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Estaban en la puerta del local, la gente iba y venía y Taeil destilaba el dulce aroma a almendras que volvía loco al alfa, Johnny gruñía sin parar, manos aferradas a la cintura del omega y rostro completamente oculto en la curvatura de su cuello, sus inhalaciones eran exageradas y Taeil sentía sus piernas temblar, no de miedo (ya que aquello si podía controlar) peor aún, era puro y genuino deseo.

-Johnny, por favor... Estamos en la calle.

-No me importa.

-Pe- pero a mí sí. Suéltame.

-No.

-¡Que me sueltes te digo!

-¡Que no!

En realidad Taeil no hacía mucho esfuerzo por zafarse del agarre y el alfa no lo estaba forzando pero no tenía la voluntad suficiente para alejarse, el pecho del hombre estaba tibio y vibraba con un suave ritmo en particular que se acoplaba al suyo.

-No deberías estar aquí, tu aroma es...- inhaló - es exquisito, cualquier alfa se sentiría atraído por ti.

-Ajá, si... Mi aroma, mi maldito aroma a omega... Bien, debo irme y agradecería que me soltaras en este momento - Sentenció molesto. Si había algo que le molestaba era que solo lo vieran por su posición en la jerarquía, siempre atraía alfas que solo pensaban en su aroma y en acoplarse, nunca encontró a alguien que quisiera conocerlo, saber de él o incluso quererlo, odiaba su naturaleza omega y todas esas cosas del destino. No, él no quería que el destino lo forzara a unirse a alguien, él quería que llegar a la persona que se enamoré de él, de su personalidad y de su alma sin importar si era alfa, omega, beta o una berenjena. Él quería amor de verdad pero eso, nadie lo entendía.

Johnny no entendió, cuando estaba por decir algo escuchó pequeñas vocecitas detrás suyo y con pesar se fue separando del cuerpo de Taeil que no perdió oportunidad para entrar a la cafetería y escabullirse en el sector de la cocina.

-¡Hey, pequeños revoltosos! ¿Cómo están? - saludó enérgicamente luego de sentirse decepcionado por el reciente abandono del omega. Se puso de cuclillas para recibir al par de cachorros que llegaba corriendo a saludarlo, un poco más atrás venia SiCheng con un enorme bolso y Yuta jugando con la niña.

-Buenas tardes, Johnny ¿Ese era Taeil? ¿Acaso sucedió algo? - inquirió algo preocupado.

-Hola SiCheng, Yuta... No es nada, no te preocupes - restó importancia, pero ni él mismo podía convencerse de eso, Taeil estaba entrando en su celo y su lobo, que sintió por primera vez la cautivante esencia del omega, aullaba por acompañar a su pareja, pero Johnny en si estaba preocupado por él, se veía realmente cabreado y temía haber hecho algo para alejarlo aún más, Taeil era un hombre hermoso como ninguno al que hubiera visto antes, su belleza superaba incluso al género femenino por mucho y su actitud de "te puedes ir al carajo" era sencillamente maravillosa. Lo quería, y su lobo también. - ¿Están listos?

-Emm, Johnny - Yuta habló seriamente. - Estoy poniendo en tus manos la seguridad de toda mi familia, ellos son lo que más amo sobre la faz de la tierra...

-Lo sé, hombre - rió golpeando con un puño el hombro del otro.

-Sí, bueno, solo que no está de más advertirte que si algo les pasa voy a cortar tus pelotas y entregárselas a Taeil para que haga un pastel con ellas ¿comprendes?

El alfa se carcajeó, pero estaba fascinado por la crudeza de las palabras que usaba, prácticamente no parecían provenir de un prestigioso docente aclamado dentro del ámbito infantil, pero entendía que cuando se trataba de defender a su familia no había títulos que valiera.

-Los cuidare con mi vida, Yuta. Lo prometo - golpeó amistosamente el hombro del alfa y dio una última mirada hacia dentro del local "Volveré por ti luego, mi dulce príncipe" pensó mientras guardaba en su mente la vista del hombre que lo estaba enloqueciendo.

No puedo ser tu omega || YuWin MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora