XIII

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— ¿Estás segura de que no quieres curarte ese corte?

Descartaste tu uniforme desde detrás de las puertas del armario de tu habitación con un gruñido y te pusiste el pijama. Te crujía todo el cuerpo después de dos días intensos de combates.

Te pasaste un dedo por el labio partido. Shoko había querido curártelo en cuanto entraste a la escuela, pero no se lo habías permitido.

— No, me gusta así. — Dijiste, escondiendo una sonrisa. Era una prueba de tu victoria aplastante.

Saliste de detrás del armario, y encontraste a Geto sentado en tu silla. Esparcidos por la habitación había los restos de la pequeña celebración. Vasos usados, restos de comida, y algunos adornos festivos. Entre los escombros de la fiesta, tu amigo te miraba afectuosamente.

— ¿Qué pasa? — Le preguntaste imitando su expresión.

—Creo que echaré de menos estos momentos cuando no estemos todos juntos.

—¡No digas eso! — Protestaste. —Cuando terminemos esto, seguiremos trabajando aquí.

Suguru se escondió detrás de su pelo, y entendiste que contemplaba algún pensamiento siniestro. Era habitual entre la gente del mundo de jujutsu, las desgracias siempre estaban a la vuelta de la esquina.

Te acercaste a él y lo señalaste con el dedo amenazadoramente.

—¡Os prohíbo a todos que os marchéis de aquí! — Exclamaste, y se te escapó una risa cuando Suguru te miró con una ceja arqueada. —Y yo no me iré a ninguna parte, así que puedes estar tranquilo.

Geto se levantó y te rodeó con los brazos con tanta fuerza que soltaste todo el aire de golpe, acompañado de una risa ahogada. Él te apretó aún con más fuerza, levantándote unos centímetros del suelo.

—Basta, no puedo respirar. — Pero él te ignoró.

—Estoy tan orgulloso de ti. — Dijo Suguru mirando a la nada. —Serás una chamana magnífica.

Le diste las gracias en un susurro, y unos golpes en la puerta interrumpieron el momento.

Geto se acercó a la entrada de tu habitación, y se fijó en un papel que había en el suelo. Alguien lo había deslizado por debajo la puerta. El chico lo recogió y disimuló una risa cuando leyó lo que decía.

—¿Qué es eso?

Tu amigo te giro el papel y lo sostuvo en el aire para que pudieras leerlo.

                                        "¿Puedo entrar? ☹"

                                                                       - G

Gojo. Te sorprendió que tuviera la consideración de preguntar.

Hacía un rato, cuando todos estaban en tu habitación de celebración, le habías cerrado la puerta en la cara. No te apetecía lidiar con él. Las palabras de Mei Mei aún se repetían en bucle en tu mente, y tu único deseo es que todo ese asunto terminara cuanto antes. Querías dejarlo atrás de una vez por todas y volver a la normalidad.

Quizás era momento de volver a la normalidad con tu amigo también. Asentiste hacia Geto, dándole permiso, y el llamó a Gojo.

—Te dejo pasar si hacemos un pacto. — Dijo lo suficiente fuerte para que pudiera escucharlo desde el otro lado de la puerta. —Prohibido usar técnicas los siguientes 10 segundos.

—¡Vale! — Escuchas la voz de Gojo entusiasmada desde el otro lado.

Suguru abrió la puerta, y viste a Satoru con una sonrisa de oreja a oreja. Abrió los labios para saludaros, pero antes de que pudiera hacerlo Geto le cruzó la cara de una bofetada con un sonoro plaf.

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora