Capítulo 16

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🌙 Aullidos de Amor 🌙

Capítulo 16

Hinata se rió mientras observaba la expresión llena de desconcierto de Naruto. Él alzó ambas manos, las palmas a su dirección y le sonrió.

— Debería bajar esa arma si quiere su cabaña terminada en algún momento.

Hinata acercó su ojos a la mira de la escopeta y apretó más el arma contra su hombro, parándose con el pie izquierdo más flexionado y el derecho firme de apoyo.

—¿Sigue creyendo que me veo graciosa con una?— le preguntó.

Aún estaba algo enojada con él, Naruto en un principio no quiso decirle dónde vendían armas y trampas. Ella se había ofendido cuando él sugirió que se terminaría lastimando ella misma. No lo había hecho mucho, pero su buelo le había enseñado a disparar una escopeta. Él siempre había dicho que las mujeres de su familia necesitaban saber defenderse. Y aunque Hanabi era la loca del tiro al blanco, ella sabía manejar el arma.

—¿Y bien?— preguntó cuando el rubio se mantuvo en silencio.

Naruto la observó, de pies a cabeza, parecía más bien ver si estaba haciendo las cosas bien. Su dedo índice nado sobre el seguro de la escopeta, aunque no estaba cargada.

— Se ve sexy.

Hinata parpadeó y abrió la boca sin creer lo que él había dicho. Su rostro se sonrojó, más cuando él no mostró indicios de sentirse incómodo por decir esas cosas.

—¿Disculpe?

Naruto se encogió un hombro, aún con las manos levantadas.

— ¿Qué quiere que diga? Me está apuntando con una escopeta.

Hinata frunció el ceño y luego se rió a carcajadas, bajando el arma y relajándose. Ella negó con la cabeza mientras Naruto también sonreía y bajaba las manos.

Luego de una pequeña discusión, donde Hinata le explicó que si no se lo decía él, ella lo conseguiría de todos modos, convenció a Naruto para que le dijera la dirección del negocio. Él insistió en llevarla en su camioneta y ayudarla a colocar las trampas esa misma tarde. Ella lo aceptó, así que habían terminado en el negocio de caza del pueblo.

En cierto momento, un hombre se acercó a Naruto para preguntarle un par de cosas y ella aprovechó para seguir viendo sin tener la enorme sombra del hombre tras ella. Pensó que sería divertido demostrarle que estaba confundido con su idea de mujer de ciudad.

Hinata acomodó la escopeta como le había enseñado su buelo mientras Naruto se acercaba. Ella no pudo más que asombrarse cuando él se movió más rápido de lo que ella podía reaccionar y le sacó el arma de un tirón.

El movió la escotilla comprobando que no tenía municiones y la miró con la culata de la escopeta sobre el hombro, en posición relajada.

—No son para jugar—, habló con suavidad, pero Hinata lo sintió como un regaño.

Apretó los dientes y se lo mostró.

— No estoy jugando, sé usar una. Deme—, le exigió extendiendo la mano, pero Naruto dió un paso más lejos de ella.

— Tch, tch—, negó con la cabeza.

Hinata frunció el ceño.

— Entonces compraré otra—, le contestó encogiéndose un hombro y volviendo a la repisa donde estaba el amable hombre mayor que le había atendido y prestado la escopeta.

— Jhon no le vendas un arma.

Hinata se detuvo de golpe, asombrada por el tono duro y de mando que lanzó Naruto al hombre. Ella observó a Jhon abrir la boca con la misma emoción, pero también se encogió un poco. Eso despertó más su enojo.

Se volvió, los puños apretados y furiosa con el rubio.

— No puede decirle que no me venda—, casi gruñó de lo enojada que estaba.

Naruto parecía relajado aún con la escopeta en las manos y la observó con una ceja alzada.

— Si, si recuerda que me debe un par de cosas.

Hinata frunció el ceño y miró al vendedor, este había bajado la mirada y parecía muy interesado de repente en las municiones que había sacado. Ella tenía ganas de discutir con Naruto, él simplemente no podía decidir si ella se compraba o no un arma. Pero respiró profundamente y decidió volver en otro momento, o si era necesario, manejar hasta el próximo pueblo donde no estaría el metido de Naruto. Ella no quería meter en problemas al hombre que parecía muy amable.

Hinata caminó hasta el mostrador y le sonrió cuando Jhon le miró con culpa.

— Está bien, de todos modos no la sentí muy adecuada para mí—. Hinata le dió una mirada filosa a Naruto sobre su hombro y luego volvió a sonreír al de pelo blanco—. Me llevaré las trampas, lo que sí.

Jhon relajó su cuerpo visiblemente y asintió.

— Claro que sí, señorita.

Hinata golpeó suavemente sus uñas en el mostrador de cristal mientras intentaba bajar su temperamento. Ella simplemente no podía creer que Naruto, un hombre que apenas conocía, le intentará... No. Le prohibiera comprar algo que sólo ella podía decidir. Se mordió el labio cuando lo sintió a su lado y vió de reojo que dejaba la escopeta sobre el mostrador, apoyando sus dos grandes manos sobre el arma.

— En algún momento lo entenderá—, dijo suavemente.

Hinata se crispó, y volvió lentamente la cabeza hacia su dirección. Ella entrecerro los ojos y no prestó atención al hormigueo que creció en su vientre al tenerlo tan cerca, con sus zafiros sobre ella con un sentimiento que no llegó a comprender. Se cruzó de brazos y se volvió hacia él, apoyando su cadera contra el mostrador.

—¿Por qué no me lo explica?

La mirada de Naruto recorrió su rostro, ella no pudo leerlo. Odiaba eso.

Él abrió la boca, pero pareció pensarlo mejor y la cerró. Ella notó como sus ojos se oscurecían, pero cuando parpadeó volvió a los zafiros.

—Hay animales salvajes que pueden sobrevivir a un disparo. Más si no tiene buena puntería. Los animales enojados son peligrosos y más si los hieren.

Hinata lo quedó mirando fijamente, el miedo se asomó por ella, pero lo bajó rápidamente. Ella seguía enojada.

—No conozco muchos animales de bosque que sobrevivan a un disparo de escopeta—, le contestó alzando una ceja.

Ella notó como un músculo de su mandíbula se apretaba mientras sus ojos se entrecerraban. Él se aclaró la garganta unos segundos después, aunque su voz salió profunda de todos modos.

— No creo que quiera conocerlos, señorita Hyūga.

— No creo que quiera conocerlos, señorita Hyūga

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Continuará...

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