Después de que mis palabras a Pablo son concedidas, la actuación no pudo ser nada más que verdad. Aquella no se efectuó por mucho tiempo considerando que en cuanto su rostro se tornó pálido por la falta de oxígeno, detuve la orden en su mente para acercarme a él y poder susurrarle algo oído antes de que el valor se marchará de mí.
—Dile a Vanss que lamento lo exclamado y que el fuego blanco... se enciende hoy.
Seguido de eso, su respiración volvió a la normalidad para un segundo posterior, dejar caer su rostro a la mesa.
Por un breve instante, pensé que quizá se me había pasado un poco la mano con el encanto de no ser que observé su ojo bueno medio abierto como señal de que se encontraba bien. Sonreí un tanto esperando calmar mis nervios y optando por abrir la puerta con todos afuera y atentos a lo que diría, mientras sus cabezas se asomaron simultáneamente a la habitación.
—¿Está... muerto? —dijo el comandante Yraco.
—No, pero casi. Al parecer, pensó que le otorgaría el perdón si hablaba —el fuerte sonrió—. Tengo una dirección.
Ansioso de capturar "débiles" como el los llamaba, le encomendé ir en busca de esa dirección que no le llevaría a nada.
—Rolan querido, lleva al preso a la prisión en la sección dónde no permanece el otro. No queremos que compartan ideas o sí. Solo bastará que lo lleves tú a su destino —le miré de forma que comprendía lo que debía hacer.
Liberarlo.
Tras subir de nuevo a la planta baja del palacio, un guardia de alto rango con insignia de Palma rendido a las órdenes del comandante, arribó en direccionó total a Braco otorgándole un expediente.
—¿Qué es eso? —pregunté.
—Esto es información, reina Ofelia.
La sonrisa placida de ese fuerte me recordó a su primo el gobernador Wendigo. Su edad era semejante, quizá unos pares de años más joven, aunque unas cuantas canas suyas comenzaban a ser visibles. Ambos compartían aquellos ojos tristes y semi rasgados que se cubrían con esos lentes que escondían su desagradable personalidad.
—Es el expediente de Ana Robles, Majestad y aquí dice... dice que es su doncella —su ceja se alzó seguido de mirarme y cuestionarse como era posible que desconociera el nombre de alguien tan cercano a mí—. Quién lo hubiera pensado mi reina. Su propia sirvienta una espía, rebelde y basura débil viviendo a lado suyo —prosiguió escaneando mi reacción.
—Una total tragedia, comandante, pero como espeté, yo jamás averiguo los nombres de mis subordinados.
—Descuide, aquí dice que su familia vive en Los balcones en Lorde.
"He escuchado de torturas que duran un mes y no solo a ellos sino a su familia también". Mi estómago se contrajo ante el recuerdo de las palabras que Vanss me dijo tiempo atrás.
—Por suerte la localidad no está muy lejos. Mis soldados se dirigen justo en estos momentos por ellos en nuestros camiones para que pronto, su engendro de hija los acompañe.
Mi ansiedad se elevó en cuando recordé que su hermano Mateo también se encontraba aquí y que por su reacción, me parecía que todavía lo desconocía.
—En ese caso, dejo a su disposición la búsqueda de la instalación que nos dio el rebelde y a sus soldados a la familia Robles.
—Un placer servirle, mi reina.
Tanta hipocresía de su parte era intolerable, por lo que tan rápido pude, me cuadré de hombros para darme la vuelta y alejarme de ellos y con prisa, ir en busca de Damián deseando que aún no se hubiera marchado. Fui en busca de él al hangar, pero un soldado me exclamó que estaba enlistándose en su oficina. Me dirigí al bloque del palacio de la guardia donde le encontré.
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I. EN LOS OJOS DE LA REINA ♕
Viễn tưởng👑"Todos mienten, y nadie es la excepción"👑 Fantasía/Romance/Aventura La tercera era humana llegó al mundo y con él, un imperio que condena al resto que no son como ellos (seres dotados de una extraordinaria fuerza y mirada carmesí). Sin embargo...