Capítulo 15: Amenaza (F)

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Abrí los ojos, mis párpados se sentían pesados pero, por alguna razón, no volví a cerrarlos. Exploré con la vista el lugar donde me encontraba, parecía una carpa, no habían muchas cosas dentro, nada que me dijera algo, nadie que aclarara mis dudas. Presté atención a mi audición, tratando de captar algo pero el único sonido que escuché fue el de unas aves, y no muy cerca.
A través de la carpa se filtraba ligeramente una luz un poco anaranjada deduje que estaría amaneciendo pero en realidad la oscuridad aún predominaba. Traté de incorporarme sin éxito: una punzada de dolor recorrió mi cuerpo.

-¿Pero qué demo...?- rápidamente lleve una mano a mi frente la cual respondió con un agudo dolor. Apreté los dientes para no gritar.

Mi cabeza estaba vendada lo que, hasta cierto punto, me producía alivio, pero me dolía el cuerpo debido a la fuerte caída y sabía que eso solo se quitaba con el tiempo, bueno, al menos no tendría la obligación de cazar.

A pesar de que tenía en cuenta que lo mejor era quedarme acostada allí necesitaba respuestas. ¿Cuánto tiempo dormí? No tenía ni la más mínima idea. En los sueños creamos nuestro propio tiempo.

Así que salí como pude a costa del dolor que me producía el movimiento, solo esperaba que no fuera en vano. Estoy más que segura de qué de saber lo que iba a ocurrir no hubiera salido por nada del mundo.
A pesar de que el sol estaba haciendo su aparición, el campamento no estaba lo suficientemente iluminado como para dejarme ver a alguien en él. Y se me hizo extraño, extraño por qué había dos personas aquí con herencia al trono, extraño por qué se supone que esas dos personas debían estar con vigilancia, extraño por qué esa vigilancia no estaba por ningún lado ¿acaso dormían?

Fue entonces cuando lo escuché, un sonido tan leve que se no ser por mi entrenamiento para la caza jamás me hubiera dado cuenta. Lentamente tomé mi daga y una vez que la tuve fuera de su funda la empuñe con fuerza. La daga se amoldó a mi mano, unas extrañas cosas que asemejaban listones se deslizaron desde la empuñadura hasta rodear completamente mi muñeca. Traté que no se notara, pero estaba asombrada y un poco asustada por ello.

Inhalé y el exhalé lentamente. Una hoja se quebró y sonó demasiado cerca, detrás de mí. Así que lo más ágil y rápidamente que pude gire con la daga lista para dañar. Distinguí el rostro, pálido, un poco sucio, con algo rojo en la curva del labio. Sonrió, la daga fue directo a su abdomen ¿por qué? era el punto más cercano. Sin embargo cuando "alcance" el objetivo este ya no estaba allí. Sentí como el alma se me caía a los pies, aquella persona no era normal. Pero en lugar de dejar que el miedo me controlara empuñe con más fuerza la daga y me deje llevar por mis instintos de cazadora. La adrenalina se había apoderado de mi cuerpo, haciéndome olvidar del dolor que anteriormente lo poseía, si iba a caer lo haría con honor, peleando hasta el final.

Giré hacia la derecha, allí, alejado unos cuantos metros una persona me miraba, sus brazos estaban cruzados,... no, una mano estaba agarrando con fuerza el brazo opuesto. Y en un segundo ya no estaba allí. Tenía miedo. ¿Por qué no había alguien más? ¿Por qué nadie me ayudaba?

El corazón me palpitaba tan rápido que sentía que de un momento a otro podía salirse. La saliva paso con dificultad a través de mi laringe. Él no estaba en mi campo de visión, sabía que tenía que voltear antes de que fuera demasiado tarde. Inspiré hondo. Y giré.

Reprimí un grito, una lágrima solitaria, no de tristeza ni de enojo, sino de miedo puro, de impotencia, se deslizó a través de mi mejilla. Ni siquiera la intente quitar, dejé que siguiera su curso. Él me miraba con enojo y burla, ya no sostenía su brazo izquierdo pero en el pude observar una fina línea que, con un corte que no supe decir si era profundo, arruinaba su perfecta piel.

-No sé cómo lo hiciste pero te juro que no debiste - gruñó.

No pediría clemencia. Su mirada expresaba más que una canción, más que una pintura, así que sabía con exactitud que el perdón no estaba en su vocabulario.
No iba a morir sin luchar y no era ni cobarde ni estúpida como para salir corriendo. Solo podía desear que alguien siguiera vivo y llevase mi cuerpo a mi padre. No me gustaba pensar así, quería hacerlo con más optimismo pero llega un momento en el que tienes que aceptar todas las posibilidades, ser realista. Tal vez el adiós que había dicho al salir del palacio fuese el último.

-¿Me matarás?-dije lo más firme que me fue posible.

-Katelyn, la niñita de la profecía, no superaste mi expectativa, te quedaste en el límite... estancada en el límite. La muerte no es lo peor que alguien puede pasar, deberías saberlo ya Katelyn, al fin y al cabo, aún eres una empedernida cazadora.

¿Cómo es que un desconocido me conocía así? Sabía que muchas personas conocían mi nombre y mi cara, incluso el hecho de que fuera cazadora, pero que odiara por completo la caza se había mantenido lo más secreto posible y las pocas personas que lo sabían tenían mi confianza absoluta.

-¿Cómo...?

-¿...lo sé? Oh querida Kate, era y es de suma importancia saber el nombre de mi futuro ¿no crees? Tu ciclo en este instante tiene un solo "fin", el mío por otro lado tiene dos. Era primordial que vinieras a esta caza, gracias a ti tendré una segunda oportunidad pero para ello seré el autor de tu primer fin, tú lo serás de mi segundo fin (al igual que del tuyo) y así ambos podremos llegar al tercer y último fin que tanto anhelo.

Tal vez fuese el miedo que me confundía, pero no había entendido absolutamente nada, no lograba entenderlo, no tenía coherencia ¿Acaso había hablado en otro idioma?. <<Hum —dijo una pequeña vocecita propia—bueno, mátalo ahora que está distraído>>. Y así lo hice... o al menos lo intente pues mi brazo fue detenido con facilidad.

-Ah no, claro que no, ni creas que me volverás a hacer daño con esa cosa. Katelyn lo que dije adquirirá  sentido para ti, tienes que tener un poco de paciencia y ser fuerte. Por ahora ahorre tiempo con esta platica pero muy pronto te regresaré el favor que me hiciste con tu pequeña daga.

Y desapareció tan pronto como había llegado.

Entonces desperté, empapada de sudor, mi frente vendada. El sol iluminaba por completo la carpa. Miré a mi alrededor y exhalé aliviada, todo había sido un sueño. La "puerta" de la tienda se movió causando que me tensara, pero me relaje cuando vi quien había entrado: Drake.

-Hol...

-¿Estás despierta?- interrumpió.

-S...- no había contestado cuando él salió gritando, sonreí.

- ¡Despertó! ¡Está despierta! ¡Está despierta!

••Fin del flashback••

¿Vampira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora