9

734 112 14
                                    

El sonido de la alarma me despertó, sentía que no había dormido lo suficiente pero ya era tiempo de levantarse. Miré que Pardo dormía a mi lado y eso significaba que mi mamá no estaba en casa.

Me levanté pero él pareció inmutarse, Pardo también valoraba dormir más que nada en el mundo.

Abrí mi closet y saqué lo que me pondría, miré por la ventana y el sol yacía en un punto alto, parecía que era más tarde de lo que en realidad era, pero comenzaba a pensar que sólo era algo que comúnmente sucedía en lugares así.

Era hora de ducharse.

+++

Bajé las escaleras con rapidez, mi estómago me rogaba alimento. Escuchaba los pájaros cantar por los alrededores y se me hizo el sonido más bello del mundo, estaba emocionada, ¿así sería todas las mañanas? Podría acostumbrarme.

Encima de la isla se hallaba una nota de mi madre.

"Dejé desayuno listo, ¡mucha suerte hoy! nos vemos más tarde :)

-Con amor, mamá"

+++

Mi caminar era uno obviamente nervioso, el hecho de saber que todo cambiaría por las decisiones que hice ayer me estaba afectando.

Lo único bueno de todo este desastre era Rosé, quería pensar que aquello se trataba de una amistad sincera; y sonreí al pensarlo.

Llegando a la parada del autobús, Rosé me veía y saludaba, le devolví el saludo.

-Buenos días, ¿cómo te sientes?

-Debo ser totalmente sincera en una amistad ¿verdad? -ella asintió- Entonces.. Me siento bastante ansiosa.

-Descuida, todo estará bien -me dio una palmadas en la espalda- mientras nos tengamos la una a la otra.

-¡Viva el amor! Awww -Momo y Dahyun pasaban a un lado de nosotras- ¡Viva el amor enfermo! -las dos reían.

-No suelo ser agresiva físicamente pero con ellas.. -el autobús se acercaba.

-Te entiendo -me agarró el brazo- vamos.

Intentamos subirnos, pero no nos dejaban pasar, parecía que lo hacían a propósito.

Cuando por fin nos abrieron el paso, más bien, éramos las últimas en subir; buscamos asientos que no encontramos. Todos parecían "ocupados", porque en realidad, no nos dejaban sentarnos en ningún lado. Algunos se reían, otros nos decían algunos comentarios ofensivos y otros nos ignoraban, por supuesto que todo aquello era a propósito.

-Necesito que se sienten para poder arrancar -nos habló el chófer.

-No hay asientos -contestó Rosé.

-¿Cómo qué no? -el chófer estaba molesto- Siempre hay, ¡que se sienten!

-Pero no podemos -yo también comenzaba a molestarme.

-¡Que se sienten en el suelo! -gritó alguien.

-¡Sí! -dijeron algunos.

-No me importa donde se sienten -exclamó el chófer- pero no pueden ir de pie ¡siéntense! -nos miramos entre las dos, ¿era en serio?- ¡Que se sienten! -nos quedamos inmóviles, no podía creer lo que sucedía- Si no piensan sentarse -abrió la puerta- se pueden bajar.

Con el orgullo a tope, di unos pasos para hacerlo, no pensaba dejar que me humillaran. Pero Rosé me detuvo.

-Nos sentaremos -se agachó para acomodarse en el reducido pasillo, el chófer me miraba esperando que hiciera lo mismo así que tuve que repetir la acción de mi ahora amiga.

Ella ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora