Capítulo 12: Cazadora

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-¿Estas dormida?- dijo alguien cerca de mi mientras me zarandeaba.

-Hum- pronuncié adormilada. Y luego me levanté de golpe. Alex era el que me había despertado.

-¿Estabas...-frunció el ceño- d...d...dormida?

Demonios.

-No, -dije tratando de sonar inocente- ehm soy... buena actuando.

Alex me miraba no muy convencido.

-Mhm... ¿qué necesitas?

-Las clases comienzan en una hora, te recomiendo que vayas y te inventes una buena excusa del por que estas en la clase avanzada. - miró a Sean con recelo- Y dile a tu novio que vaya a la oficina para la asignación de habitación y horario.

Reí.

-Claro, supongo que tengo que ir también- me levanté- y de hecho te equivocas.

El esbozo de su sonrisa fue tan rápido que tal vez lo imaginé. Me tendió unos papeles.

-Tu horario- sacó una llave del bolsillo de su chaqueta de cuero e hizo lo mismo que con los papeles-. Es la de tu dormitorio.

La tomé, no tenía ningún número marcado, nada que denotase que cerradura abría. Lo mire con la interrogante en mis ojos y esperé a que me dijera a que habitación pertenecía, pero no lo hizo. Sonrío y salió del cuarto.

Tome mi celular para checar la hora, en cinco minutos comenzaban las clases, mire la ropa y decidí cambiar mi blusa. La maleta que había traído se encontraba al pie de la cama, de ella saqué una blusa básica de color gris. Antes de quitármela giré mi cabeza para ver a Sean. La baba le resbalaba por el cachete izquierdo, reí bajo y me cambié.
Antes de salir rumbo a la clase desperté a Sean. Ambos sabíamos las reglas, el juego había comenzado.

Me encontraba frente a una puerta que marcaba el numero tres en la parte superior, el mismo número que mi horario. El reloj marcaba exactamente un minuto antes de la hora indicada y cuando cambió abrí la puerta, puntual como siempre.

Dentro una persona se encontraba detrás del escritorio del profesor, revisando unas cuantas hojas, al oírme entrar levantó la mirada. Para mi sorpresa no parecía viejo, todo lo contrario, se veía de unos 22 años, su cabello rubio estaba peinado y llevaba una camisa blanca. Una extraña sensación se instaló en mí pues el joven que se encontraba sentado, y que parecía ser el único en el salón aparte de mí, era un vampiro, y seguramente de joven no tenía nada.

-¿Se perdió, señorita?

-No, no...- extendí mi horario hacia él- ahm esta es mi clase.

Cogió el papel, leyendo con avidez y mientras mas leía más fruncía los labios, una fina línea se marcó en su frente. Cuando hubo terminado volvió a dirigir sus ojos hacia mí. Me removí incómoda.

-¿Quién eres tú?

-Mi nombre es Keyla.

Sacudió la cabeza, su mirada se intensificó.

-¿Qué eres?

Mordí mi labio, sabia perfectamente a qué se refería y lamente no haber preparado una buena excusa, o una simple idea.

-Soy nueva.

Una sonrisa se extendió en su rostro dejando a la vista unos dientes perfectos.

-Sabes muy bien que esa no es la respuesta, pero lo dejaré pasar, tarde o temprano me lo dirás.

Esta vez fue mi sonrisa, insolente, saturada de ironía, la que se instaló en mi cara.

-No este tan seguro.

Llevaba unos diez minutos sentada en la banca del fondo, mi propósito era no llamar tanto la atención. Sin embargo el hábito de la puntualidad me había hecho una mala jugada pues además del "profesor" y yo no había alguien más y cuando llegaran seguramente se fijarían en la chica que llegó primero.
Había estado jugando en el celular, evadiendo la intensa mirada que él me dirigía, parecía muy decidido a averiguar más y, a pesar  de que sabía que ni Sean ni Alex dirían algo sobre mí, estaba nerviosa de hacer algo que me delatara. La puerta sonó, el profesor me dirigió una última mirada y volvió a sus apuntes. Cinco chicos ingresaron al salón, platicando y riendo, tomaron asiento al frente, sin percatarse de mi presencia, exhale aliviada. Así entraron algunos otros.

Sin embargo el último y mas grande grupo de alumnos que ingresó se dio cuenta. Dos chicos y una chica se dirigieron y se sentaron en las sillas a mi alrededor. A la derecha estaba un chico y la chica. Y al frente el otro chico. Simplemente genial.

-Hola, soy Aria ¿cómo te llamas?- dijo la chica con una sonrisa.

-Jack- se presentó el chico frente a ella.

-Eres nueva ¿no?- preguntó el chico frente a mi-. Dime Nate.

-Me llamo Keyla- mentí- si, acabo de  llegar.

-Genial, tenía tiempo que no ingresaban nuevos alumnos- dijo Aria entusiasmada.

-Y dinos, ¿desde cuando eres una vam...- Aria discretamente le dio un puntapié a Jack.

-Lo que el quiere decir es si tu tienes ...esto va a sonar raro... pero es la...tradición- enarqué una ceja- ¿tienes hum los dientes ehm...filosos?

Qué manera más extraña de decirlo.

- Supongo...- sonrieron y se miraron entre si- es decir, puedo masticar con ellos, si a ello se refieren.

Las sonrisas se desfiguraron.

-Si, claro- dijo Aria y río con desgano.

-Hoy veremos anatomía humana- exclamo el profesor, haciendo énfasis en la última palabra.

-Las mejores áreas para morder- se oyó una voz entre los diez alumnos. El profesor le dirigió una mirada que a todas luces expresaba un "cállate".

-Les quiero presentar a su nueva compañera- me señalo, lo fulminé con la mirada- pasa al frente- terminó con una sonrisa burlona.

Camine al frente a regañadientes.

-Soy Keyla- dije.

Los murmullos se escucharon claros ante mis oídos:

-Guapa

-¿De dónde salió?

-¿Será una ya sabes que?

-Sin duda le dar...-omití ese comentario con disgusto. El profesor río por lo bajo.

Iba a ser un largo día. Mis ojos se posaron en un chico, su cabello castaño estaba ligeramente despeinado y su estilo, así como su postura, a pesar de ser moderno tenía un aire antiguo.
Sentado en una de las orillas, a diferencia de todos los demás el no murmuraba. Me escudriñaba lentamente, no con deseo, sino con desconfianza, parecía un cazador.

Sonreí con malicia, conocía esa manera de mirar a la perfección, lo sabía: él era uno de los dos originales, él era mi presa.

¿Vampira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora