𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟥𝟧

121 33 98
                                    

Extrañaba ser Ana. De hecho, extrañaba a todos esos chicos que me hacían sentir como alguien de mi edad pese que en realidad, todas mis experiencias a su lado no pudieran definirse exactamente normales, sin embargo, comprendía lo imposible que era poder visitarlos, ya que no hubiera sabido cómo explicar un brazo sostenido por un cabestrillo, por lo que solo me quedó esperar a que el mensaje dejado a Gerardo la última vez que le vi fuera escuchado haciendo que Vanss viniera a mí.

Debió transcurrir casi otra semana más para que mi brazo se liberará de aquel impedimento, aunque el dolor obviamente se conservaba palpable pesé que aquello disminuyera considerablemente gracias a los des inflamatorios que Mirna me prescribió. Durante aquel tiempo otorgado, Mikaela vino a visitarme, haciéndome bien el pasar con alguien distinto a guardias, asesores y mi consejero con manuscritos infinitos por firmar.

—Supongo que ya has escuchado lo que todo Victoria dice acerca de mí —ella se reacomodó del sillón debido a mi pregunta, mientras pasaba sus dedos entre su flequillo como mecanismo de defensa. No era ajena a los rumores surgidos acerca de que la débil reina había apartado de su camino a toda su familia junto con todo aquellos que se interpusiera para convertirse en regente.

—Mi padre al igual que yo estamos preocupados por ti. Esa gente puede hacértelo difícil en extremo, créeme. Espero puedas protegerte lo suficiente de esas perversidades. Nosotros estamos contigo. Jamás lo dudes —sonrió con honestidad colocando su mano sobre la mía en apoyo.

—Entonces... ¿no creen lo que dicen? ¿No me temen?

—¿Algunas vez nos lastimarías?

—No, nunca Mika.

—Pues eso es suficiente para mí. Además, de alguna forma te comprendemos. Yo te comprendo. Sé que no puedo compararlo, pero entiendo lo que es que te crean diferente al resto y que te juzguen por ello. No soy como cualquier fuerte, pero eso ya lo sabes ¿no? Al igual que tú, poseo una pequeña anomalía que el espejo me recuerda todos los días.

Me enfoqué en aquel verdoso ojo con una apenas visible manchas rojas, mientras que el otro por el contrario, era rojizo como su cabello castaño que se matizaba en ese tono bajo los rayos del sol. Yacía recién recortado hasta sus hombros, así como su característico flequillo, aunque en realidad ella y yo éramos muy distintas, pues su habilidad se maximizó gracias a su inmunidad al dolor, mientras que la mía simplemente carecía de tantos aspectos al grado que me cuestionaba si realmente merezco ser llamada y tratada como una fuerte, sin embargo, me pregunté que sí ella hubiera nacido en el tiempo que mataban a anomalías ¿Le abrían dañado u ocultado?

—Lo que debes hacer es entretener a todos esos fuertes para que hablen de todos esos chismes habituales que tanto les encantan.

—Qué sugieres.

—Pues, sí bien recuerdos existen 17 jóvenes esperando por ti todavía.

Su sonrisa pícara me invadió, provocando que ambas nos divirtiéramos un tiempo revisando los expedientes de mis contendientes. Algunos apuestos y otros simplemente descartables.

En realidad, no lo hubiera definido como una celebración, considerando que solo la mitad de ellos asistieron entre los que destacaban Jerte e Iriden, pero aquel evento fue el primero desde que mi padre perecido hacia un mes atrás y pese que sentí que era muy pronto, descubrí que la gente olvida con rapidez y es que yo era considerada con mis súbditos como una reina aislada y taciturna.

No la pase mal para ser sincera pese que mis experiencias siendo el centro de atención nunca fueron las mejores. Supongo que debieron fingir acorde a sus motivaciones aquellos caballeros conmigo, aunque lo más interesante surgió cuando en una prueba de habilidad y combate les hice contemplar mi perfecta puntería a una considerada distancia con todo y que mi hombre se mantenía todavía resentido por mi agravio en Marina. Uno tras otro, los obstáculos que se interponían en mi blanco los esquivaba aún con el vestido lila que Mika eligió para mí.

I. EN LOS OJOS DE LA REINA ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora