Capitulo 30

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🌙 Aullidos de Amor 🌙

Capitulo 30

Naruto intentó mantener la calma...

Él lo intentaba muy duro, mientras Hinata besaba su boca con voracidad y se mecía sobre él como si fuera una maldita sirena del sexo. No quiso mover sus brazos al sentir las afiladas uñas de ella clavadas en sus bíceps. Le ardía como el infierno, pero no la culpaba. Ella aún no sabía controlarse.

Gimió cuando ella arranco sus uñas de uno de sus brazos e hizo un puño en la sábana y la arrancó de su cuerpo, dejándola completamente desnuda sobre él.

—Hinata..— quiso hablarle cuando ella separó sus bocas.

Una mirada a su rostro y notó que no era completamente ella. Sus ojos se habían oscurecido, advirtiéndole que la loba estaba muy cerca de la superficie. Hinata le mostró los dientes y él se mantuvo quieto al ver los largos colmillos sobresalir de su labio inferior.

Ella fue fuerte y rápida cuando tomó su camiseta y la rajó con sus manos.

Él parpadeó, algo asombrado por su ferosidad. Aprovechó que había dejado sus brazos, para mover sus manos a las caderas femeninas, intentando detener ese movimiento que lo estaba haciendo templar e imposible pensar. Pero Hinata volvió a cerrar sus delgados dedos en sus muñecas y subió sus manos sobre su cabeza.

No pudo evitarlo.

Le gruñó, profundo y amenazante.

Usó su fuerza para invertir los papeles y volver a quedar arriba de ella. Encerró las manos femeninas con una de las suyas y le volvió a gruñir cerca del rostro. La respiración de Hinata era agitada, sus pechos se apretaban contra su tórax y él gimió suavemente cuando ella levantó las caderas y apretó su centro contra su polla dura.

— Follame— le gruñó ella.

—Tenemos que hablar— le gruñó él, intentando ser el reacional en esa situación.

Él se sorprendió cuando ella giró su rostro, exponiendo su cuello de cisne blanco y gimió suavemente, moviéndose contra su cadera.

Naruto apretó los dientes, su lobo aulló. La señal de sumisión hizo que su polla se pusiera tan dura que podría haber roto el pavimento con él. Tembló entero, sus buenas intensiones pendiendo de un hilo fino. Su piel reventó en piel de gallina, sudor corriendo por su espalda mientras su polla se apretaba inconscientemente contra ella.

Su boca bajó a su cuello lentamente, mantuvo el peso de su cuerpo con los codos, aún teniendo las peligrosas garras sobre la cabeza de Hinata. Su nariz tocó la piel y aspiró profundamente, gimiendo bajo al sentir su almizcle fuerte y dulce. Su lengua fue lo siguiente, probando su piel suave. Hinata se estremeció bajo él e hizo otro gemido quedo.

Eso fue todo para él.

Su calor había empezado y había podido mantenerlo bajo raya porque Hinata había estado mal. Pero verla deseosa por él, sentirla, olerla y probarla lo rompió por completo.

La soltó mientras se sentaba sobre sus talones, agarró sus pantorrillas y las subió y abrió al mismo tiempo. Se movió hacia atrás rápidamente, tanto que cayó de rodillas al suelo, pero no le importó. Esa posición lo dejó justo donde quería estar. Bajó su boca codiciosa sobre el coño mojado de Hinata y comenzó a prepararla.

Ella estaba muy mojada, y él gimió mientras probaba sus jugos con su lengua. Sostuvo la cadera femenina quieta con una mano, mientras usaba la otra para romper su pantalón chantal. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que ya no contaba con ropa, ya que había roto la primera cuando se transformó con Hinata y ahora la segunda cuando ella lo atacó sobre la cama.

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