Capítulo 3

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🌙 Aullidos de Amor 🌙

🌙 Aullidos de Amor 🌙

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Capítulo 3

Hinata era muy consciente de su aspecto mientras hablaba con el señor Uzumaki sobre lo que quería de la casa. A penas había entrado en la oficina se había sentido muy cohibida por su apariencia. No había podido evitar apreciar el físico del hombre.

Era el pecado andante.

Su cabello rubio era corto y puntiagudo, acentuando sus facciones fuertes y bronceadas. Sus ojos eran algo alargados, con un exótico color zafiro intenso y casi brillante. También estaba su alta estatura, y anchas formas. El hombre debía trabajar muy duro para tener ese cuerpo delgado y musculoso. Y, además de ser tan atractivo, tenía una sonrisa que transmitía confianza y tranquilidad.

Un hombre carismático y trabajador.

Hinata se encontraba riendo cada vez más con su humor alegre y su mirada tranquila. Ella se sintió muy a gusto con él. Además que era un caballero. Naruto se encargó de darle café y unos bocadillos, se preocupó por su forma de moverse por la ciudad y por el tiempo que se mantendría en el pueblo. Él mismo insistió en llevarla al hostal del pueblo para que encontrará una habitación por unos días.

Ella no pudo evitarlo. Miró su dedo anular buscando un anillo, pero no tenía ni siquiera la marca de alguno. Le parecía muy extraño que un hombre como él, se mantuviera aún en el "mercado" por decirlo de alguna forma. Si él fuera de la ciudad, tendría miles de mujeres para elegir, pero tal vez en el pueblo no había muchas o alguna que lo hubiera atrapado. O tal vez, simplemente no creía en el matrimonio y tenía una mujer que la esperaba en casa.

Hubo momentos donde le llamó algunas acciones de él, como cuando su rostro se volvía algo serio cuando él muchacho más joven volvía a la oficina y la miraba fijamente. Hinata no había podido evitar escuchar las palabras crudas del joven cuando había entrado y en cierta forma se sentía algo incómoda por la forma en la que la miraba. Al parecer, el señor Naruto se daba cuenta porque siempre buscaba una escusa para que él saliera y dejará de verla. Ella agradecía eso.

— Entonces, ¿le parece bien que vaya con los muchachos hoy a ver la propiedad? Tendría que valorar los daños para darle un estimado del precio y el tiempo que podríamos tardar.

Hinata asintió mientras tomaba lo último del delicioso café que le habían traído, sintiéndose un poco más ella misma.

— Si, si no tiene otro trabajo. Me gustaría empezar lo más pronto posible. Sé que va a tardar un tiempo.

— No se preocupe por eso—, la tranquilizó con rapidez y una sonrisa—, somos varios hombres ansiosos por trabajar. En esta época no hay mucho para hacer en nuestro trabajo.

—¿Cree que las lluvias atrasen mucho el trabajo? No había contemplado eso—, se preocupó un poco.

— En lo más mínimo, tenemos buenos genes y no nos enfermamos con facilidad.

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