• SIA

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«SAIGHEAD BOIREANNACH»
VI. La chica de arco y flechas
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Aquella mañana Marlenne despertó sobresaltada, había soñado con Adela y no eran visiones gratas ni alentadoras, la veía llorando y sumamente alterada, notaba que no era precisamente debido a su huída de casa. Era debido a lo que estaba sucediendo entre ella y Isaac Thompson. 

Despertó sudando frío debido a la pesadilla, el corazón a mil y las ideas revueltas trayendo recuerdos y diluyéndolos a su vez. Observó el reloj que había en la pared, este marcaba las siete de la mañana, la competencia no era hasta las dos de la tarde por lo que tenía tiempo para comer y también para conocer antes el lugar al que había sido citada; el bosque de Reeling Glen a las afueras del pueblo  estaba a unos cuarenta minutos del centro si iba caminando, al parecer era un sitio alejado de la policía y de los curiosos que pudieran entrometer sus narices.

Decidió vestirse con una camisa blanca, unos pantalones negros que había comprado en el mercado de Down, un cinturón y un abrigo color verde esmeralda. Asumía que debía vestirse lo menos femenina posible; aquello también la incomodaba un poco, pues no debía porqué dejar lo que era con tal de encajar, sin embargo no quería hacer un lío demás en su mente; se calzó las botas largas de cuero color marrón oscuro y el morral a juego. 

Salió de la alcoba, asegurándose de dejar cerrada la habitación. No desconfiaba del sitio, sólo que no podía darse el lujo de perder alguna de sus pocas posesiones que había llevado con ella. Debido a su estadía, le correspondía el desayuno cada mañana pues venía incluido en el precio por el alojamiento; su estómago rugía por lo que no podía dejar pasar la oportunidad de darse un respiro antes de encaminarse a conocer más de lo que Inverness tenía para entregar. 

—Buenos días—saludó a una muchacha de cabello castaño claro, tez marcada por los vapores de la cocina, ya que en sus mejillas se notaba un tono sonrosado, sus ojos azules mostraban juventud y alegría—, quisiera pedir el desayuno—murmuró con algo de timidez, pues esperaba hallar a Martha observándola con prejuicio. 

—¡Hola!— correspondió la joven. Marlenne notó que había una niña muy similar a ella sentada en un banco con barandas, a un costado de la barra de a cocina—, te atiendo de inmediato. 

—No te preocupes—respondió Marlenne sentándose en un taburete alto que le hacía quedar con los pies colgando, pero a la altura de la encimera. Le sonrió a la niña y esta le hizo gracias por sus manos y sus ojos. 

—Es una niña sociable—acotó la joven quien en ese instante colocaba un individual tejido a mano, un tazón, cubiertos y un canasto con bollería de muchos tipos. 

Saighead Boireannach |James Fraser, Outlander|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora