Capítulo 13

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🌙 Aullidos de Amor 🌙

Capítulo 13

Hinata se despertó de manera brusca y se sentó sintiendo que su corazón latía fuertemente contra su pecho. Su respiración era jadeante mientras observaba el lugar sin saber muy bien adónde estaba.

El ruido de la leña quemarse hizo que mirara fijamente la chimenea y el fuego dorado. Parpadeó al recordar dónde estaba. En la cabaña.

Estiró la mano a la mesita de café que tenía cerca y palmeó su celular para ver la hora. Eran recién las 1 de la madrugada. Ella gimió mientras dejaba el teléfono y volvía a acostarse con la espalda sobre el colchón y parpadeó mientras observa el techo. Las sombras jugaban por toda la habitación gracias al fuego que crepitaba lentamente.

Después que los muchachos se fueron junto con Naruto ella ya no supo qué hacer. Recordaba perfectamente como Naruto le dijo que lo llamara si necesitaba cualquier cosa. Por un momento pensó que hablaba de sexo con su mirada intensa y su cuerpo casi sobre el de ella. Pero lo descartó cuando siguió hablando sobre la casa. Había terminado cenando temprano y antes de las 23 ya estaba en la cama lista para dormir.

Ahora el sueño parecía haber desaparecido de ella.

Intentó recordar lo que le había molestado, pero no se escuchaba nada más que la leña siendo consumida. Se puso de costado para ver el fuego y sus ojos fueron a la ventana cerrada. Los paneles de seguridad estaban cerrados y sólo podía ver el brillo del vidrio y el metal oscuro.  Intentó dormir cerrando los ojos, pero la siesta que había tomado estaba pasando factura...

El gemido suave de madera le hizo abrir los ojos de golpe.

Miró hacia el techo de madera al pensar que el ruido había llegado desde allí y su corazón comenzó a latir un poco más duro.

Hinata quiso taparse con las frazadas, pero ya no era una niña. Se quedó quieta, casi sin respirar mientras miraba el techo de madera. Se mordió el labio, nerviosa cuando se escuchó otro quejido. Retuvo el aliento mientras estiraba lentamente su mano hacia la mesa de luz, dónde había dejado su celular. Sus dedos tocaron la madera, pero el aparato estaba lejos de su alcance.

Ahogó un quejido cuando se escuchó otro ruido y ella lo reconoció como un pisada en el piso de arriba.

¿Tal vez un animal se había metido en el segundo piso?

Su corazón golpeó en su tórax mientras buscaba frenéticamente el aparato cuando otra pisada se escuchó cerca de la escalera.

Naruto había puesto una buena puerta entre el segundo piso y la sala, pero ella estaba asustada de todos modos.

Su cuerpo ya estaba temblando cuando al fin alcanzó al celular. Vió algo borroso cuando lo prendió, ya que la luz del teléfono estaba muy subida. Con dedos temblorosos lo desbloqueo y le bajó la intensidad. Pero se quedó quieta.

¿Qué diría Naruto si lo llamaba y resulta que era una maldita ardilla la que estaba en el segundo piso?

Ella no podría vivir con la humillación.

Hinata bajó las piernas de la cama mientras se sentaba y se sacó las ropas de cama mientras se ponía las pantuflas que había llevado.

Se seguía sintiendo nerviosa, pero ya no era una niña para quedarse quieta mientras animales rodeaban la cabaña que había sido de su abuelo. Observó la habitación y notó el atizador que estaba al lado de la chimenea, se levantó y procuró no hacer mucho ruido. Su corazón golpeó más fuerte cuando escuchó el ruido de uñas por el piso de la segunda planta.

Hinata tomó el atizador de hierro con una mano mientras mantenía su celular con la otra, pero un ruido la hizo saltar casi tirando las dos cosas.

Un golpe.

Miró hacia la escalera que llevaba al segundo piso y se quedó con el corazón suspendido mientras esperaba otra cosa.

O la ardilla tomaba esteroides o era otra cosa, decidió ya que el golpe había sido duro.

Sin saber por qué ella comenzó a caminar hacia la escalera, con el atizador listo para golpear a lo que sea que podría estar por allí. Pero se detuvo a unos pocos pasos de los primeros escalones y sintió que su corazón saldría por su boca con el ruido que provino desde el exterior.

Un aullido, lastimero y largo.

Flashes de imágenes se precipitaron por su cabeza...

Hocico grande, con enormes dientes...

Dedos largos con peligrosas uñas...

Gruñidos tenebrosos...

Hinata saltó y soltó el atizador cuando escuchó ese mismo gruñido. Jadeó sin poder evitarlo cuando otro aullido se escuchó y actuó por instinto.

Corrió al baño y se encerró en el pequeño lugar. Su cuerpo temblaba y se pegó a la puerta cuando algo golpeó más duro en la puerta del segundo piso.

— Dios... No puede ser...— murmuró mientras apretaba sus manos en una plegaria silenciosa.

Allí se dió cuenta que mantenía el teléfono entre sus manos y lo desbloqueo otra vez. Sus dedos temblaban mientras ponía su pin y luego entraba al menú. Estaba tan nerviosa que tuvo que revisar varias veces para encontrar la lista de contactos. Puso el nombre de Naruto y saltó su número.  Ella ya no temía pasar vergüenza si lo llamaba. Tocó la tecla para llamarlo y se llevó el teléfono a la oreja.

— ¡Joder! Joder, joder, no..— murmuró mientras él teléfono ni siquiera llamaba.

Miró la pantalla y volvió a maldecir cuando notó que no podía hacer llamadas al no tener la cobertura.

Tenía que salir si quería hacer cualquier cosa.

Hinata se quedó quieta y pegó la oreja a la puerta mientras escuchaba. Los ruidos se habían detenido de nuevo y estaba pensando si tenía que salir o quedarse allí toda la noche. Miró alrededor del pequeño baño y no tenía mucho. Sólo el inodoro y una pequeña bañera. Ni siquiera había dejado una toalla para taparse si quería dormir en el suelo. Tampoco tenía mucho espacio para hacerlo.

Hinata se movió hacia el inodoro y se sentó en la tapa mientras pensaba qué hacer. Ella creyó que estaba lista para pasar la noche en la casa de su abuelo, pero no estaba tan segura. Tampoco quería rendirse, ella no se iría sin pelear. Decidió que a la mañana se compraría una escopeta o arma para alejar a los animales salvajes y pondría unas trampas para mantenerlos alejados.

Miró el teléfono, aún con el nombre de Naruto burlándose de ella. Aunque no conocía al hombre, y tenía una clase de obsesión con su voz y su masculinidad, también se sentía segura con él, hasta con los muchachos que trabajaba para él. Había dormido muy bien en su siesta. Pero ahora, sola en la cabaña y de noche, se sentía vulnerable. Tampoco tenía luz, aunque Naruto le aseguró que para el lunes estaría listo ya que varios de sus muchachos se irían el fin de semana a una fiesta de un pueblo cercano.

Hinata terminó sacando el número de Naruto de la pantalla. No lo llamaría, decidió cuando no escuchó nada más. Pero tampoco se animó a salir del baño.

Si decidía quedarse allí, sería una larga noche...

Si decidía quedarse allí, sería una larga noche

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Continuará...

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