Perdón

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George llevaba un buen rato sin regresar del baño y el ambiente está incómodo.

—Necesito tomar un poco de aire —avisó Drena levantándose de la mesa.

Fue de puerta en puerta esperando que una de esas fuera el baño. Hasta que escuchó su llanto.

—George ¿estás aquí?

—Vete.

—No me voy a ir sin ti.

—¿Por qué? ¿Quieres reírte de mí y decirme lo patético que soy? Pues adelante, no me importa.

—Yo no quiero hacer nada de eso. Solo quiero cerciorarme de que todo está bien.

—¡Pues no lo está! ...Nunca lo está.

—Ábreme la puerta... por favor.

George se cubre el rostro con su antebrazo y le abre la puerta.

—No me mires, soy un desastre.

—A mí me gustan los desastres.

—No es gracioso, Dream.

—No estaba bromeando. No es necesario que cubras tu rostro, te ves hermoso aún cuando lloras, aunque me duele un poco verte así. ¿Quieres un abrazo?

—No, gracias.

Sin importarle nada, Dream lo abraza. Sabe que George es demasiado orgulloso para pedir un poco afecto y él tiene mucho amor para dar aun cuando no se lo piden.

—¿Tus padres siempre hablan así de ti?

—Normalmente solo me comparaban con mi hermana, pero desde que desaprobé varias materias su odio hacia mí se ha incrementado. Siento que nada de lo que haga los tendrá satisfechos, siempre habrá algo en mí y me lo recordarán. Así qué importa si arruino mi vida, de todas formas me odiarán.

—No digas eso. Estoy seguro que te aman en el fondo.

—No es cierto. Las personas que te aman no te recuerdan todos los días lo insuficiente que eres.

—Tú eres más que suficiente, George.

—Eso lo dices porque me amas.

—Sí, George, te amo.

—Yo también te amo, Dream.

George jala de la corbata de Dream y lo acerca hacia él sintiendo su respiración tan cerca de él. Juega un poco con la corbata mientras no deja de mirar los ojos de Dream con deseo hasta que el nudo de la corbata se deshace.

—¿Qué ha...

Antes de que Dream pueda terminar su frase, George corta con la distancia entre sus labios y lo besa desesperadamente como si la vida fuera a acabarse.

—Quiero que me hagas tuyo ahora mismo —le susurró George en su oído.

—¿Aquí? Nuestros padres podrían...

—Cierra tu boca. Esta noche voy a ser tuyo.

George va desabotonando su propia camisa. No le importa nada. Quiere perder completamente el razonamiento y embriagarse con su propia estupidez. Sabe que no es correcto lo que hace, pero ¿en verdad algo lo era? A la vista de sus padres hasta respirar estaba mal.

Las manos de Dream están sobre su cintura y siente cosquillas ante su tacto. Esa es de las pocas veces que sonríe sincero. Se siente tan liviano que no le importa que el suelo está frío. No le importa nada.

—George ¿estás seguro de esto?

—Nunca he estado tan seguro de algo. Fóllame tan fuerte que pueda olvidar todo.

Las manos de Dream están temblorosas y aunque había deseado tomar a George varias veces ahora no quiere. No porque ya no lo ame, sino porque lo ama tanto que sabe que no es correcto.

—No puedo, George, lo siento.

—Por favor, Dream.

—Esto no está bien. Voy a regresar al comedor.

Dream se acomodó la ropa y el cabello antes de salir, y dejó a George solo sentado en el baño.

—¿Por qué tardaste tanto? —le preguntó la madre de George queriendo examinarlo.

—Me perdí. La casa es muy grande y hermosa.

—¿De casualidad has visto a George? Hace rato que se ha ido y no vuelve.

—No, no lo he visto.

—Lo siento por los inconvenientes, pero debo buscar a mi hijo.

La madre de George los dejó solos y la siguió el padre del mismo.

—¿Nos vas a decir la verdad? —le preguntó su madre a Dream.

—Pues...

———————

—¿Cómo que no está? ¡George, si no apareces en este instante estás castigado!

—No creo que esté aquí. ¿Ya has llamado a la universidad?

—Estoy segura que está aquí. Ese chiquillo no se puede haber escapado. Iré a despedirme de las visitas.

Dream le había escrito a George, pero sus mensajes no llegaban. ¿De verdad se había escapado?

—Lo siento por los inconvenientes —les dijo la madre de George guiándolos hasta la salida—. Espero que podamos reencontrarnos otra vez.

—Fue muy linda la cena. Muchas gracias a ustedes.

La familia de Dream salió de la casa y subieron al auto a excepción de Dream.

—Dream ¿qué pasa?

—Iré a buscar a George.

—¿Sabes dónde está?

—No, pero haré lo posible para encontrarlo.

—Ve con cuidado y avísanos cualquier cosa. Nosotros también lo estaremos buscando.

—Gracias, papá. Los quiero.

Dream fue por toda la ciudad buscando y preguntando por George. Era como si de un segundo a otro hubiera desaparecido de la faz de la Tierra. No podía haber ido muy lejos, no había pasado mucho tiempo desde que lo vio.

—¡George! —gritaba por las calles sin importarle que la gente creyera que estaba loco—. ¡George, soy Dream!

—¿Dream? ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

—¡George!

Dream corrió a abrazarlo. George parecía confundido como si no supiera que acababa de escapar de casa.

—Me alegro que estés bien.

—¿Por qué estás llorando?

—No te encontraba. No lo vuelvas a hacer de nuevo. Estaba muy preocupado. Todos estábamos preocupados.

—Eso no es cierto —dijo George con tristeza en su voz—. Seguro a mis padres no les importó. Seguro hasta estaban felices de que me hubiera ido.

—No digas eso.

—Sabes que es verdad. No me mientas, Dream.

—¿Quieres quedarte en mi casa en lo que queda del fin de semana?

—No quiero ser una molestia.

—Eres más que bienvenido en mi casa. Les avisaré a mis padres que te encontré, ellos también te estaban buscando.

—Eres muy afortunado, Dream.

—Supongo que lo soy.

aRe YoU sAtIsFiEd¿ (Dreamnotfound)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora