Hinata vuelve a la propiedad de su abuelo cuando se entera que le ha dejado la hermosa casa del bosque. Cuando era pequeña había tenido una mala experiencia allí, pero está convencida que sólo había sido su imaginación de niña jugando con su conscie...
Hinata miró fijamente la luna al asomarse entre las nubes y las copas de los árboles. Agitó sus pies que colgaban desde donde estaba sentada, arriba de su techo. Ella escuchó a Tenten moverse en el interior de la cabaña, en la segunda planta, en la habitación de la morena. El viento sopló levemente, agitando las ramas desnudas de los árboles sin follaje, y las que aún tenían. Su cabello, un poco más largo, también se movió danzando con el viento frío.
Faltaba poco para que el invierno terminará, hacia unos días había caído la última nieve de la temporada y ella aún esperaba a Naruto...
Cada día, cada noche, recordaba la mirada dolida que le había dado él antes de alejarse.
Cada día, cada noche, recordaba su confesión y sólo se sentía más frustrada cuando él prácticamente huyó del pueblo.
La loba de su interior estaba tranquila, prácticamente no la sentía la mayoría del tiempo. Tenten le había explicado que muy probablemente estaría agotada y, hasta tal vez algo deprimida.
Hinata había estado enojada cuando había podido reaccionar, había corrido tras su hombre, transformándose sin importar si alguien del pueblo podía verla. Corrió en su búsqueda, pero ella perdió el rastro cuando llegaba a la ruta. Estuvo tentada a llamar al amigo de Tenten, el alfa de la manada cercana, para saber si él había ido allí. Tenten le hizo el favor, pero le dijo que Kiba no sabía nada de Naruto.
Los machos de la manada de el rubio siguieron yendo a su cabaña, terminando en poco tiempo las reparaciones que faltaban. La casa era completamente habitable, con electricidad y calefacción. Había pensado que estaría feliz cuando eso pasara, pero no fue así.
Luego de que el enojo por su abandono la dejó, vino el dolor, la desesperación de sentir que lo había perdido.
Esa etapa no duró mucho. Hinata estaba decidida a traerlo con ella de nuevo, y morder su trasero por todo el drama que le estaba dando...
Su oído mejorado lo escuchó antes de verlo, y su olfato lo olió mucho antes. Ella saltó del techo del segundo piso de su cabaña, aterrizando con sus piernas sin sentir ningún dolor. Levantó la mirada para verlo parado en medio de los árboles, su mirada siempre seria, clavada en ella.
Hinata sonrió mientras se acercaba a él.
— Hola Neji —, ella no podía acostumbrarse a llamarlo tío, y a él parecía no importarle que lo llevará por su nombre.
Neji estiró sus labios finos en una sonrisa ladeada, mientras pasaba sus dedos por su largo cabello castaño para sacarlo de su cara. El hombre era sexy, y hubiera babeado si es que no fuera su tío y más aún si no estuviera enamorada de un lobo gruñón, impaciente y con voz de whisky.
— Hola Hinata—, sus ojos grises se movieron a la cabaña, mirando a una de las ventanas.
Hinata no necesito darse vuelta para ver qué observaba la ventana que daba a la habitación de Tenten. Ella había notado las miradas que le daba Neji a la mujer. Sabía lo que significaba, y lo lamentaba por el pobre hombre. Tendría mucho trabajo si intentaba abrir el corazón de Tenten. La mujer estaba muy resentida con los machos.
— Ella está algo ocupada, pero necesito que la distraigas. ¿Conseguiste eso?
La mirada de Neji volvió a ella mientras sacaba un papel de su pantalón. Se lo entrego mientras asentía.
— No se ha alejado tanto, pero no me extraña que no pudieras localizarlo—, la voz de Neji seguía siendo algo rasposa, algo arrastrada. Se preguntó si era una característica de un macho alfa, ya que Naruto tenía una voz muy parecida. Aunque la de su hombre, era mucho mejor para ella.
Hinata leyó sólo una vez las instrucciones y arrugó el papel en sus dedos, luego lo rompió en muchos pedacitos.
—¿Podrás con ella?— quería saber.
Tenten la había ayudado a intentar localizar a Naruto, pero ella se oponía a que se hicieran compañeros. La mujer decía que ella debía asimilar muchas cosas antes de buscar a un macho. Lo que ella no entendía, es que Hinata ya había encontrado a su macho antes de toda la locura que se volvió su vida.
Neji volvió a dar una mirada a la cabaña, en silencio él parecía pensar en todas las opciones. Tomó una respiración profunda y asintió, volviendo sus ojos a ella.
— Si, lo bueno es que su olfato está dañado. Ella parece tener algo de confianza conmigo.
Hinata alzó una ceja, necesitaba ir a buscar a Naruto, con desesperación, pero ese comentario no la dejó moverse. Neji parecía poder leerla mejor que nadie, ya que resopló y volvió a sonreír de lado.
— Vete de una vez—, le dijo, moviendo su cabeza a la dirección que tenía que tomar.
Hinata lo observó caminar hacia la parte del frente de la cabaña, preguntándose si había algo. Pero descartó eso cuando escucho un aullido lejado.
Desde la noche que Naruto había desaparecido, cada noche, sin faltar, ella escuchaba los aullidos de su macho, llenos de dolor y perdida.
Ella necesitaba darle la respuesta a su propuesta y también golpearlo por dejarla sola en el departamento de él.
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