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El cuerpo le dolía terriblemente por culpa de dormirse recostado en la escalera de emergencia a causa de hablar con sus amigos toda la noche. Tomó sus cosas y como pudo llegó a su apartamento para encontrarse a su abuelita dormida y a su enfermera llegando tarde. Se dio una ducha rápida tratando de no mojar de ninguna forma su brazo y se vistió con lo primero que encontró. Guardó sus dulces de regalo y cuando Sarah llegó él pudo irse sin miedo. Se tardó en tomar un taxi, olvidó por completo que su automóvil seguía en el parqueo del restaurante. Al llegar al restaurante se encontró con Fluke; bolsas debajo de unos hinchados ojos, piel pálida, rostro preocupado, entrecejo fruncido, mordeduras de labio inferior a causa del estrés y sobre todo sus ojos hacerse agua cuando hicieron contacto visual. Corrió hacia él haciendo que se abrazaran por un largo momento.

— ¡Estaba tan preocupado!
—Pero ayer te dije que estaba bien.
—Prem, me preocupo. — se abrazaron fuertemente—. ¿Cómo estás?
—No duele tanto como esperaba.
—Me haré cargo de los gastos para que no tengas ninguna cicatriz.
—No seas tonto Fluke, no necesito eso. — Sonrió ampliamente—. Tal vez así me vea más malo.
Fluke dejó escapar una risa. — ¿Con esas mejillas?

Pellizcó las mejillas de Prem por unos segundos hasta que este se quejó. Ambos trabajaron con normalidad y lo único distinto en el día fue que Cristie no llegó a su turno, en su lugar, estaba su reemplazo. Llegó la hora de almuerzo y agradecieron que les tocaba juntos.

— ¿Pasó algo con Cristie? — Fluke masticaba un emparedado.
—Se supone hablaríamos hoy. — contestó al tiempo que daba un trago a su bebida de lima-limón carbonatada—. Dice que se va en una semana.
Silencio.
—Estaré bien.
— ¿Seguro que lo estás?
—Es lo que me repito constantemente Fluke.
— ¿Qué sucede? — realmente estaba preocupado por su amigo—. Siento que has estado triste últimamente.
—Fluke, no quiero hablar esto contigo.
— ¿Disculpa?

Prem había tenido una iluminación innecesaria por dormir en las escaleras. Fluke debía saber lo de Cristie ¿lo sabía? Todo ello explicaría porque siempre tomaba sus turnos para limpiar la cocina. Estaba molesto, pero no quería comprobarlo antes de escuchar lo que Cristie tenía que decirle. Sacó ello de su mente, Fluke era su mejor amigo y esperaba que no le mintiera. El chico alto ya se sentía mal por lo de su brazo, no quería agregarle más sal a la herida. Al terminar el día recibió una llamada, Cristie le comentó que iría a traerlo a su casa. Agradeció poder llevar su automóvil a casa.

Entró en su casa y saludó a su abuelita que se encontraba sentada en el sillón. Pocas veces dejaba su silla de ruedas, pero el sillón se había vuelto su forma de sentirse con cambio de aires. Se dio una ducha rápida y cambió de ropa para sentirse fresco, al salir su Baba le pidió que se sentara delante de ella.

— ¿Ocurre algo Baba?
—Tengo algo para ti sol mío. — dijo con una de sus sonrisas amables—. Dame la mano.
Estiró su mano, contraria a la que tenía la marca de quemadura. No quería que su abuela la viera por accidente. Sintió como algo era colocado en su muñeca. — Sí, el rojo es tu color definitivamente.
—Me encanta. — dice a momento en que la mira sonreír, la pulsera es bastante casera y realmente la ama—. Me encanta.

Cristie marca una llamada y deja que aparezca como perdida, así es como le avisa a Prem que se encuentra en la parte de abajo, esperándolo para su ya necesaria charla.

No te equivocaste - Dos vidas perfectas - BounPremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora