IV

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El sabor del alcohol nunca te había agradado, pero sí el efecto que tenia en tu mente. Hicieron falta una, dos y hasta tres copas de una ginebra barata de tu bar de confianza para apagar el remor oscuro que azotaba tu consciencia.

Dejaste el vaso de cristal grueso en la barra con un golpe seco, señalando al camarero con un par de dedos para indicarle que rellenara tu vaso. Dios, ¿como lo hacían los otros para lidiar con este maldito trabajo?

El local en el que te encontrabas era tu bar favorito del centro de Tokyo. No era nada fancy o lujoso, más bien al contrario. No tenía ventanas que dieran a la calle y y las lámparas interiores eran opacas por la suciedad, otorgando al local un ambiente oscuro y fúnebre. La clientela que lo visitaba era muy variada, pero sobretodo venían personas en solitario a beber acompañados solo por la tranquila linea musical que sonaba por los altavoces. Personas como tú.

Aunque la mayoría de veces venías sola, también habías visitado el bar acompañada de tus colegas de Jujutsu High. A Shoko le encantaba matar el tiempo en la barra, al igual que Nanami, aunque este bar no era suficiente limpio para su estricto ojo. Satoru también había venido un buen número de veces, aunque solo bebía refrescos.

El camarero vertió el líquido transparente de la botella de ginebra hasta tu vaso, y te miró con ojo agudo. 

- ¿Cómo te encuentras? - preguntó con voz rasposa.

Murmuraste algo en voz baja mientras te dabas prisa en dar un par de tragos de la copa.

- Si no te lo tomas con calma tendré que cortar el grifo. - Te advirtió en tono paternal.

Pusiste los ojos en blanco, pero antes de que pudieras responder notaste que tu teléfono vibraba en tu bolsillo. Lo sacaste torpemente, y respondiste sin mirar el nombre que había escrito en la pantalla.

- Diga?

- Explicame por qué llevo esperando 30 minutos en la puerta de tu habitación. - Respondió una voz muy familiar, aunque no conseguías ubicarla.

- En la puerta? - Repetiste, más para ti misma que para el interlocutor.

- Bueno, de acuerdo, ¡estoy dentro de tu habitación! ¿Pero dónde estás? Pensaba que habíamos quedado para cenar.

Ah, claro. Ese era Gojo. Te había prometido que te traería la cena para compensarte por el favor, pero con todo lo que había sucedido esa mañan, el compromiso con Satoru se había quedado enterrado en el fondo de tu mente.

- No te preocupes Satoru, estaré libre a la hora de la cena.-  Aseguraste tu.

Hubo unos segundos de silencio al otro lado del teléfono. Eso era algo raro por parte de tu amigo, ¿Se encontrará bien?

- Y/n, hace rato que es de noche. ¿Dónde estás?

¿Era de noche? Alargaste el cuello para mirar hacia la puerta del bar, pero no había forma de ver el exterior desde dentro. Recordabas haber venido directa hacia aquí después de que Shoko te curara las costillas, pero no podía ser que ya fuera de noche. Solo habías tomado un par de copas, ¿no? No estabas segura.

- Estoy en el bar de siempre. Puedes venir si quieres.

Satoru suspiró.

- Voy a buscarte.

Apenas colgaste la llamada se abrió la puerta del bar, mostrando la figura de tu amigo de la infancia. Qué impaciente, debía haber aparecido en la misma calle del bar. Había cambiado el uniforme de la escuela por una sudadera negra y ancha y llevaba sus lentes opacas en lugar de la venda.

Se te escapó un suspiro mientras se acercaba hacia ti, seguido por una carcajada de asombro por tu propia reacción. Por mucho que lo vieras a diario no te acostumbrabas a su belleza, que lo acompañaba siempre como un halo sobrenatural. 

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora