II

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La calle estaba llena de gente, y cualquiera de los transeúntes podía escuchar vuestra conversación, pero a ninguno de los tres parecía importarle lo más mínimo. 

Satoru os había transportado a ese mismo lugar en cuanto recibisteis la llamada de Shoko y, para vuestra sorpresa, Suguru no había huido. Estaba de pie, delante de vosotros, con el cabello oscuro fluyendo elegantemente por su espalda. 

No lo habíais visto en meses. Ni un solo mensaje, llamada o explicación. Suguru Geto había desaparecido de sus vidas de la noche a la mañana y, por lo que os habían explicado, esperabas encontrar una versión oscura y demente de tu mejor amigo. Sin embargo, su rostro solo mostraba una sonrisa sincera. 

- ¿Qué te pasa, Suguru?- preguntó Gojo con la voz temblorosa. En ese momento, decidiste no intentar descifrar sus emociones. Fuera lo que fuera, solo serviría para hacerte estallar. - ¿Eres siquiera consciente de lo que has hecho?

La sonrisa de Suguru se amplió y un escalofrío te recorrió de pies a cabeza. ¿Quién era esa persona frente a ti? No tenía nada que ver con el chico que conocías.

-He decidido cómo quiero vivir. Así que ahora haré lo que pueda por el bien de eso.- Se encogió de hombros. -Pero eso no significa que tengamos que estar separados, podéis venir conmigo.

Gojo se puso rígido, justo a tu lado. ¿Lo estaba considerando seriamente? No, él nunca le haría daño a nadie. Un rastro de sudor frío se formó en tu frente cuando te diste cuenta. Habrías puesto tu mano en el fuego pensando que Suguru tampoco, y míralo ahora.

- Ya ni siquiera te reconozco, Suguru. - Hablaste en un susurro apenas audible. -Vuelve con nosotros, porfavor.

Por el rabillo del ojo, viste a Gojo volverse para mirarte, pero no quitaste los ojos de Suguru. Los tres sabían que era una plegaria sin sentido. 

Si Suguru regresaba a Jujutsu Tech, sería ejecutado. No había vuelta atrás en lo que había hecho, pero te negabas a aceptar esa realidad. Era simplemente demasiado doloroso.

Vuelve, Suguru, por favor...Repetiste, con un hilo de lágrimas corriendo por tu mejilla.  Vuelve.

Te incorporaste bruscamente en tu cama, todavía con el sabor amargo de la escena que habías revivido en tus sueños. No era la primera vez que soñabas con ese día. Era una pesadilla que te visitaba con frecuencia. Apoyada sobre los codos en la cama de tu habitación, tardaste unos segundos en darte cuenta de que no estabas sola.

— Estabas hablando en sueños de nuevo. 

Gojo estaba tumbado en el sofá de su habitación, débilmente iluminado por los primeros rayos del día. No podía ser más tarde de las 6 am.

¿Qué coño habías dicho? Esperabas que no fuera la última frase que dijiste en tu sueño. Miraste al hombre incómoda, pero no le preguntaste y él tampoco dijo nada más.

—No molestaría a nadie si no hubiera nadie en mi habitación al amanecer. Te he dicho mil veces que no aparezcas aquí sin avisar.

Satoru levantó una ceja y se movió en el sofá para mirarte. Levantó un pulgar y señaló la pared detrás de él.

— Aunque esté en mi habitación puedo escucharte, lo sabes ¿verdad? — Dijo con una sonrisa, y una oleada de vergüenza recorrió tu cuerpo.

— Lo que sea. No me importa si estás aquí, pero avísame de antemano, por favor. Un día me darás un infarto.

— Vamos, no seas así. Si incluso he traído el desayuno a la mejor profesora de la escuela. 

— Seguro que te está muy agradecida. 

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora