están divididos, usted va a entrar a la avanzada.

-En realidad no es necesario...-comencé a decir cuando el sonido de la campana recorrió cada rincón de aquella escuela. Después de unos minutos, chicas engreídas y chicos orgullosos salían de sus aulas.

-Bien, espera aquí unos 20 minutos, así cuando regresen a clases te muestro la escuela- dijo tratando de disimular su enojo, vaya que era pésima.

-Claro, ¿mientras puedo recorrer la escuela?- pregunté- estaré aquí en veinte minutos.

- Supongo que si, te veo aquí en un rato- dijo con una sonrisa forzada. Se alejó haciendo sonar sus tacones por encima de las voces de los alumnos.

El hambre empezaba a hacer efecto, impacientandome. ¿A donde podría ir?, tal vez a la cancha de fútbol, en cada escuela siempre había quienes se iban bajo las gradas, esperando como idiotas que nadie los viera mientras se besaban y bueno, a veces eran aún mas estúpidos.
Bien, ahora solo me restaba encontrarla. Un chico paso a mi lado, su olor me desconcentro, olía a sangre fresca, como recién salida de alguna herida, mis ojos se detuvieron instintivamente en el pequeño corte que se posaba en su dedo, podía oir su corazón latiendo y como mis colmillos hacían presión para salir. Tenía que tranquilizarme, un poco mas de sangrado y ese chico no salía de aquí... su sangre olía tan bien. Cerré los ojos, concéntrate.
Sacudí la cabeza y saqué una botella de mi bolsa, tenía whisky, a la cuál le di un largo trago.
Hora de buscar mi comida.
A lo lejos vi a unos chicos hablando alegremente, así que me acerqué para obtener información sobre el campo de fútbol intentando así no desperdiciar tiempo.

¿Vampira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora