Este verano era muy diferente al de los años anteriores, no sólo porque el calor había aumentado a grados que mi joven cuerpo apenas podía soportar; también significaba que era mi último verano con Betty.
Nos conocimos por primera vez en clase de estadística, ella era la más lista y linda de la clase, y por grandes azares del destino me tocó compartir un proyecto en conjunto con ella. Con el proyecto sobre nosotros, tuve más tiempo para conocerla y darme cuenta de que no solo era linda y muy brillante, además era simpática y tenía un sentido del humor mucho mejor que el mío debo admitir.
Todo ese año pasó con la prisa de un parpadeo, provocando que de un momento a otro nos convirtiéramos en muy buenos amigos; así continuamos hasta el último año de preparatoria donde cada quién tomaría su propio camino.
Yo había optado por estudiar en la universidad del pueblo, no era muy grande o prestigiosa, pero tenía todo lo necesario para titularme como un buen abogado. Pero Betty tenía planes muy distintos a los míos.
—Me ofrecieron una beca completa para estudiar finanzas —dijo ella con cierta mirada decaída— ¿Hago bien en tomarla Armando?
— ¡Claro que sí! —respondí de inmediato— te mereces esa beca más que nadie Betty, eres supremamente brillante.
— ¿Supremamente? —inquirió confundida antes de echarse a reír.
—Tú me entiendes —reí nervioso— yo solo digo que es una excelente oportunidad para tu formación, estoy seguro de que llegarás muy lejos.
Y entonces la miré sonreír una vez más, se llevaba dos mechones de cabello detrás de las orejas y sus mejillas se teñían de un rojo que amaba ver.
—Gracias por confiar en mí —respondió.
Asentí dibujando con mis labios una sonrisa —siempre confiaré en ti.
No podía negar mis sentimientos hacía ella; comenzaron tan naturales que de un instante a otro me sentía perdidamente enamorado de ella, de sus ojos enorme que se enchinaban en la más grande sonrisa, o de su sentido del humor que me provocaba intensas carcajadas.
—Te veo más tarde Armando, quedé con las chicas de ir a la fuente de sodas —mencionó de pronto. Yo había dejado de escucharla un momento, abstrayéndome nuevamente en esos ojos marrones.
—Está bien Betty, Cuídate —No lo pensé mucho y besé su mejilla. Me sentí apenado de inmediato.
Ella se sobresaltó en un primer momento; tomó su mejilla con una de sus manos y bajo su rostro ocultando lo que pensé que era un sonrojo —hasta luego —respondió antes de subirse a la bicicleta.
Fue hasta que parecía un pequeño punto en la acera de la calle, que me llevé las manos a la cara en absoluta vergüenza — ¡Qué rayos hiciste Armando! —Me reproché en voz alta.
— ¿Y qué hiciste? —preguntó una voz que reconocía muy bien.
—Cállese Mario —bufé girando hacía el.
Mario tenía toda la pinta de ser el mejor en el equipo de futbol de la preparatoria, el favorito de muchas, pero menos de mi Betty; ella lo odiaba y por mucho, sin embargo, trataba de soportarlo cuando estaba conmigo. Yo me encontraba en medio de su conflicto, ya que una de sus amigas había salido con Mario unos meses atrás y las cosas no terminaron muy bien, orillando a Betty a detestarlo.
—Yo solo venía a saludar —Se excusó rápidamente.
—Yo sé, yo sé —Reaccioné molesto— es solo que la besé.
— ¿A Betty? —preguntó con sorpresa— ¡Bien hecho hermano!, tanto tiempo que lleva enamorado de ella y al fin se le hizo —Golpeó mi hombro en medio de risas.
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Betty la fea: One Shot
FanficHistorias cortas y universos alternos de la novela Yo soy Betty, la fea.