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Dio muchas vueltas por los lugares obvios buscando a Fluke. Estaba enojado y sobre todo preocupado. Recibió el mensaje de Ohm diciéndole la ubicación de su amigo. Manejó rápidamente hacia el pequeño bar. Encontró a su amigo siendo acorralado por un chico pequeño quien lo besaba por el cuello insistentemente. Su amigo no hacía más que beber de su cerveza, su enojo se apoderó de todo su cuerpo y corrió hasta donde ambos estaban. Fluke lo vio con sus ojos llenos de confusión y lo que estaba seguro era tristeza, pero eso no detuvo el grito que venía guardando por horas.

— ¿Con Isla? ¿Me estas jodiendo Fluke?
—Prem…
—No puedo creer que estés en un lugar como este con un idiota como ese.
—Yo…
— ¡Eres un imbécil!

*****

Ohm conducía nerviosamente, mientras él le indicaba donde debía girar. Se encontraban camino a un bar que no había tenido la oportunidad de conocer. No entendía nada de lo que pasaba y podía jurar por el rostro de su líder que él no sabía mucho más. Entraron apresuradamente en el pequeño lugar, escuchaba los gritos de Prem dirigidos a un arrepentido castaño. Se acercaron abriéndose paso entre la multitud de ojos curiosos. Boun sintió algo de culpa por no estar para él cuándo lo llamó.

— ¡Eres un imbécil!
—Prem, yo.
—Me importa una jodida mierda. — Prem gritaba incluso más que antes—. ¿Quieres que te recuerde toda la mierda de hace unos años? Esa maldita nota de voz me alegra que a pesar de lo borracho que estás tuvieras dos dedos de frente.
—Princesas, vamos a fuera. — se había acercado para sacarlos de su burbuja.
—Piérdete si no quieres que te joda tu bonito rostro. —Prem amenazó al joven que se hallaba pegado a su amigo, con un tono de voz que casi hace que el mismo saliera tras el pequeño—. Vamos.

El joven de cabello negro caminaba de un lado a otro sumamente enojado, habían decidido quedarse al margen. Sacó una botella y se la vació en la cara al castaño. Jamás había visto al rayo de sol enojado de esa manera, estaba rojo del enojo y no entendía como alguien podía enojarlo hasta el punto de mojarlo y gritarle en público. Se quedaron en silencio, sacó su teléfono y la voz de su amigo se escuchó venir desde la pequeña bocina.

“Prem. Dios, Prem. No puedo pensar, necesito ayuda, él volvió. Me llamó en la tarde justo después de despertar. Su voz, Prem, no puedo con esto. Sálvame.”

Todos quedaron helados, su voz, reflejaba un dolor indescriptible. Prem seguía en la misma posición asesinando a su amigo con una mirada fría. Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, se mezclaban con el agua que ya estaba en su fino rostro. Los labios de Prem temblaban, sus ojos lentamente se llenaron de lágrimas. Pudo notar como luchaba para que no se escaparan. Tuvo que apretar su puño para no acercarse y abrazar a su amigo, algo que recordaba de Prem era que siempre trataba de no llorar. Se tragaba sus problemas y dolor a pesar de apoyar a todos a su alrededor, él no era de los que hacían sus pensamientos algo público.

No te equivocaste - Dos vidas perfectas - BounPremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora