XIV

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Actualidad

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Era increíblemente guapo.

Habíais quedado en la puerta de un restaurante del centro, y contuviste un suspiro cuando lo reconociste entre la gente. Alto, fuerte, una mandíbula afilada como un cuchillo y un cabello tan oscuro como sus ojos. Era exactamente igual que en las fotos, y a ti te gustaba.

Al principio había sido caballeroso. Te sujetó la puerta con una sonrisa encantadora, y se esperó a que tú te sentaras primero en la mesa para dos. Halagó tu aspecto, y lo agradeciste porque realmente habías hecho un esfuerzo esa noche. Hacía más de un mes que no salías con nadie, y te apetecía verte bien. Llevabas tu mejor vestido, el que marcaba tus curvas en los puntos adecuados, y un maquillaje elegante que potenciaba tu mirada felina.

Él estaba igual de elegante, pero había un aura en él que desentonaba en aquel lugar. Quizás eran esas facciones tan marcadas que gritaban peligro, o el rastro de un tatuaje que se escapaba por encima del cuello de su camisa. Cuando cruzasteis la incomodidad de los primeros momentos, estabas segura. Era uno de los hombres más objetivamente guapos que habías conocido.

Te gustaba mucho, de verdad que sí.

Pero cuando hablaba, algo desentonaba. Quizás era la forma tan directa de formular las frases, o que apenas había comentado nada que no tuviera que ver con tu aspecto físico. De hecho, no te hizo ni una sola pregunta hasta después de pedir la comida, y eso que no paraba de hablar. De verdad, ¿iba a hablar tanto durante toda la cita? Te gustaba. Sí, te gustaba, era guapo, era atractivo. Pero cuando por fin te hizo una pregunta (menos mal), te diste cuenta de que eras incapaz de escuchar nada de lo que estabas diciendo. Tus pensamientos estaban muy lejos de ese restaurante.

— Déjame adivinar, has roto con tu pareja hace poco. — Jurarías que lo habías escuchado chasquear la lengua.

—¿Cómo dices? — Preguntaste confundida.

Él soltó una risa rasposa, que estabas segura de que derretiría a cualquier chica. Era tan atractivo que te dio rabia, porque te estaba dejando sin excusas.

—Tienes la cabeza en otro sitio. — Dijo él, despreocupado, pero a la vez señalándote con un dedo acusador. —¿Eres una de esas que busca sexo de venganza o algo así?

—¡No! No, no, no. — Exclamaste. —Nada más lejos de la realidad. No, no. — Vale, tenías que dejar de negarlo o comenzaría a ser ridículo. —De hecho, hace años que no salgo con nadie. Así que no es n-

—Vale, vale. — Te cortó él sin tapujos. Tus explicaciones le importaban bien poco, aunque tampoco creías que le hubiera importado lo más mínimo si realmente tu intención era vengarte de un ex. Era un hombre, así que cualquier cosa que involucrara sexo, le habría parecido bien. Volvió a mostrar una sonrisa burlona para añadir: —Espero no estar aburriéndote mucho.

—Claro que no. — Mentiste descaradamente. —Y que me dices de ti, ¿Cómo has terminado en una app de citas?

Esta vez, cuando rio se mordió el labio, y te pareció que era una imagen digna de estar en la portada de una revista. Y aun con esas, no sentías nada. Ni la más mínima atracción o cosquilleo. Nada de nada. Si un chico como ese, esculpido por los dioses, no provocaba nada en ti, es que tenía que haber algo muy, pero que muy roto en ti.

Y sabías perfectamente que ese algo tenía nombre y apellidos.

Basta, te regañaste a ti misma. ¿En serio no podías dejar de pensar en él ni una sola noche de tu vida?

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora