Capítulo 10 : Enfado

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- Buenos días señorita Chiara, le informo que sus padres no se encuentran en casa - me informa Irene, la empleada de la casa.

- Irene, tantos años conociéndonos y aún me sigue tratando de usted.

- Lo siento Chiara, la costumbre.

- No lo sientas, pero tratame normal que eres como una segunda madre para mí.

- Y tú como mi hija, ya lo sabes - me dice y yo asiento.

A Irene la conozco desde que tenía cinco años. Para algunas personas es la chacha, pero para mí no es eso. Es una de las mejores personas que he conocido, siempre nos hemos contado muchas cosas y tengo mucha confianza con ella.

- ¿Sabes dónde se han ido? - pregunto y ella niega.

- No tengo ni idea, pero se fueron temprano.

- ¿Quieres que demos un paseo?

- ¿Tus padres no se enfadaran?

- Claro que no Irene, no vas a estar todo el día en casa, venga vamos.

Irene y yo hemos venido a comer a su restaurante favorito.
Mientras esperamos que llegue la comida me llega un mensaje de Carlos y yo sonrío al verlo.

- Uy Chiara, ¿y esa sonrisa? - pregunta mirándome. - ¿Es por algún chico?

- Mm si.

- Cuéntame que soy toda oídos.

Empiezo a contarle todo, desde el día de Mónaco hasta ahora y ella está súper atenta, como se nota que le van los buenos cotilleos y quiere estar al día de todo.

- Y bueno eso, es algo raro.

- Vamos ¿qué sois como novios?

- No bueno, es como algo sin etiquetas, que pase lo que tenga que pasar.

- Bueno pues ya me irás contando eh.

- Por supuesto.

- ¿Y es piloto de la marca de tú padre no?

- Así es.

- ¿ Tú padre sabe algo? - pregunta y yo niego.

- Nada de nada, y lo peor es que no sé como va a hacer su reacción.

- Bueno lo importante es lo que tú sientas Chiara, le guste o no a tus padres es otra cosa. Ellos no pueden elegir nada por ti.

- Tienes razón, Irene.

Ella sonríe y me agarra de la mano.

Volvemos en casa y mis padres ya han llegado, ya que esta el coche aparcado en el garage.
Abro la puerta y al entrar están los dos sentados en el sofá viendo una película.

- ¿Dónde estabais? - pregunta mi madre.

- Hemos ido a comer.

- Chiara, tenemos que hablar contigo - avisa mi padre.

Esas palabras dan miedo. Cuando te dicen tenemos que hablar contigo es porque ha pasado algo malo normalmente.

- ¿Ha pasado algo? - pregunto mirando a mi padre, que me hace un gesto de que me espere un momento.

- Estaré en la cocina por si me necesitan - dice Irene, antes de irse me da un beso en la cabeza.

- ¿Cuándo nos ibas a decir que estabas con Carlos?

Abro los ojos como plato y toso varias veces seguidas.

- ¿Qué qué? ¿Qué Carlos y yo qué?

- Que sois novios - repite mi madre, niego.

- ¿De dónde ha salido eso?.

Mis padres me pasan una noticia en la que sale una foto de Carlos y yo en Madrid, y salimos muy juntos riéndonos.

- Solo somos amigos, en la foto no se ve nada que vaya más allá.

- Te queremos lejos de Carlos - me dice mi padre seriamente.

- ¿Qué dices?

- No me hagas repetirlo, Chiara.

Me levanto del sofá sintiendo como las lágrimas caen por mi cara, esto no puede ser verdad. No me creo que de verdad mi padre me prohíba ver a Carlos.

Escucho unos pasos llegando a mi habitación pero no quiero hablar con mis padres.

- Si eres mi madre o mi padre vete por favor.

- Soy Irene.

- Pasa .

Irene al verme tumbada en la cama llorando se acerca rápidamente y me abraza, dejando que llore todo lo que tenga que llorar.

- Ya está pequeña, ya está - me acaricia el pelo. - ¿Qué ha pasado?

- Se han enterado de que tengo algo con Carlos, y me han pedido que este lejos de él.

- Chiara, no lo hagas, tú haz lo que tú corazón y tú cabeza te diga. Se egoísta por una vez y piensa en ti antes que en nadie. ¿Vale?

- Vale, Irene, gracias por estar siempre.

Cuando ella sale de mi habitación, me llega una videollamada de Carlos. Hablando del rey de Roma.

- Ey preciosa ¿y esa carita?

- Nada.

- ¿Cómo qué nada? Chiara, se nota a leguas que has estado llorando.

- Mis padres me han pedido que este lejos de ti - le digo.

Él chasquea la lengua y niega con la cabeza.

- No pienso estar lejos de ti Chiara, me da igual tus padres.

- Carlos, es tu jefe.

- Como si quiere ser el papá de roma.

Sé que lo dice totalmente enserio, porque Carlos no habla con tantas tonterías.

- ¿Y cómo lo haremos?

- Yo no me voy a esconder Chiara, voy a actuar como me salga del corazón, no voy a pensar en nadie.

- Está bien.

- Por favor Chiara, que nadie te cohiba, tú has lo que te apetezca sin tener miedo a nadie ni a nada, ¿si?

- Sí, Carlos.

Tengo que colgar cuando escucho la voz de mis padres cerca de mi habitación.

- Chiara, es hora de comer.

Yo bajo a comer sin dirigir ninguna palabra a mis padres, si creen que pueden dirigir mi vida a su gusto están más que equivocados. No soy un muñeco de trapo.
Bastantes años y bastantes momentos me he pasado sola, con mis padres por ahí y comiéndomelo yo sola todas las cosas.
Ahora se acabó, es momento de cambiar y de hacer lo que me de la gana, que para eso es mi vida.

una locura || Carlos sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora