Capítulo 3: ¿ Lo que pasa en Mónaco se queda en Mónaco?

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Me voy desperanzando poco a poco. Los rayitos del sol van entrando por la habitación y me da el reflejo en la cara, así que me despierto. Miro para un lado y para otro, estoy algo desorientada, el alcohol de la noche todavía corre por mis venas. Me duele la cabeza mogollón, tanto es así que siento hasta zumbidos. Estoy en modo zombie, me duele todo el cuerpo y tendré que tener una cara que vaya tela, pues anoche ni me desmaquille. Anoche bueno, llegamos a las seis de la mañana al hotel, así que muy de noche ya no era.

Siento como se mueve la cama a mi lado y abro los ojos como platos al ver quien duerme plácidamente a mi lado, Carlos. Carlos Sainz está durmiendo mientras me abraza.

Me llevo las manos a la cabeza. Chiara no habrás sido capaz, ¿verdad?

Con mucho cuidado le retiro los brazos de mi cuerpo y al ponerme de pie me doy cuenta que estoy desnuda. De puta madre Chiara, lo que has hecho está increíble.

Tengo las sensaciones divididas. Por una parte, está fatal pero fatal lo que hice puesto que me acosté con Carlos Sainz teniendo él novia. Pero por otra parte, pues oye me lo goze la verdad.
Además, que de todo esto tampoco sería yo la máxima culpable.

En el suelo está mi vestido, mi bolso y mi ropa interior. Me meto al baño a ponérmelo, a peinarme un poco, ya de paso lavarme la cara y salgo pitando a mi habitación.

La habitación en la que estuvimos creo que fue una que nos dio un recepcionista, porque esa no era la habitación que compartían Carlos y su novia. Y la mía tampoco era.

Al llegar a mi habitación me tiro a la cama y cojo el móvil. Por Twitter ya empiezan a aparecer los primeros cotilleos, y esto seguro que no es nada para lo que quedan, ahora vendrán unos días de salseo del bueno, estoy más que segura. Y a mi que me gusta un buen salseo estaré pendiente de todo.

Veo un video en el que sale Carmen cogiendo sus maletas del hotel y yéndose, ¿a dónde? No lo sé, pero supongo que se iría a Madrid.

Estoy un rato viendo varias cosas hasta que mi padre me avisa que debemos de bajar a desayunar. Me cambio rápidamente de ropa porque no voy a ir todavía con el vestido de la fiesta, si no la bronca que me cae es menuda.

Termino de coger el desayuno del buffet y me siento en la mesa, alzo mis ojos y veo a Carlos replicando la misma acción que yo. Él me mira con una ceja alzada y yo pongo los ojos en blanco.

El desayuno es bastante tranquilo. Apenas nadie en la mesa ha cruzado palabra, cada uno estamos a nuestra bola.

Estoy montada en el ascensor para volver a subir a la habitación, cuando alguien se mete dentro también.

- Que pronto te has ido esta mañana - me dice.

- ¿Esperaras que te despertará con un beso?

- Pues que menos, hombre.

- Sigue soñando chico. Besar mis labios no es algo fácil.

- Soñar es gratis. Pero ayer nos besamos e hicimos más cosas.

- Ajam - me quedo callada y siento su mirada imponente hacia mi. - Para ya.

- Eso no me lo decías hace un par de horas.

Maldigo entre dientes mientras sé a la perfección que el rojo se está apoderando de mis mejillas.
Doy gracias a dios cuando el ascensor se para en la planta dos.

Mi vuelo hacia Italia sale en dos horas, y estoy terminado de meter todo. El fin de semana ha pasado muy rápido. Normalmente, suelen pasar rápido pero este siento como que ha sido el que más rápido se me ha pasado. Y lo he pasado bien, me he divertido mucho.

Antes de que nos vayamos a Italia salgo a dar un último paseo por Mónaco.

Las calles están bastante más vacías que ayer, hay gente dando un paseo mientras hablan animadamente de la carrera de ayer, otros empiezan a hablar de la fiesta.
Llego al puerto de Mónaco, donde están todos los bancos y me siento en un banco de madera mientras miro hacia el mar.

No sé porqué pero me siento un poco mal, creo que he arruinado una relación. Y aunque no debería de sentirme tan mal, soy un poco culpable.

Después de la llamada que recibo por parte de mi padre avisándome de que dentro de media hora nos recogen para llevarnos a Niza y coger el vuelo a Italia, vuelvo al hotel. Subo a la habitación a coger las maletas y me da tiempo a bajar ahí es donde nos espera una furgoneta negra.

Me sorprendo al ver que Carlos también se monta en la furgoneta, pero no digo nada. El camino hacia Niza es bastante silencioso, y en parte lo agradezco.

El vuelo de Carlos hacia Madrid sale antes que el nuestro, así que se despide de nosotros. A mi padre le da un abrazo y a mi dos besos seguido de un guiño. Le doy un golpe en el hombro y él se ríe.

- Nos volveremos a ver, Chiara.

- En tus sueños, Carlos Sainz.

- Puedes aparecer en ellos eh.

- ¿Perdón?

Él se ríe y me da una última sonrisa antes de darse la vuelta y caminar hacia el avión.

Vaya chico de verdad.

El vuelo a Italia se me hace corto en gran medida porque voy distraída escuchando música y pintando, que es algo que me gusta mucho hacer aunque no tenga mucho tiempo.

Ya estoy en casa, y que bien sienta eso de estar en casa. Acabo de comer y mientras subo a mi habitación recibo una llamada de un número que no tengo agregado. Dudo entre cogerlo o no, pero finalmente acabo aceptando la llamada. Aunque no sé si debería de haberlo hecho. Pero lo hecho, hecho está.

- ¿Si?

- Chiara. - escucho la voz de Carlos, y abro la boca.

- ¿Carlos? ¿Qué pasa?

- Quiero hablar de lo que ha pasado.

- No Carlos no, lo que ha pasado se queda en Mónaco.

- O no.

una locura || Carlos sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora