Capitulo 23: Aun no...

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–Gracias Brian–susurré para mí al ver asombrada lo que la bolsa contenía: dos dibujos. Uno de ellos era aquel que el mismo pinto de mi sentada en el acantilado. Había rogado por años pero jamás conseguí que me mostrara su trabajo y vaya que era hermoso, de cierta manera te hacía sentir como si estuvieras allí. Como si la pintura tuviese vida propia y allí estaba yo, con las imperfecciones que me hacían humana aún cuando no lo era.

El otro... el otro era de nosotros, casi parecía una fotografía. Ambos nos mirábamos de tal manera que no cabía duda de que nos amábamos...y lo hacíamos. Sonreí levemente, sin saber como debía sentirme al respecto. Al reverso de la pintura había una nota que casi pasa inapercibida de mi parte, esta ponía "Siempre será mi favorita", a pesar de que no estaba del todo segura, podría decir que la había escrito Brian.

Guardé ambos dibujos con sumo cuidado en uno de los lugares escondidos de el cuarto, allí estarían seguros. Tomé la daga aun con los guantes y la introduje en una pequeña bolsa de terciopelo negro para posteriormente guardarla dentro de mi chaqueta. En cuanto salí del cuarto puse de nuevo el cuadro, escondiéndolo, aunque me comenzaba a preguntar si de verdad servía hacerlo.

– Es hora de...irnos–quede anonadada, la sala era un asco. No había tomado demasiado alcohol pero sí que había vaciado mis reservas de sangre y no eran pocas. Apreté mis puños fuertemente mientras observaba como se tomaba la última bolsa–. Maldita sea ¡¡ALEX!!–grite con enojo, el susodicho soltó la bolsa sorprendido, derramando lo que quedaba de su contenido en el sillón. Casi sentía como se me clavaban las uñas en la piel – ¡Mierda, Alex! ¡¿Qué te sucede?!

–Ah hola K–contestó despreocupado provocando que mi enojo aumentara.

–Vámonos, ahora– me miro, tal vez sorprendido de que mi voz hubiera sonado tan dura y fría. Sus ojos ahora eran rojos, sedientos de sangre por qué si algo causaba el tomar sangre desenfrenadamente era más sed... y más fuerza.

...

–Camina–susurré mientras apretaba su brazo aún más fuerte, tironeando de el. Alex se limitaba a observar a cada uno de los humanos con un hambre notable, tenía que sacarlo antes de que hiciese una estupidez que nos metiera en problemas.

Casi lo metí a patadas al auto si, costo trabajo, por ello me apresuré a encender el auto y dirigirlo inmediatamente a la carretera. No podía llevar a Alex en ese estado al instituto, era un riesgo muy grande que no estaba dispuesta a correr. Estacione el auto entre la maleza y baje de el. Alex me miró, expectante.

–Esto no es el instituto.

–¿Enserio? No me di cuenta.

–Necesito. Ir. Al. Instituto. –dijo recalcando cada palabra.

–No. No te llevaré a que bebas la sangre de todos los alumnos.

–No lo haré, porfavooooor–suplico poniendo cara de cachorrito mojado, esto iba a ser más complicado de lo que había esperado. Supe, antes de que lo hiciera, que no aceptaría un no por respuesta y que intentaría llegar a la escuela con, o sin mi ayuda por lo que ya había descargado ambos celulares y el GPS, además de haber guardado las llaves del auto junto a mí daga.

-Sígueme, voy a cazar ya que agotaste mis reservas.

–Oh, estaban deliciosas–dijo sin arrepentimiento. Tensé la mandíbula, pero ya no me contuve y dirigí mi puño a su estómago con rapidez, después de todo, él se curaría en muy poco tiempo así que no escatime con la fuerza.

...

–Lo lamento–murmuró con la vista fija en el horizonte.

–¿Disculpa?

–Disculpa aceptada–contestó con una pequeña risa. Rodé los ojos–Keyla,–llamó de nuevo mi atención, le mire casi de reojo–lamento lo que pasó, no sé porque lo hice.

Sus ojos conectaron con los míos, había arrepentimiento allí. Del color rojo ya casi no quedaba nada y por ello decidí que era hora de volver. No sabía como enfrentaría las cosas allí pero no me importaba, tenía una sensación de que todo saldría bien, aunque ¿a qué precio?

El bolsillo de mi chaqueta comenzó a vibrar ligeramente, dirigí mi mano a ella esperando tomar el celular pero mis dedos tocaron una tela suave...el terciopelo. La daga. Saqué la bolsa cuidadosamente, a simple vista no había nada anormal en ella, pero si te fijabas en los detalles...la bolsa vibraba levemente y a través de ella, casi imperceptible, un brillo azul celeste con la silueta de la daga se traslucía.

Con cuidado de no tocarla, saqué la daga lo suficiente para verla y seguirla sosteniendo con la bolsa. Fruncí el ceño al ver que uno de los símbolos no estaba (porque a pesar de no saber el alfabeto de esa escritura me los había aprendido al derecho y al revés). Era el último el que faltaba, volteé la daga y la revise minuciosamente. Allí, justo en la punta estaba el símbolo, aunque parecía que lo hubiesen movido completamente, pues asemejaba una flecha.

–Tal vez sea como una brújula–di un pequeño salto, había olvidado que no me encontraba sola. Asentí en su dirección y comencé a dar una vuelta sobre mi eje, extendiendo mis brazos.

Entonces lo noté, Alex tenía razón, el brillo de la daga había disminuido por completo en un punto de la vuelta pero en el opuesto brilló intensamente.  Comencé a caminar hacia dónde me señalaba la daga con Alex siguiéndome en silencio aunque tenía la certeza de que se moría de la curiosidad.
No había caminado mucho cuando me di cuenta de a dónde me estaba guiando: el acantilado.

Aún no...

–¿Qué?– pregunté volviéndome hacia Alex

–¿De qué?

–Uh... nada, solo pensé que...

–Aún no es tiempo, regresa por donde viniste–expresó una voz provocándome escalofríos.

–¿Keyla? ¿Estas bien? Te has detenido en seco.

–¿Qué? Si...yo...eh...¿podemos irnos?–pregunte confundida, me miró sorprendido de que le preguntase, ni siquiera tenía idea de por qué lo había hecho.

–Eso creo... ¿quieres que conduzca?

Asentí con la cabeza y le di las llaves del auto y el GPS. La curiosidad y el temor me carcomían el cerebro. «Aún no» había dicho la voz. Aún no es el momento pero, por alguna razón, presentía que no faltaba demasiado para que lo fuera...y me aterraba el solo pensarlo.

...

Disculpen la tardanza, no tenía mucha inspiración pero bueno...gracias por leer

¿Vampira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora