Esta vez sí que la había liado, no sé en que me equivoque ni en qué momento fue pero lo había hecho en grande. Ya no importaba nada de lo que había tratado de ocultar.
Drake tenía razón con lo de las pruebas pero le hizo falta decirme que aquella que se había filtrado era el mismísimo retrato de mi. Parecía una broma pesada que yo misma me había jugado al volver a mi cabello e imagen de antes, la original.Muchas veces me había sentido perdida, sin saber qué hacer sin embargo, de alguna u otra manera, terminaba solucionando las cosas casi inmediatamente. Pero este no era el caso. Mi cerebro parecía no procesar la información, releía el problema pero no hallaba la solución. Lo único que atinó a pensar fue «huye». El único problema era que huir iba en contra de mis principios y además no estaba sola, Sean y Alex me habían ayudado a sus maneras y de alguna forma ya no quería estar sola...no de nuevo.
Tal vez no había salida de este problema...tal vez, simplemente, había llegado el momento de lo que fuera mi "destino", pero a pesar de tantos años no me sentía preparada, inclusive cuando no tenía ni la más mínima idea de lo que iba a ocurrir.
O tal vez debía simplemente asesinarlos...a pesar de que jamás lo había hecho antes.
...
-¡Somos los p***s dioses! ¡Carajo!
-Aún no me lo creo, después de todo lo logramos– en su rostro se formó una sonrisa sincera y victoriosa.
Al escucharlos hablando lo único que pude hacer fue esconderme y espiar. Jamás me arrepentiré de haberlo hecho, incluso cuando eso fue como leer la fecha de mi muerte.
Uno de ellos desenrolló una hoja que daba la apariencia de ser antiquísima, sin embargo, aquello no fue lo que llamó mi atención, si no lo que contenía aquel pedazo de lienzo. Un retrato...mi retrato. Ahogué un grito al tiempo que escondía mi boca tras mis manos, tratando de no proferir sonido alguno. Tal vez no hubiese importado: estaban tan eufóricos que no se preocuparon de esconderlo.
Examinaron las pinceladas a detalle.–La chica... –se miraron. Un brillo de astucia atravesó sus ojos.
–...está en esta escuela, Araz–completo. Una bombilla se encendió dentro de mi cabeza al escuchar el nombre «Araz y Aaron, los hermanos A» los que intentarían asesinarme.
–Aaron, tenemos que hacerlo hoy, no debemos dejar que escape como lo ha hecho todos estos años.
–Ojalá Drake estuviera aquí, a fin de cuentas...sin él no habríamos encontrado esto–mi cuerpo se tensó, la mandíbula tan apretada que tenía miedo de que mis dientes rechinasen. Lo lógico hubiese sido quedarme a escuchar pero estaba enfadada, mi mente se había nublado de enojo, de decepción. Si hay algo peor que la mentira es la traición...y Drake lo había hecho. Mis pies se movieron rápidamente con cautela, alejándome de allí, ojalá lo hubiera hecho más rápido para no tener que escuchar lo que dijo después–Tranquilo, estoy seguro de que Victoria lo está consintiendo, siempre lo ha hecho, después de todo, lo está enamorando.
...
Tal vez asesinarlos no era una mala idea.
Pero no lo hice. Una vez en mi habitación me cambie la ropa, las botas militares sustituyeron mis sandalias, un pantalón de mezclilla gruesa y oscura a mis bermudas blancas...al verme en el espejo me di cuenta de que parecía una asesina. Introduje con cuidado la daga en mi bota y una pistola en el interior de mi chaqueta. Recogí mi cabello con trenzas y tome una hoja blanca del cajón de Alex, sonreí al imaginar su cara al ver que había tocado sus cosas. Seguramente se enojaría conmigo...al menos hasta leer la carta.
Cuando termine de escribirla me aseguré de esconder lo escrito con un simple hechizo, solo Alex podría verlas. Hice lo mismo para Sean, del cual las últimas semanas me había distanciado, y aunque me dolía, era por su bien, parecía que por fin había encontrado a alguien con quien se sentía cómodo, alguien que no era yo. No podía quitarle eso, ya se había perdido muchas cosas por mi culpa, simplemente por haberme conocido. Sentí un nudo formandose en mi garganta, este era el adiós y ni siquiera podía despedirme como era debido, sabía que él querría ir a protegerme inmediatamente.
Tomé las llaves de mi auto y las introduje al bolsillo de mis jeans. Al hacerlo note una envoltura dentro del bolsillo. La tome sin prestar mucha atención y me dirigí al pequeño contenedor de basura. Cuando lancé la basura al bote me percaté de un pequeño brillo al fondo de este. Mi corazón dio un vuelco al saber que era. Suspiré.
–Por los buenos tiempos–murmuré y me incliné a sacar ese brillo. A pesar de los años aquel dije no se había deteriorado ni un poco. Lo colgué alrededor de mi cuello, finalmente, seguía siendo mi estrella.
POV Alex
Eran exactamente las cinco de la tarde. El entrenamiento de fútbol había terminado y, por las caras de fatiga de mis compañeros, podría decir que fue pesado. A veces extrañaba sentir ese cansancio, propio de ser mortal.
Camine hasta las duchas, siempre tardaba unos cinco minutos en ducharme pero esa vez tarde un poco más. Por alguna razón Keyla apareció en mi cabeza.
En poco tiempo, realmente muy poco, había logrado conocerla y ella a mí, era tan sencillo platicar con ella...me agradaba su compañía y por ello la había acomodado en mi habitación. Sin embargo me preocupaba la posibilidad de que ella me gustara como algo más que una amiga...porque era casi imposible que a ella le estuviese pasando lo mismo. Suspiré y salí de las duchas.No voy a negarlo, me emocionaba un poco la idea de llegar a la habitación y verla allí, incluso el loco pensamiento de una cita se atravesó...una cita de amigos no se puede negar ¿no?
Así que como idiota cayendo en el amor empecé a plantear las posibilidades de pedírselo. Y cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo supe que Keyla me gustaba. Su físico me había atraído en un principio, más aún cuando cambio de imagen, se veía natural...ella misma.
Pero después me di cuenta de que no solo me gustaba físicamente. Ella parecía sacada de una película de princesas, era pulcra y ordenada, sus modales y principios estaban marcados y, obviamente, eran distintos a los de esta época, aunque tenían matices de ella. Me gustaba el misterio que la rodeaba y que ella no necesitaba de nadie para luchar, era independiente a pesar de que a primera vista no lo aparentaba. Ella me gustaba.«Demonios Alex, estás realmente jodido» pensé antes de abrir la puerta.
–¿Keyla?– pregunte, la habitación se veía distinta, algo no cuadraba, eleve mis hombros e inhale, tratando de conseguir la fuerza necesaria, tal vez ella estaba en el baño–Keyla...yo...–rápido y conciso–quería saber si irías a una cita conmigo...–no hubo respuesta–como...amigos claro.
No hubo respuesta. Me acerqué a la puerta del baño y gire el picaporte, estaba abierta...y no había nadie dentro. Una sensación extraña se instaló en mi, algo malo tenía que haber pasado ya que ella había adoptado el hábito de estar todos los días aquí, exactamente a la misma hora, cosa que nunca entendí. Volví a la habitación y me senté en mi cama. Decidí que la esperaría allí, no me iba a acobardar. Así que gire para abrir el cajón de mi buró.
Pero me detuve antes de hacerlo pues sobre el mueble habían unas llaves que me parecían familiares y una hoja doblada debajo. Lo primero que pasó por mi mente fue «Keyla se ha ido»
Mi corazón parecía haberse contraído, me sentía mal, como si una enfermedad me hubiese golpeado. Apreté las llaves en mi mano derecha y me hice un ovillo. Estuve en posición fetal lamentándome unos diez minutos hasta que caí en cuenta que aquello no serviría de nada.
Decidido me puse de pie y salí de la habitación, tenía que decirle lo que sentía antes de que fuese demasiado tarde. Por que si dejaba pasar más tiempo lo seguro sería que jamás la volviese a ver.
...
Y...éste fue el penúltimo capítulo. Decidí que solo fuesen 29 así que el próximo será el final y después el epílogo.
En fin gracias por seguir leyendo :)
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¿Vampira?
Vampiros¿Alguna vez te has preguntado si los vampiros existen? Y si lo hacen, ¿por qué no hay pruebas verídicas? Yo tengo la respuesta en una sola palabra: existieron. Diría que esta es mi his...