Hinata vuelve a la propiedad de su abuelo cuando se entera que le ha dejado la hermosa casa del bosque. Cuando era pequeña había tenido una mala experiencia allí, pero está convencida que sólo había sido su imaginación de niña jugando con su conscie...
Naruto se quedó quieto cuando la loba se levantó y caminó agitando esa larga cola hacia la cocina. Él estaba algo extrañado y quiso seguirla, pero ella volvió la cabeza y le gruñó. Su cuerpo se tensó y le respondió con un gruñido profundo. Naruto observó como sus ojos demostraban hastío, pero se volvió a él antes de llegar a la puerta de la cocina.
Él podía entender palabras mientras estaba en su otra forma, también podía comprender lo que sus machos querían decir cuando gruñían. Pero aún no podía entender mucho a Hinata. Ella hizo un suave gruñido cuando se sentó en sus cuartos traseros.
Desgraciadamente, él no entendía muy bien, su calor le quitaba las pocas neuronas que podría tener funcionando. Era puro instinto, así que no le prestó atención mientras olfateaba hacia ella, buscando ese olor característico que lo llevaría a calmar un poco a su lobo. Le gruñó suavemente cuando lo sintió, ese olor almizclado y dulce, acercándose a ella con pasos medidos.
Hinata lo empujó con el rostro cuando quiso correr con su hocico su larga cola y sentir ese dulce sabor con su lengua. Volvió a gruñir, pidiéndole que lo dejara estar, y levanto una de sus patas para apartar su cara de la de él. Pero ella se levantó y alejó su parte trasera de él y le gruñó más fuerte. Observó su postura tensa y sus dientes descubiertos, entendiendo que ella tal vez no estaba preparada para unirse en esa forma aún.
Soltó un leve gemido lastimero, su lobo quería, intentando convencerla. Hinata hizo un ruido profundo de enojo y lo empujó cuando se acercó lo suficiente. Ella se levantó en sus patas traseras y lo empujó con sus extremidades superiores. Aunque ellos caminaban en cuatro patas, las que eran sus manos en su forma humana, tenía los dedos más largos que un lobo normal. Si su lado humano estaba lo suficientemente cerca de la superficie, ellos hasta podían caminar en dos patas.
Él volvió a gruñir, pero cuando quiso insistir, la puerta de la cocina se abrió. Su cabeza giró hacia esa dirección y su hocico se abrió asombrado.
Había un hombre de largos cabellos castaños hasta los muslos, su piel bronceada y ojos grises. Naruto gruñó al ver que no tenía nada encima, pero él se tapaba su entrepierna con un plato de plástico color blanco. Lo enfrentó, por si era una amenaza para Hinata. Olfateo y sólo se sintió más confuso.
— Aléjate de ella—, dijo el humano con una voz profunda, rasposa, cómo si no lo hubiera usado en mucho tiempo —. No te follaras a mi sobrina como una perra—, gruñó mostrando colmillos más largos.
Naruto dejó ir a su lobo, más por la sorpresa que por otra cosa. Cuando fue totalmente humano, levantó la cabeza, viendo al hombre en la misma posición.
—¿Neji?
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