Carlos Sainz.
Tener a nuestra pequeña Valeria correteando por casa es un privilegio. La veo correr mientras Piñon la sigue y ella ríe.
Es un calco idéntico de su madre, es clavadita a ella y yo no puedo estar más feliz porque se le parezca a ella. Los gestos que hace, la forma en que habla, como se enfada, como se ríe. Es un doble de Chiara.
Giro mi cabeza y veo a Chiara cocinar pasta, sonrió mirándola y ella parece darse cuenta ya que me mira fijamente.
- ¿Me estabas mirando? - pregunta alzando las cejas.
- Ya sabes que me encanta mirarte.
Ella rueda los ojos y yo aprovecho para dejar un beso en su mejilla.
- Me quedaría mirándote toda la vida.
- Carlos, deja de decirme esas cosas - se tapa el rostro.
- Sabes que no lo voy a hacer.
- yo también me quedaría mirándote toda una eternidad - murmura y yo siento miles de cosas.
Besa mis labios y sonrió a mitad del beso, llevamos unos años juntos y siento por ella lo mismo que el primer día. Sin ella estaría muy perdido, es mi luz y mi guía.
- Mamá, Papá - grita Valeria - Quiero un gatito.
Chiara la mira horrorizada y yo me río a carcajadas.
- Eso va a ser imposible - digo y ella frunce el ceño.
- Nada es imposible, papi.
- En este caso si pequeña - le contesta Chiara y nuestra pequeña nos mira a los dos con una mueca que nos resulta hasta graciosa.
- ¿Pero por qué?
- Mamá es alérgica a los gatos corazón. - digo y ella abre los ojos.
- Oh pues que pena - dice haciendo un puchero - Pues ya pediré algo mejor.
- Miedo das - dice Chiara causando mi asentimiento de cabeza.
- Soy un angelito mamá.
- Sobre todo eso.
Comemos juntos y nada más terminar Chiara se tiene que ir al hospital a trabajar tiene turno de trabajo de 4 a 9 de la noche.
- Pequeña portate bien. - le dice a Valeria besando su mejilla.
- Si, mamá - le dice Valeria dándole un abrazo.
Se acerca a mi y besa mis labios por unos segundos.
- Adiós preciosa, te quiero.
- Adió bombón, te quiero más.
Yo sonrió y la miro salir por la puerta.
- Papi, una sorpresa a mami.
- ¿Cómo que una sorpresa?
- Vamos a hacerle una sorpresa.
- Yo te iba a llevar a los karts pero bueno.
- ¿A los karts? Si por favor.
- Pues a que esperas.
- Hazme una trenza. - dice bajando vestida con unos pantalones negros y una sudadera roja.
- Siéntate.
Llegamos a los karts y sonrió al ver cómo se emociona por estar aquí. Mi padre se baja de uno de los coches y Valeria pega un pequeño grito yendo hacia mi padre.
- Abuelo, vamos a montar.
Valeria ha crecido rodeada del mundo del motor, viendo a su abuelo Carlos como piloto de dakar, viéndome a mi como piloto de fórmula uno y viendo a su abuelo Matías como jefe de Ferrari.
- Toma papá, he ganado - dice bajando del coche. - Cuando sea mayor yo también quiero conducir un fórmula uno.
- Valeria, es peligroso.
- Tú también lo haces papá - dice y mi padre me mira como diciendo tú sólito te lo has buscado.
- Ya se verá Valeria, eres muy pequeña.
Antes de volver a casa a Valeria se le ha antojado un peluche y como buen padre que soy le cumplo el capricho. Por suerte, Valeria no es muy caprichosa y no nos hace gastar el dinero en tontadas.
- Podemos prepararle una cena rica a mamá - sugiere Valeria.
- O podemos llevarla a cenar a su restaurante favorito.
- Siii - grita - Y de paso podemos ir a ver el musical del rey león.
- ¿Otra vez? Es como la quinta vez que lo hemos visto.
- Es el favorito de mamá y mio.
- Está bien.
Sobre las siete y media nos empezamos a preparar y a las nueve estamos esperando en los aparcamientos del hospital a que Chiara salga.
- Ahí viene mamá.
Dos minutos después Chiara entra en el coche y sonríe. Valeria se quita el cinturón, se acerca a su madre y vuelve a ponerse el cinturón.
- Nos vamos a comer por ahí - digo y Chiara sonríe.
- ¿Y eso a que se debe?
- A qué queremos comer rico en un restaurante - dice Valeria.
Unos diez o quince minutos y llegamos al restaurante. Como es habitual solemos pedir lo mismo de siempre. Chiara solomillo a la pimienta, Valeria croquetas caseras y yo atún.
- Y ahora vamos a ir a ver el rey león mamá - dice Valeria y Chiara sonríe.
- No sé que es lo que está pasando hoy pero me está gustando.
Ver las caras de alegría de Chiara y Valeria me da la vida. Sus caras de felicidad, son lo único que deseo ver toda la vida.
Llegamos a casa y Valeria sale corriendo a jugar con Piñon. Estos dos son inseparables.
Chiara sube a darse una ducha y dejar las cosas del trabajo en su sitio.
Yo aprovecho y abro una botella de vino y saco dos copas. Las lleno y las dejo en la mesa del jardín.
- ¿Donde estáis?
- En el jardín - grito.
Sale al jardín y me ve, sonríe y se acerca a mi para abrazarme. Valeria se acerca a su madre y le da un sonoro beso en la mejilla.
- Os quiero mucho papis.
- Nosotros a ti también pequeña.
Nos sentamos en el sillón beige que tenemos aquí y le paso la copa de vino a Chiara.
Brindamos y sonreímos.Se apoya sobre mí pecho y cierra los ojos.
- Amor, tengo que hacer una cosa - digo levantándome.
- ¿Qué cosa?
Valeria viene hacia mi y me da una caja que previamente ya le había dado yo. Me arrodilló en el suelo y abro la caja.
Chiara se lleva las manos a la boca y veo como las lágrimas empiezan a acomularse en sus ojos para previamente empezar a brotar.
- Dios mío. - murmura y yo sonrió nervioso.
- Chiara, amor de mi vida, ¿te quieres casar conmigo?
- Por supuesto que me quiero casar contigo mi amor.
- Te amo - le digo besandola.
- Te amo mucho vida.
- Papá, mamá - dice Valeria y nosotros la miramos - ya se que quiero.
- Suelta - le digo.
- Un hermanito o hermanita.
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una locura || Carlos sainz
FanfictionMónaco, sinónimo de locura, fin de semana del gran premio de Mónaco, fiestas, velocidad, peleas. Y dos personas destinadas a encontrarse por primera vez.