De manera automática, el cuerpo de Jennie se paralizó. Imaginó miles de ideas, una más terrible que la otra, donde todo salía mal. ¿Y qué fue lo que hizo? Lo de siempre, esconderse.
Se refugió detrás de la única persona que no le temía en aquella habitación. Joy.
-Dime qué mierda haces en MI casa, Sooyoung -el hombre hablaba de forma déspota.
-¿Por qué actúan como si nadie supiera? -decía entre dientes, señal que demostraba su claro enojo.
-No eres recibida en esta casa -decía la madre.
-Me iré hasta que reciba lo que quiero.
Alejada de la conversación llena de un ambiente tenso, Jennie cerraba sus ojos; apretándolos con fuerza, deseando que todo acabara pronto o que un rayo la partiera en dos para poder irse de ahí lo más pronto posible. Pensó en Lisa, y las ganas enormes que tenía que atravesara la puerta de su casa y la salvara de aquel infierno. Pero era tonto pensar algo así, Jennie sabía que lo que menos quería era que Lisa se viera involucrada en la horrible vida que ella tenía. Y mucho menos esperaba que alguien la salvara, no podía desear ningún tipo de héroes; pero era bonito soñar lo contrario.
-¿Quién la dejo entrar? -el enojo de su padre y la poca paciencia que tenía, se estaban juntando hasta explotar.
El hombre miró a su esposa, que avergonzada bajó la mirada al suelo, removiéndose cualquier responsabilidad. Después miró a su hija, que continuaba cerrando sus ojos, imaginándose una vida menos horrenda. Y entonces supo a quién culpar.
-¡Tú!
Fue entonces que el hombre se abrió paso y empujó a Joy, tan fuerte que cayó al suelo. Pero ella no era su objetivo, si no la chica que abrió los ojos mirando como su propio padre se encimaba sobre ella.
La pobre chica también cayó al suelo, el peso de su padre era demasiado. Comenzó a quejarse por la falta de aire sin entender qué ocurría. La atmósera se tornaba densa y ardua de respirar, un dolor provenía de sí pero no supo identificarlo. Ardía.
Y lo entendió al ver las manos de su papá, rodeando su cuello.
Jennie pensó que si tenía suerte, aquel sería su último día.
No más preocupaciones, no más infierno.
-¡Déjala en paz! -la otra chica no podía permitirlo, entonces ella con todas sus fuerzas lo golpeaba.
Afortunadamente uno de sus dedos golpeó uno de los ojos del hombre, el cual al sentir semejante mal, soltó a su hija. Que en un gran y largo suspiro, abrazó el aire que entraba a sus pulmones.
El padre se puso de pie y bofeteó a Joy, arrancándole un pedazo de su labio debido al anillo en su dedo, misma acción que ocasionó que la sangre brotara de ahí.
-Me iré.. ¡me iré! Pero déjala tranquila -Joy se agachó para ayudar a su hermana.
A Jennie le dolía, le quemaba. Y fue tanto, que su cabeza también le cobraba cuentas.
-Esto es tu culpa -apuntaba a Joy- es SÚ culpa -le decía a su esposa.
Acto seguido, el hombre se fue. Como si nada hubiese pasado.
-Jennie.. Jennie mírame -la ayudaba a sentarse sobre el suelo- ¿estás bien? ¿Quieres que te..?
-¡Deja a mi hija! ¡Ya has hecho bastante! ¡Mira lo que hiciste! ¡La ahorcaste! -la mujer se inclinaba para fingir ayudar a su hija.
-¿Qué? ¿Por qué carajos dices eso?
-Vete de mi casa -miraba a su hija con semblante preocupado, se estaba metiendo bien al acto.
-Jennie..
La chica de cabellos castaños apenas podía recobrar el aliento, no quería ni decir una palabra. No quería más que llorar hasta el último respiro.
-Quiero que te vayas antes que llame a la policía y les diga lo que hiciste.
-¡¿Qué?! ¡Estás loca! ¡Yo no hice eso!
-¿A quién van a creerle?
-A Jennie, ella sabe muy bien quién..
-Ruby, ¿quién te hizo esto?
La castaña miró a Joy, sabía que la pelinegra esperaba que respondiera de manera sincera.
-Hija responde, ¿quién te hizo esto?
-Joy -contestó.
Al escuchar la respuesta de su hermana, Joy negó con la cabeza desaprobando aquellas palabras. Y con la cara llenísima de decepción pero también con un poco de miedo, se fue.
-Eso le dirás a todos, ¿entendiste, Ruby? Si no, sabes lo que sucederá -la amenazaba- dime que entendiste.
-Lo.. entiendo -la mujer sonreía y se puso de pie.
Siguió el mismo camino de su esposo, dejando a la castaña tirada en el suelo.
De repente, todo lo que había sucedido en la última media hora la golpeó fríamente. Sus ojos se sintieron húmedos, las lágrimas enunciaban su salida. Se odió en un instante, por lo que era, por dejarse manipular y por vivir aquella vida. Deseó no existir y deseó que algún día Joy la pudiese perdonar.
Pero el miedo la tenía invadida desde que era niña, y el mismo miedo hacía con ella todo lo que quería. Joy tenía una madre que la quería, tenía aquella libertad y valentía para ser quien quisiera. Jennie no tenía nada de eso. Solo una fachada que sus mismos padres movían a su antojo.
La única persona que la cuidó de la furia de su padre era su hermana, que ahora se encontraba lejos de ella, hundida en la locura por los muchos años de violencia.
Jennie no tenía quien la salvara. Pero eso no importaba, porque en el fondo ella sentía que lo merecía.
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Ella ~
Fanfiction¿Ustedes que le harían a la chica bully de su instituto para que pare de bullear? Sin duda, tendrían muchas ideas al respecto. ¿Saben lo que yo hice? La besé.