EPILOGO

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Elaine

6 años después

He tenido mil versiones para terminar la historia del vestido que he estado diseñando. Mil versiones, una feliz, una triste, una llena de rabia, dolor, creo que por cada emoción he hecho una breve introducción para mi nueva colección.

Mi favorita es en la que ambos terminamos juntos, incluso después de tantos años. En esa versión, decidimos tomar el tren cada semana solo para vernos, decidimos nadar en vacaciones y darnos besos en el fondo del océano donde se escucha la misma música que hemos escuchado siempre, donde se siente que todo es gigante para mí y pequeño para él.

Sin embargo, no lo veo dormir de lado ni aprecio la música como lo hacía con él, no hay misterios, no hay una voz susurrándome al oído melodías para conseguir dormirme cuando no puedo. Ni hay unas manos delgaduchas y grandes que me rodeen la cintura.

Han pasado seis años, pero se sienten como mil.

Cada día he ido al océano a ver si esta por ahí, asomándose en las olas o navegando como le gustaba. Queriendo escuchar su voz en el viento o sentir su tacto en mi piel. He querido saber si está en algún lado para hacerme saber que el pendiente que aun uso en el cartílago sigue significando algo para él.

Dijo que un día cuando escuchara nuestra canción, pero han pasado años y la canción sigue sin sonar.

Exhalo mirando a mi alrededor, la costa de Amalfi se ve igual que siempre. Esbozo una sonrisa cuando unas personas se me quedan viendo y se acercan a sacarse fotos conmigo, después se alejan caminando. Me sorprende mucho lo lejos que he llegado, con diseños poco comunes que tienen historias como de un almirante o un pirata.

Voy hacia el bote que aguarda por mí en la esquina de la playa, Lina está sentada en el yate a varios metros del bote, usando un traje de baño verde mientras lee una revista de botánica. Bebe un poco de agua y ladea la cabeza subiéndose los lentes de sol a la cabeza.

Ella nunca recordó nada, solo sabe que tuvimos dos amigos, Ball y Ferry, recuerda a Tino y otras cosas, pero fuera de ello, hasta Malin fue borrado de su mente. Mis padres tampoco lo recuerdan y no volvimos a ver a sus padres, realmente no volví a ver a nadie.

Recuerdo regresar un verano a casa, fui a buscar a Tino, pero la casa había sido vendida. No pude contactar a nadie, no encontré a Ferry ni a Tino, busqué a Poncio pero nadie sabía nada de ellos, mucho menos de Ball quien tampoco estaba en la universidad.

Nolo me dijo que no aceptó, que Ball y su familia se mudaron días después de que yo me marchara. No hay redes sociales, ni números telefónicos, ni un poco de información sobre ellos. Hasta el acuario fue cerrado, lo demolieron por completo.

Veo a mis pies descalzos en la arena, el bote espera por mí, pero no doy otro paso más, me quedo quieta contemplando el horizonte. Esta noche habrá luna llena, en la luna llena, Ball era lo más humano posible, me cuidaba y pasaba noches conmigo, duraba a veces tres días, a veces solo uno. Recuerdo que nos acostábamos en esos días específicos, era divertido aguardar semanas para que pudiera tocarme.

Si, lo echo de menos.

Lo echo de menos cada día.

Lo recuerdo demasiado y lo siento en todos lados, no como quisiera, pero en mi cabeza, esta todo el tiempo. Esta en el azul de las telas y el aroma al pescado frito que, como cada domingo, está en mis sábanas blancas y en mis viajes sobre el mar.

Me pongo de cuclillas en la orilla, las olas vienen y se van, cristalinas y transparentes en mi mano. Sonrío acomodando un mechón de mi cabello tras mi oreja, viendo mi reflejo en el agua usando mí mismo peinado de siempre solo para que él pueda recordarme.

THE WHALE BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora