Había huido. Conseguí llegar hasta la guarida secreta de Gerardo gracias a la cámara de escape en mi nueva alcoba de reina que me otorgaba acceso directo a mi ruta usual de huida. No sé porque, pero arribé hasta aquel punto con ayuda de mi leal guardia real Agustín, quien aguardó hasta el otro extremo de la alcantarilla del palacio.
Gerardo como la pasada vez, me recibió cálidamente y aunque supo que existía algo en mí que me inquietaba, no preguntó las razones esperando que yo quisiera hacerlo, sin embargo, no pude explicarlo y terminé sentada en el amplio comedor de su guarida.
—Alguno de tus muchachos ha mostrado alguna anomalía ¿Algo fuera de lo común?
—No, todos son normales.
—Define normales.
—Todos son como cualquier seguidor —me aseguró, acercándose a la mesa en dónde yo estaba para poder sentarse en una de las bancas laterales—. ¿Cómo consiguió cabalgar con solo un brazo libre?
—Soy buena en ello.
En realidad mi transporte llegó a ser aquel viejo, pero funcional ciclomotor de Rolan y Agustín el encargado de transportarnos, pese que él yaciera a una distancia considerable de aquella guarida esperándome. No habría podido llegar sola a él, de eso estaba muy consciente.
—¿Es buena... escapando?
—¿Por qué piensas que he escapado?
—Soy bueno en ello —regresó mi frase con una sonrisa—. He escapado toda mi vida. Sin mencionar por supuesto, que su rostro lo refleja a gritos —un resople emergió al tiempo que observaba a 3 niños jugando en la lejanía. Pensé en que ellos pudimos ser mis hermanos y yo. Lo fuimos un tiempo, pero ya tan solo eran recuerdos.
—¿Cómo adquiriste este lugar?
—Mis padres fingieron estar en la quiebra y de esa forma ayudarme a encontrar a personas como yo y descubrimos que todos aquellos que alguna vez reportaron la anomalía a sus pertinentes autoridades eran acusados y sentenciados a muerte por múltiples crímenes en toda Victoria.
—Esos chicos al igual que tú no merecen estar ocultos ni renegados a su pasado. Todos merecen tener el mismo derecho que yo tuve.
—Oh créame que cuando digo que todos ellos son felices sin saber su pasado es porque así es. El saberlo solo les atormentará la vida.
—Lo dice como si ya lo hubiera intentado, Gerardo.
—Lo hice y ahora solo buscan venganza.
—Ichigo —pronuncié su nombre con odio, pero negó.
—Él es proveniente de familia seguidora. Llegó a mí teniendo solo 7 ciclos. Nunca me lo contó del todo, pero sus padres no eran buenas personas. Siempre tuvo un espíritu libre, así que iba y venía entre mi cobijo y acojo, trayendo a más pequeños como él hasta que un día pasado el tiempo, todo cambio. Mi objetivo principal siempre fueron los hijos de fuertes sin fuerza, por lo que jamás imaginé que Ichigo se encontraría en las subastas. Le dije que se alejara de los guardias y lo capturaron, pero logré salvarlo. Debí comprarle para liberarlo, sin embargo, no pude hacer lo mismo por mi querida Vanesa. Ambos fueron atrapados al mismo tiempo y subastados por igual —hizo un gesto como si hubiera olvidado y recordado algo de pronto—. Claro, siempre olvido su nombre de Fuego Blanco. Tú la conoces como Vanss.
En aquel entonces el apodo tuvo mucho sentido. Demasiado, de hecho.
—Cuarenta y cuatro unos. Jamás un foráneo había valido tanto e Ichigo me rogó para comprarla, pero era demasiado y yo no poseía tal cantidad. Ella no pudo ser rescatada hasta después de casi un ciclo y medio, pero él nunca me lo perdonó por ello. Ha odiado a los fuertes desde entonces, por lo que supongo que cuando Diego le propuso aquella alianza no dudó ni un poco en aceptar.
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I. EN LOS OJOS DE LA REINA ♕
Fantasia👑"Todos mienten, y nadie es la excepción"👑 Fantasía/Romance/Aventura La tercera era humana llegó al mundo y con él, un imperio que condena al resto que no son como ellos (seres dotados de una extraordinaria fuerza y mirada carmesí). Sin embargo...