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Gojo cerró la puerta de su habitación con fuerza y golpeó su frente contra la madera.

Por qué habías tenido que hacer eso. Por qué de esa forma. Habría sido tan fácil para él acceder. Casi te habías tirado encima de él, ¿tan mal habría estado que te hubiera besado allí mismo?

Sí. Por supuesto que sí.

No solo estabas bebida y no sabías lo que estabas haciendo, sino que estaba mal. Satoru había pensado en ese momento casi desde el momento en que te conoció, cuando teníais 15 años.

"Somos amigos, no significará nada." Le habías dicho.

Gojo golpeó su frente contra la puerta de nuevo. Mierda. El hombre ya era consciente de ello, no necesitaba escucharlo de tus labios también.

Das pena, Satoru. Murmuró para sí mismo.

***

2004

***

El día que Gojo te conoció, el balance de su mundo cambió.

Aunque él no se diera cuenta en ese momento.

La primera vez que te vio estabas entrando en tu nueva habitación, apenas llevabais un día en la escuela de Tokyo. Llevabas una única bolsa como equipaje, y cargabas tu arco y carcaj en la espalda. Satoru rio por lo bajo. Se acercó hacia ti con las manos en los bolsillos.

- ¿Herramientas malditas? - Te preguntó.

Te giraste hacia la dirección de dónde provenía la voz y encontraste a un chico de tu misma edad, bastante alto para tener quince años. No sabías por qué, pero el tono que había utilizado te sonaba algo arrogante.

Entonces preferiría morir antes que admitirlo, pero la belleza y naturalidad de tu rostro tenían algo que congeló la respiración de Satoru. La forma en que lo estabas mirando le estaba poniendo nervioso, lo cual le molestaba profundamente.

- Por lo menos el otro chico de primero tiene una buena técnica. Pero no esperes que te hagamos de niñeras en las misiones. - Agregó Satoru con suficiencia, apoyando la espalda en la pared del pasillo.

Arrugaste los labios y lo miraste de arriba abajo otra vez. Satoru sintió un sudor frío recorriéndole la espalda. ¿Quién demonios eras tú para hacerlo sentir así?

- ¿De qué estás hablando? Es un arco normal de kyudo. - Respondiste, señalando tu espalda.

Gojo frunció el ceño y observó con más atención el arma. La energía maldita que había percibido debían ser los restos de tu propia energía. Tenía que ser fuerte para dejar este rastro, pero era la única que sentía aparte de la suya propia.

- ¿Y por qué no puedo sentir tu energía? - Espetó Satoru.

Cruzaste los brazos encima de tu pecho. Estaba claro que no estabas disfrutando de la conversación, lo cual satisfacía a Satoru. Quería hacerte sentir tan incómoda como tú le hacías sentir a él.

- Porque, al contrario que tú, yo sé ocultarla, idiota.

- Bueno, ya veremos en clase quién tiene más poder. - Respondió Satoru con una sonrisa de depredador. 

Te iba a dar una paliza en cuanto tuviera oportunidad.

Soltaste un bufido, y te encerraste en tu habitación con un portazo.

La ocasión no se hizo esperar.

Durante la primera semana de curso tuvisteis la primera sesión de sparring, en la que Satoru te pateó el culo. Te derribó una, y otra, y otra vez, sin que tú consiguieras tocarle ni una sola vez.

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora