Mientras caminabas por las concurridas calles de Shibuya, te encontraste rodeada de carteles de neón en tonos azules y rojos, tiendas de fachadas coloridas y el constante murmullo de la gente. No tenías clases hasta la tarde, así que te habías tomado la mañana libre. Pasearías un rato por el centro, harías algunos recados y, con suerte, despejarías un poco la mente.
Después de tu charla con Suguru hace dos días, habías estado bastante distraída. Si no lo hubieras estado, quizás te habrías dado cuenta antes de que te seguían.
Tenías dos semanas para tomar una decisión. Al llegar a tu habitación esa noche, doblaste con cuidado la nota que Suguru te había entregado y la escondiste entre la mesita de noche y la pared, donde nadie (especialmente Gojo) la encontraría por accidente. Cada noche, antes de irte a dormir, mirabas la dirección escrita con la letra de Suguru y entrabas en un debate interno sobre si deberías asistir al encuentro. Aún no habías encontrado una respuesta.
Querías ir, de eso estabas segura. Si había algo que sabías, era que te sería imposible decir que no a tu amigo. Querías verlo en dos semanas, y luego querrías volver a verlo otra vez, y otra, y otra. Necesitabas la compañía de Suguru en tu vida, y la anhelabas con tanta fuerza que casi estabas dispuesta a ignorar todas las razones que te gritaban que no lo hicieras. Casi.
Pero Geto era un asesino, un traidor que quería alejarte de todos tus amigos y familiares. Aunque contigo fuera dulce y protector, debías recordarte que ya no era el chico sensato que había sido tu amigo, sino una persona muy distinta. Después de todo, era el líder de una secta.
Sin embargo, ninguna de estas razones era capaz de acallar la voz que te decía que sí, que debías hacerlo. Deberías ir a verlo y recuperar el tiempo perdido, y volver una y otra vez cuantas veces te lo pidiera. Lo deseabas, y si era un sentimiento que nacía de ti, ¿realmente podía estar tan equivocado?
Te detuviste frente a una joyería ubicada en la esquina de una calle más apartada y empañaste el cristal del escaparate al suspirar. El destello azulado de un par de pendientes de zafiro te recordó al otro problema, mucho más inminente.
Gojo estaría de vuelta en las próximas horas, y tenías que ocultarle lo sucedido. Se lo habías prometido a Geto, pero de todas formas tampoco se lo habrías explicado.
A diferencia de ti, Gojo tenía la obligación de ejecutar a vuestro amigo. Era el único lo suficientemente fuerte como para imponer la condena que le correspondía por sus crímenes, y cualquier información sobre Geto sería usada para llevarla a cabo. No querías ser tú quien pusiera a Gojo en esa situación. O, más bien, no querías que se ejecutara en absoluto.
Algo llamó tu atención. Viste el reflejo de un par de ojos en el escaparate y te volteaste bruscamente para enfrentarte al hombre que te observaba en silencio a tus espaldas.
— Perdona, no quería asustarte, cielo —dijo acercándose con una mano extendida hacia ti, sujetando algo—. Se te ha caído esto unas manzanas atrás, pero no conseguía alcanzarte.
Ahogaste un suspiro de sorpresa al ver que lo que sostenía el señor era tu carné de identidad de la escuela.
¿Cómo habías sido tan descuidada de perder algo tan importante? Ahí aparecían todos tus datos, incluso la dirección de tu residencia.
Miraste con suspicacia al hombre, pero no prestaba atención al carné en sí. Solo esperaba que lo tomaras con una sonrisa en el rostro, y te pareció bastante amable.
— Muchas gracias —dijiste haciendo una pequeña reverencia.
Alargaste la mano para tomar el carné, pero antes de que pudieras agarrarlo de forma segura, el hombre lo soltó y la tarjeta de plástico salió volando arrastrada por el viento.
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Old Beats | Gojo Satoru x Lectora
FanfictionCuando Gojo y tú estudiabais en el Instituto de Jujutsu, no pudiste evitar caer perdidamente enamorada de tu mejor amigo. Pero han pasado los años, y tú sigues siendo el único punto débil de Gojo. Para tu desgracia. (Slow burn | Spoilers en la tram...