Habían transcurrido tan solo un par de semanas desde nuestra reconciliación, y no podría sentirme más feliz de lo que estaba ahora.
Sé que tomé la mejor decisión, porque desde ese momento pude sentirme en paz. Pese a las dudas, Armando se había dispuesto en aclarar una por una; con sus acciones y en medio de conversaciones interminables.
Nos dejamos totalmente al descubierto, lo cual fue perfecto para sanar todas las heridas que llevábamos cargando. Todo ello me llevo a redescubrir esa faceta tierna y dispuesta amar que Armando guardaba con cierto recelo, pero que de alguna manera logró ser expuesta ante mí.
Y que más decir sobre el amor que desbordaba por él, pues ahora me sentía con la plena libertad de decirle al mundo que lo amaba, sin esconder aquellos sentimientos o mantener oculto en las sombras como hacía tiempo lo había hecho. Mi corazón ahora desbordaba una paz que apenas cabía en mi pecho, y unas ansias de ver a Armando entrar por la puerta de mi oficina como cada mañana lo hace.
Aún me cuesta un poco asimilar que viene a verme a mí con esa sonrisa cautivante y besa mis labios dejando su dulce sensación en ellos. Me ruborizó ante si encantadora presencia, y los nervios se apoderan de mi en una forma algo torpe, pero que al pareciera encantarle, pues lo veo sonreírme y mírame con un brillo tan único que las palabras no alcanzarían a explicarlo.
∆
Esa tarde salimos a comer a un restaurante al que él solía ir, pese a mi inseguridad no protesté cuando hizo la sugerencia; quizás por tratar de demostrar a mí que podía vencer aquellos incómodos recuerdos que de vez en cuando me hacían sentir inferior. Sin embargo, Armando tomó mi mano en todo momento, lo hizo de manera decisiva y al hacerlo me demostraba su apoyo y compañía, me demostraba esa seguridad de tenerme a su lado.
Nos sentamos cerca de una ventana que daba directo al área libre del restaurante y un mesero enseguida se acercó a nosotros para entregarnos las cartas.
—¿Qué te parece el lugar? —preguntó viéndome a los ojos.
—Es muy lindo, me gusta que sea tranquilo —respondí observando a mi alrededor.
El olor a roble y los acabados en madera guardaban una esencia hogareña que me hacía estar en paz.
—Me alegra que le guste —me sonrió — pero espere a probar la comida y verá que el ambiente no es solo el único encanto de este lugar.
Le sonreí antes de bajar mi mirada al menú de platillos que desconocía, los leí un par de veces, pero mi expresión terminó delatándome ante Armando quien me miraba con una peculiar extrañeza, esperando seguramente a que yo dijera algo.
—No sé muy bien que elegir —respondí alzando mi vista— ¿tienes alguna recomendación para mí?
Si había algo que me encantaba de estar a su lado, era su trato hacia mí cuando me sentía insegura; pues se tomaba su tiempo y me explicaba complacido. Me otorgaba la seguridad que necesitaba.
Por ello comenzó a recomendarme algunos platillos que el mismo había probado y que le fascinaba del lugar; pero mientras él hablaba de pastas, noté como un par de mujeres se acercaban a nuestra mesa, eran delgadas y de rostros lindos, me parecía haber reconocido a una de ellas.
— ¿Armando? —preguntaron con asombro, girando hacia el— ¡que rico verte! —agregó aquella que me parecía conocida y besó a Armando en la mejilla.
Yo me limité a sonreír incomoda, mientras que Armando me miraba con nervio e incomodad. —Hola —respondió con simpleza
—¿Qué haces por acá?, nos enteramos de que rompiste tu relación con Marcela.
—Si así fue —respondió firme, como si quisiera recuperar seguridad— vine a comer con Beatriz, mi novia.
Honestamente, me sentía invisible hasta el momento que escuche mi nombre salir de sus labios; luego de ello alcanzó una de mis manos y apretó fuerte, de tal forma que me sentí más segura, como si en el simple acto me estuviera dando mi lugar como su novia.
—Ay hola, mucho gusto —se giraron a verme y pude notar como sus rostros habían pasado de un semblante de coquetería a uno ruborizado seguramente por la vergüenza en la que habían quedado el par de mujeres
Solo les sonreí.
—¿Y cuándo se conocieron? —preguntó una de ellas, tratando de mediar aquella incómoda situación.
—Hace mucho —respondió Armando— de hecho, debes recordarla Dariana, era mi asistente y ahora no solo es mi novia, sino también la presidente de Ecomoda.
Era seguro en lo que decía, y podía notar el orgullo desbordarse en su tono de voz. Detalle que me hacía sentir mucho mejor.
Ambas se miraron, con asombro y pude notar como aquella mujer que Armando nombró buscaba algún lugar donde colocar su rostro de evidente incomodidad; luego así pude recordar que era una de esas modelos que solían burlarse de mí cuando aún era asistente de Armando. Es entonces que comprendí porque su inusual comportamiento, lo cual me pareció un tanto gracioso
—Pues felicidades, Armando —dijo la otra modelo— a ustedes —se corrigió ella misma y nos sonrió a ambos— esperamos que nos consideren para su próxima colección.
Atinó a decir fijando su vista en mi esta vez, yo me limité a mirarla con calma antes de responderle —bueno eso es trabajo de don Hugo, y yo no me meto en su trabajo, así que tendrían que hablar con él. Lo cual no veo imposible, las dos son muy bonitas.
—Gracias, nosotras hablaremos con el —dijo Dariana tomando la batuta de la conversación— nos retiramos.
Y lo hicieron de inmediato, mientras Dariana tiraba discretamente de su amiga hacia mesas más atrás de nosotros. Yo volteé a ver a Armando, quien me sonreía como si se burlara de la situación.
— ¿Tú también viste eso? —le pregunté una vez que la distancia fue prudente.
—Por supuesto —su sonrisa se relajó un poco— y es por eso por lo que debía dejarles en claro que eres mi novia.
—Por un momento me sentí muy incómoda con su presencia —baje mi rostro por instinto y suspire con cierto nervio al recordar los primeros instantes cuando ellas aparecieron— quizás por lo bonitas que eran o porque me hicieron sentir como si no existiera; pero el que me dieras un lugar ante ellas significó mucho.
—Betty —susurró tomando mi mano— mereces tu lugar, mereces que el mundo te valore por tus cualidades, yo solo soy un afortunado de poder compartir tu vida conmigo y por eso, por el gran amor y orgullo que tengo, no me cansaré de darte todo lo que mereces.
—Te amo —respondí con el alma cristalizada en lágrimas por sus palabras— y me haces tan feliz, que prometo hacerte feliz de la misma manera.
—Ya lo haces —agregó fijando esos ojos oscuros sobre mí.
Mi respiración se detuvo un segundo cuando sentí su cercanía sobre mí, con su otra mano libre tomó mi mentón para acercar mis labios a los suyos. Y así, en medio de promesas, nos besamos una vez más.
(ㆁωㆁ)
Hello hello
Hace un mes que no subo nada, pero entre finales y falta de inspiración la productividad se fue hacía otra dimensión. Sin embargo estoy tratando de reactivarme tanto aquí como en ig.
Tengo esperanzas de subirles otros os's que tengo pendientes. Realmente me hace feliz volver a escribir :)
Por ahora, ¿Qué les pareció este OS? 。◕‿◕。
Nos leemos pronto ♡
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Betty la fea: One Shot
FanficHistorias cortas y universos alternos de la novela Yo soy Betty, la fea.