En 1870, Marlenne Fitzgerald conoce muy bien los pros y contras de provenir de una familia en donde sólo hay mujeres.
Uno de los beneficios es que cada una de ellas conoce el poder que lleva dentro, pueden sacar a relucir las capacidades que poseen...
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SAIGHEAD BOIREANNACH XXIV. Aprendiendo a vivir con el dolor. _____________________________
— «...Mi madre me dijo
que algún día comprarégaleras con buenos remosy navegaría a costas lejanas.
De pie en la proa guío un noble barco conrumbo firme hacia el puerto Derrotando a muchos enemigos Derrotando a muchos enemigos.
Mi madre me dijo
que algún día comprarégaleras con buenos remosque navegarían a costas lejanas.
De pie en la proa
navego este noble barcocon rumbo firme al puertoderrotando a muchos enemigosderrotando a muchos enemigos ...»
Los ojos de Heidrun estaban repletos de añoranza, observaba el océano junto a la pequeña barcaza de fresno blanco, esta tenía al medio un mástil de tamaño mediano, la proa estaba decorada con la figura tallada de una serpiente.
Entonó aquella melodía y observaba el mar, como si estuviese mirando algo más allá de este mundo, algo que no fuera terrenal.
—Esa es una bella canción ¿es de tu cultura? —preguntó Marlenne.
—Sí —murmuró limpiando una lágrima que descendió por su mejilla —, habla de aventura, de desafíos.
Marlenne y el resto de las chicas se encontraban disfrutando de una cálida tarde en el mar, bañarse entre las olas era uno de los placeres más vigorizantes, sentir el oleaje calmado azotar el cuerpo flotante se sentía relajante. La irlandesa salió del agua con las vestiduras empapadas, todavía no tenía la confianza de algunas de las mujeres quienes eran capaces de hacerlo desnudas. Se estrujó el exceso de agua de la ropa y del cabello y se acomodó en la arena junto a la otra joven mientras se envolvía en una toalla.
—Observas el mar como si esperaras que alguien regrese—dijo al final, percibiendo la melancolía.
Marlenne era muy buena para leer a las personas, más bien dicho, para leer su silencio entre medio de una conversación.
—Extraño mucho a mi familia, solamente que ellos no volverán, hace falta que yo muera para que volvamos a vernos en los grandes salones.