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Todos estaban riendo porque a Jungkook lo había correteado un perro cuando iba saliendo de la escuela. Todos excepto Jungkook que estaba diciendo que pudo haber muerto y Jimin quien estaba serio mirando su plato de picadillo.

Después de reírse continuaron comiendo, pero Jimin seguía perdido mirando su plato.

—¿No vas a comer? —preguntó Hoseok—. No le puse chile.

—Gracias, sólo estaba pensando —sacudió la cabeza y comenzó a comer de su plato.

—Ellos se perdieron de tener a un príncipe en su tienda —dijo Taehyung con la boca llena—, ¿sí o no? —les preguntó a sus hermanos.

—No hables con la boca llena, cabrón —regañó Namjoon. Taehyung tragó inmediatamente.

—¿Y por qué no te aceptaron? —preguntó Jungkook.

—No soy lo que buscan —respondió Jimin.

—Ellos se lo pierden —animó Jungkook.

Suspiró angustiado y siguió comiendo.

Esa misma noche Taehyung le dijo que se iban a divertir mucho le había hecho un baile sensual para levantarle el ánimo y después de dos minutos se quedó dormido.

Acarició el cabello de su novio, quien dormía encima de él. Aspiró su aroma a perfume de avon y lo movió para poder salir de la cama.

Quería llorar mucho, no se imaginaba una vida sin Taehyung, pero no quería seguir metiendo a su novio en problemas y tampoco que le hicieran más daño. Taehyung no lo merecía, él se merecía algo mejor.

Salió al patio trasero llorando y subió las escaleras para ir al techo, le sorprendió ver a Jungkook ahí completamente callado, iba a bajarse de nuevo, pero hizo ruido y Jungkook se volteó a mirarlo. Él también estaba llorando.

—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook, sorbió su nariz.

—Me pregunto lo mismo contigo —dijo Jimin.

Jungkook se limpió las mejillas y se encogió de hombros. Jimin no sintió poder dejarlo solo, así que se acercó a él y se sentó a su lado.

La vista de la casa de Taehyung era hermosa, se miraba toda la ciudad alumbrada a esa hora de la noche.

—En veces vengo aquí —habló Jungkook acabando con el silencio—. Me siento muy solo.

Jimin acarició su espalda.

—No tengo amigos en clase —continuó.

—¿Qué hay de los tengo siete?

—Es diferente.

Jimin sonrió y abrazó a Jungkook.

—Jungkook, tienes familia y me tienes a mí también.

—También en la escuela me molestan, Hoseok cree que tengo amigos, pero le he mentido todo este tiempo.

Jungkook hundió su rostro en sus rodillas, Jimin sólo lo abrazó por unos momentos. No se imaginaba lo triste que estaba Jungkook.

—También venía a llorar —dijo Jimin.

Jungkook levantó la mirada hacia su cuñado.

—Voy a terminar con tu hermano.

Jungkook miró preocupado a Jimin.

—Pero ustedes se aman.

—Sí, pero no lo quiero seguir lastimando. Me voy a arrepentir porque sé que él es el amor de mi vida, pero ya no quiero verlo mal.

—En parte tienes razón, me da miedo que un día llegue balaciado —Jungkook sorbió su nariz—, ¿pero aún seremos compas?

—Siempre —Jimin hizo una promesa de meñique y se quedó mirando las luces de la ciudad en silencio mientras sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Fue muy difícil para los dos, Taehyung estuvo llorando incluso se hincó rogando qué no lo dejara que iban a solucionar lo que sea que esté pasando, pero Jimin dijo que no.

Pero que supiera que jamás ha amado a alguien como él y posiblemente jamás lo vuelva a hacer.

Taehyung estaba roto. No quiso salir a lanzar piedras a la presa, tampoco quiso ir a la batalla de rap de su hermano.

Taehyung necesitaba estar solo, no podía creer que el amor de su vida lo había dejado de pronto.

Ambos estuvieron planeando su futuro y ahora se habían separado.

Es que no lo podía creer.

—Tajín, ya está hecha la tinga, ven a comer —dijo Hoseok asomándose por la cortina.

No respondió.

Hoseok suspiró y le pidió a Namjoon ayuda.

—Dejalo, comerá cuando pueda.

—No ha comido nada desde hace dos días —dijo Hoseok preocupado.

—Yo lo vi chingarse el jamón en la madrugada —dijo Jungkook.

—Igual eso no es comida —se cruzó de brazos.

—Mejor separale comida en un plato y se lo dejas en el micro —le sugirió Namjoon y Hoseok asintió no muy convencido.

Todos estaban preocupados por él, pero Taehyung no cooperaba con nada, así que dejaron que el tiempo haga lo suyo.

Por otro lado, Jimin se estaba preparando para otra sesión de fotos, estaba cerca de graduarse, con eso y la sesión de fotos, hacía lo posible para mantener la mente distraída, pero no funcionaba del todo.

Las fotos mostraban lo triste que se sentía, sólo logró hacer dos tomas bien, pero las demás se sentía el rencor y la tristeza a su vez.

—Se supone que es una exhibición de verano, el verano es alegre —explicó Máximo. Jimin no le respondió y volvió a su posición—. ¿Por qué no quieres hablar? Han pasado días desde que regresaste, deberías estar feliz, estás ganando dinero por esto, terminarás la escuela y tendrás la empresa de tu padre, así como también el amor de él. Todo está yendo bien. Deberías agradecerme de que convencí a Cristóbal de dejarlo en paz.

Jimin no le respondió y siguió posando sin expresión en el rostro.

Después de la sesión, afuera estaba un auto de su padre esperándolo, pero antes de salir sintió a Máximo agarrarlo del brazo.

—Deberías pensar mejor en cómo tratarme, porque recuerda que aún puedo cambiar de parecer.

Se quedó callado y Jimin sonrió, dándole un beso en la mejilla. Lo tomó desprevenido.

—Nos vemos mañana —dijo con voz dulce.

Sintió su agarre aflojarse y se alejó de él, mientras iba bajando las escaleras sintió sus lágrimas calientes recorrer su rostro.

Al subir al auto y cerrar la puerta miró hacia la academia y pudo llorar después de haberse contenido. El chófer no dijo nada, ni siquiera lo miró por el retrovisor, pero podía escuchar sus sollozos.



LMB [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora