Hinata vuelve a la propiedad de su abuelo cuando se entera que le ha dejado la hermosa casa del bosque. Cuando era pequeña había tenido una mala experiencia allí, pero está convencida que sólo había sido su imaginación de niña jugando con su conscie...
Naruto se dejó caer sobre el asiento de su escritorio, apoyando la taza de chocolate caliente sobre este y suspiró.
Lo peor del calor había pasado, y poco a poco las cosas volvían a la normalidad...
Pero no era así para él.
Desde la llegada de Tenten a la cabaña de Hinata, está no le permitía estar cerca de ella. Lo acusó de abusar de la ignorancia de Hinata sobre el apareamiento y querer traicionar la confianza que ella le había dado inconsciente. Su temperamento tuvo que ser retenido por Kiba, el alfa de la manada cercana, a la cual pertenecía la hembra. Nunca olvidaría como Hinata había apartado la mirada cuando la llamó para decirle qué esa jamás había sido su intención.
Su lobo gimoteo en su interior, ambos se sentían solitarios al intentar permanecer alejados de Hinata. Él no podía hacerlo, y no le importó pasar algunas noches cerca del terreno de Hinata. Verla a la distancia había sido mejor que no hacerlo. Pero se mantuvo a una distancia prudencial, los instintos de Hinata estaban más desarrollados al haber sido transformada recientemente, su loba más cerca de la superficie y algo salvaje. Y tampoco podía olvidar a la otra hembra que se había convertido en su sombra.
Él sabía que las hembras salían antes de que llegarán sus machos para terminar las reparaciones, y volvían cuando ellos ya no estaban. Tenten se encargó de mantenerla alejada de todos, y no estaba totalmente seguro de que podría seguir con ese plan. Cada día que pasaba sentía una necesidad que no podía ser negada. No sólo su cuerpo quería a Hinata, también extrañaba sus extrañas conversaciones y como sus ojos de luna se encendían cada vez que discutía con él.
Naruto miró la taza sobre su escritorio, sintiendo que su estómago se apretaba y cualquier necesidad de alimento voló lejos de él. Hacía días que no estaba comiendo bien, y no le gustaba hacia dónde estaba yendo eso. Desgraciadamente, sabía la razón. Lo peor de todo, es que no podía hacer nada para cambiarlo.
Si sólo fuera por él, no tendría miedo de ir hacia Hinata y estar con ella, por más que en un arranque de ira ella podría matarlo. Sabía que su muerte valdría la pena si podía estar con ella un poco más. Pero no era sólo él. Sabía que Hinata nunca se perdonaría si llegaba a dañarlo de alguna manera, y estaba intentando ser fuerte por ambos. Aunque costaba mucho.
Tomó la taza y se levantó de su asiento con un suspiro. Tiró el líquido en el lavamanos, lavó la taza y se preparó para salir a caminar por el pueblo. Necesitaba distraerse por unas horas... hasta que pudiera rondar por el terreno de Hinata sin miedo que cualquiera de las hembras lo notarán.
Cerró su chamarra mientras salía del local, cerrando con llave y miró la calle oscura alumbrada por las pocas luces de los postes de la calle. La noche estaba algo fría, pero él no prestó atención al viento helado y escondió sus manos en sus vaqueros y comenzó a caminar sin un rumbo fijo.
Notó a la gente yendo y viniendo, algunos tenían bolsas de comprás y lo saludaban al pasar. Naruto saludo a cada persona sin rostro, sus pensamientos lejanos de allí, sólo teniendo un par de ojos luna en su cerebro, sonrisas sensuales y un ceño fruncido que deseaba ver más que cualquier otra cosa. Tan distraído estaba, que no se percató que lo llamaban hasta que unos pequeños dedos se cerraron en su brazo.
Él se tensó antes de voltear para ver a la mujer que lo había detenido, por un latido, creyó que podía ser Hinata, pero su olfato lo descartó al próximo latido. Él forzó una sonrisa cuando vio a Sara, la niña estaba abrigada hasta la cabeza, pero el podía ver el leve sonrojo en su rostro pálido cuando le sonrió.
— Creí que lo habías olvidado —, dijo ella en forma de saludo.
Naruto levantó una ceja, sin entender a qué se refería.
—¿Qué cosa?— quiso saber.
Sara soltó su brazo, y aunque no había tocado su piel gracias a las capas de ropa, sintió una picazón en el lugar. La necesidad de limpiarse fue fuerte, pero se resistió, aunque su lobo gruñó con la idea de que otra hembra, aparte de Hinata, lo tocará.
La niña totalmente ajena a eso sonrió.
—Nuestra cena —, dijo y su rostro se volvió un poco más rojo.
Naruto parpadeó, sin saber de dónde había sacado esa idea Sara, luego frunció el ceño levemente sin recordar ese arreglo. Él había cruzado a Sara unos días atrás, pero no había prestado atención lo que le decía mientras arreglaba algo del hostal.
Ella pareció notar su desconcierto, porque también frunció el ceño, aunque parecía un poco confundida.
—¿Recuerdas? El otro día...— murmuró —. ¿El festejo por mi cumpleaños?
Naruto abrió la boca para rechazarla, pero al ver su rostro joven y lleno de esperanza no pudo hacerlo. Su lobo gruñó más fuerte, pero él se dijo que una cena con Sara no haría mal. Era una buena distracción para luego ir a "espiar" a Hinata. Se sintió un bastardo, pero se escudo diciendo que luego le explicaría a la joven que no iba a tener nada con ella en el sentido romántico.
— Oh.. claro—, murmuró él.
Sara sonrió y Naruto se sorprendió un poco cuando ella tomó su brazo y se abrazó a él. Bajó su mirada asombrada hacia ella, la joven le sonrió llena de esperanza y él se sintió peor. Abrió la boca para intentar buscar una escusa para rechazar la cena cuando un ruido le hizo detenerse en seco.
El sonido había sido bajo, pero su oído mejorado lo había captado, también se percató de la amenaza que venía detrás de ese gruñido. Sus fosas nasales se abrieron para inhalar y todo su cuerpo se tensó con el aroma que llegó a su nariz.
Giró lentamente para ver por sobre su hombro a una muy enojada Hinata mirando fijamente las pequeñas manos Sara en su brazo.
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