No puedo ser tu omega || YuWin MPREG

1.

Cuando SiCheng se levantó esa mañana sintió el calor de tres cuerpos junto a él, abrazándolo, con las piernas sobre la suya y acurrucados en su pecho perfectamente ordenados en hileras. Sonrió ante la sensación de incomodidad y las contracturas en su cuello, pronto tendría que tomar esas sesiones que le había ofrecido el fisioterapeuta para descontracturarlo por las noches de sueño frustradas por esos tres cachorros.

Se puso de pie lentamente tratando de no mecer la cama para evitar que se despertarán y se dirigió al baño, mojó su cara y sonrió ante la imagen desgastada que el espejo le devolvía, bolsas bajo los ojos y la piel opaca por la falta de descanso. Sonrió porque ya no había nada que hacer, sonrió porque él había hecho sus apuestas contra la vida y había perdido como el más fracasado ludópata, porque había aceptado a su verdugo y todo lo que conllevaba su condena, pero también había logrado arrancar un buen motín de todo eso y ahora ese pequeño tesoro lo miraba con tres pares de ojos miel, completamente dulces y más poderosos que cualquier cosa.

- Buen día mis pequeños ¿ya han despertado? - giro mirando el reloj empotrado en su pared - pero si apenas son las nueve, vuelvan a la cama, les pondré caricaturas mientras papá prepara café.

Los pequeños cachorros saltaron a la cama doble de SiCheng ansiosos lanzado suaves gruñidos de felicidad mientras su padre sintonizaba el canal infantil.

- Tranquilos, no deben saltar en la cama o pueden caer y harán llorar a YuQi.

Los lindos especímenes lobunos que SiCheng tenía por hijos eran unos hermosos lobos disfrazados de inocentes corderitos, con cada salto sobre el colchón de resortes cambiaban de forma intercalando entre la humana y la animal, aullaban indiscriminadamente y eso lo hacían desde que habían podido acceder a su cambio, aproximadamente hace dos años.

[El primero en cambiar fue YangYang en su precoz desarrollo siempre adelantado, a la par le siguió Xiaojun que al ver la prodigiosa forma animal de su hermano no pudo quedarse atrás y para con YuQi todo había sido accidental, durante una fuerte discusión que había presenciado entre sus padres como método de autodefensa su animal interior se liberó, los ojos SiCheng se llenaron de lágrimas al ver a su pequeña niña con la peluda cola entre sus piernas y la cabeza en extrema sumisión] Ese fue el detonante de todo. Ese fue el momento en el que el omega decidió que el estilo de vida que estaba llevando con su alfa no era viable si quería criar cachorros sanos y felices.

Agitó el azúcar al fondo de la taza y bebió el café entre suspiros que buscaban liberar su cansancio acumulado por meses.

- Niños, pronto vendrá tío Kun a quedarse con ustedes, ¿creen que pueden esperar? YangYang, podrías cuidar de tus hermanos.

- Claro que si papi - asintió el cachorro adoptando su forma humana y el brillo de responsabilidad en sus ojos. "Alfa" pensó SiCheng y sintió su piel crisparse - ve tranquilo y trae pasteles al volver - la característica sonrisa se pronunció en los labios de su pequeño y le devolvió la tranquilidad.

Beso la frente de cada uno y los arropó mientras tenían la mirada perdida en la pantalla. Se aseguró de llamar a Kun una vez más antes de partir. "Estoy a unas cuadras, no te preocupes" le había respondido el mayor y SiCheng se sintió un poco más tranquilo de dejar a sus cachorros. Confiaba con su vida en el único amigo que se había mostrado comprensivo ante su decisión de abandonar a "su" alfa.

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Abandonar a tu alfa era considerado una deshonra para el omega. Toda su familia le había dado la espalda sin considerar el infierno que vivía junto al imponente lobo ni a sus tres cachorros. Pues bien, ya no era momento de pensar en aquello. Finalmente SiCheng reunió las fuerzas necesarias para dejar al sujeto y la marca de su cuello no había tardado en desaparecer lo que significaba que Lucas ya había marcado a alguien más como él suponía, pero aún no había dejado de darle problemas sólo porque si. El lobo de SiCheng, al contrario de lo que había imaginado, estaba feliz de ya no estar bajo el dominio del salvaje animal con el que había estado emparejado.