XVII

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2007

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No.

No, no, no.

No.

— ¿Qué?

La voz de Gojo era apenas audible en medio del pasillo vacío, donde te habías quedado paralizada. Yaga os había dado la noticia allí mismo, sin rodeos, arrancando la tirita de golpe.

— Suguru ha huido después de matar a todos los habitantes del pueblo. — Dijo el profesor. — No me hagáis repetirlo otra vez.

No, no, no, no, no, no, no, no.

No era posible.

Eso no estaba sucediendo.

Incluso después de que Yaga os dejara solos, no querías ni intentar moverte. Si lo intentabas y lo conseguías, significaba que estaba sucediendo de verdad, que no era una pesadilla horrible de la que ibas a despertar pronto.

Gojo tampoco lo hizo. No tenías ni idea de cuánto tiempo estuvisteis allí, mirando a la nada, incapaces de cuadrar la información que os acababa de dar el profesor con la realidad que conocíais.

Pero por imposible que pareciera, no era una pesadilla.

Tu mejor amigo era ahora un criminal.

Suguru Geto se había ido, y tu sentías que ibas a morir sin él.



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Actualidad

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Suguru Geto te hablaba como si no hubieran pasado diez años desde que te abandonó para convertirse en uno de los criminales más peligrosos en la historia.

Había cambiado mucho desde la última vez que lo viste. En lugar de su característico moño, llevaba el cabello oscuro, largo y brillante, cayendo en ondas suaves sobre su espalda, y había cambiado el uniforme escolar por un hábito de monje budista.

Había algo en su presencia que hacía que tu corazón latiera con fuerza, y una mezcla de sentimientos se apoderó de ti. La nostalgia por los recuerdos de su pasado en común, la rabia por su traición y la incertidumbre por su regreso después de tanto tiempo.

Y, sin embargo, no podías negar la emoción que te producía su presencia, como si algo en tu interior anhelara su cercanía y su protección.

Te enfurecía. Suguru Geto era un traidor.

A pesar de que tu flecha seguía apuntando en su dirección, él no se había movido ni un ápice. De hecho, su aura era cálida y acogedora, y parecía que en cualquier momento extendería los brazos hacia ti para abrazarte.

— Qué haces aquí. — Siseaste con furia.

— Quería hablar contigo. — Explicó él encogiéndose de hombros.

Te gustaría estar la mitad de tranquila de lo que él parecía.

Apretaste los dedos alrededor de la cuerda del arco y moviste ligeramente la dirección de la flecha hasta un punto crítico de su cuerpo. Él solo ladeó la cabeza, algo decepcionado.

Old Beats | Gojo Satoru x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora