• TRÌ-DEUG

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SAIGHEAD BOIREANNACH
XII. Entre telas e invitaciones.
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Tras unos días de haber llegado a la campiña escocesa, Marlenne se había dado cuenta de varias cosas mientras simulaba estar al corriente de todo. No era fácil mantenerse cuerda mientras intentaba fingir que sabía lo que estaba haciendo y eso requería de un esfuerzo magnánimo.

Los días en el campamento transcurrían con bastante que hacer. Marlenne desde aquel día de caza, se convirtió en la cazadora oficial del grupo casi por votación popular, Caitlin y Grace expresaron abiertamente la felicidad que sintieron por los conejos y las liebres conseguidas por la irlandesa. Blaire por su parte lo agradeció en silencio, no se le hacía fácil dejar de lado su orgullo.

El hecho de vivir en un grupo de mujeres le gustaba, le hacía sentir cómoda; de una u otra forma sentía como si estuviera en su casa, en Irlanda junto a sus hermanas. Estar lejos de ellas era lo más difícil, mantenerse en la incertidumbre del mañana, de no saber qué era lo que sucedería, dónde se encontraría. Se había empezado a cuestionar si realmente había sido favorable haber salido de casa para terminar de esta forma, no era para nada la finalidad que salió persiguiendo. Finalmente no había conseguido nada, estaba lejos de su casa, no había ganado el premio del concurso y ahora se encontraba perdida en una especie de dimensión desconocida.

—Marlenne...

La joven de rizos castaños se removió entre las colchas y poco a poco abrió los ojos al percibir los suaves movimientos que la remecían. Era Grace quien aguardaba por verla más o menos despierta.

Mhm...

—Despierta, desayunaremos todas juntas, iremos a la ciudad—comentó con emoción tal que su voz lo transmitía de manera casi palpable—. ¡Vamos, levántate! ¡No te vuelvas a dormir o será Blaire quien vendrá por ti!

Se talló los ojos con las manos y bostezó en reiteradas ocasiones, se hallaba durmiendo profundamente cuando se perturbó su sueño, no obstante, no quería que Blaire fuera a buscarla molesta por no salir de la cama, jamás le costó levantarse temprano, pero el frío de las mañanas en las tierras altas calaba en lo profundo de los huesos. Se vistió con rapidez y encima del vestido se colocó todos los tapados de lana y chaquetas que encontró, pues podía sentir el frío colarse a través de las paredes.

—Buenos días—les saludó—, huele muy bien.

—Lo que pasa es que Caitlin tiene un sazón de los dioses— respondió Blaire, consiguiendo que Marlenne se sorprendiera porque la mujer respondiera a su comentario cuando solía pasar de ella o contestar secamente.

Agradada por tan buen inicio de día se sentó junto a ellas al calor del brasero, el sol iluminaba entre los árboles y el torrente de agua cristalina resonaba generando una atmósfera muy contenedora. Grace también estaba contenta, al fin Blaire estaba aceptando Marlenne al parecer y eso le causaba felicidad, detestaba cuando el ambiente a su alrededor estaba tenso o cortándose con lo más fino.

Saighead Boireannach |James Fraser, Outlander|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora