Capitulo 24

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Aullidos de Amor

La nieve se metió hasta bajo sus uñas mientras Naruto corría en sus cuatro patas. Cuando Hinata ya no le contestó el teléfono, no dudo en tirar el aparato y lanzarse a la ruta a medio cambiar. Se fue a lo oscuro, a un lado de la calle para terminar de cambiar en un parpadeo y correr lo más rápido que había hecho en toda su vida.

Sus dientes apretados mientras gruñía, su lobo loco de necesidad por llegar junto a Hinata. Tuvo que girar de manera brusca para saltar la valla que separaba la ruta del bosque. Sus uñas intentando hacer ancla en la nieve, pero no era lo suficientemente espesa, así que derrapó un poco. Se recuperó rápidamente y siguió corriendo, dejando que sus instintos de lobos lo guiarán.

Sus ojos se adaptaron fácilmente a la oscuridad mientras esquivaba ramas caídas, árboles y arbustos. Los árboles eran apenas un borrón a sus costados mientras corría.  Sus orejas se movieron al sonido cuando escuchó el aullido. Se giró a esa dirección y obligó a sus patas a ir más rápido.

Cada aullido tenía su significado, y el de ese en particular le hizo hervir la sangre.

Un alfa estaba llamando a su mandada para follar a una hembra. Naruto captó la furia al final del sonido. La hembra no sobreviviría por la amenaza del alfa. Escuchó la respuesta de los machos, en total cinco aullidos más.

Naruto gruñó y se detuvo para también mandar una señal. Dejó su cabeza ir hacia atrás y lanzó su aullido, lleno de amenaza de muerte y dolor.

"Nadie toca a mi hembra"

Hinata se ayudó con el tronco, apoyando las plantas de sus pies, con sólo las medias para ir más arriba a la segunda rama

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Hinata se ayudó con el tronco, apoyando las plantas de sus pies, con sólo las medias para ir más arriba a la segunda rama.

Ella había llegado a ver cinco más de esas criaturas entrar al lugar donde la tenían retenida. El miedo tomó control de su cuerpo y ni siquiera recordaba en qué momento había saltado para agarrarse de la rama más alta. Un jadeó se escapó entre sus labios cuando pudo apoyar su vientre en la segunda rama y pataleo sin saber cómo terminar de subir.

Miró hacia abajo, sólo para notar a uno de ellos parado justo abajo, mirándola de manera amenazante, mostrando largos y aterradores caninos. No lograba sincronizar su cuerpo para sentarse en la segunda rama y simplemente se quedó allí, con su vientre contra la áspera rama y sus piernas colgando del otro lado.

Un sexto aullido más lejano se escuchó, aunque era diferente a los que había escuchado hasta ese momento. Este le hizo reventar la piel de gallina en todo el cuerpo, no pudo apartar la mirada del lobo-hombre que estaba bajo su rama, notando que ese sonido le provocó algo. Ellos aún estaban en sus pies, pero sus ojos se abrieron más al notar como un horrible sonido brotaba de abajo de ella. Ruido de huesos rotos mientras observaba, entre fascinada y horrorizada como la columna parecía romperse en varios lugares, la ropa se rompió mientras el cuerpo parecía pasar por una transformación.

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