𝐈𝐈. 𝐑𝐮𝐦𝐨𝐫𝐞𝐬 | 𝐂ap 9: «¿𝐐𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐥 𝐮𝐧 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨?»

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No entendí nada...

Riki aún se quedaba pensando acerca de la primera clase de matemáticas que había tenido en su ahora nueva escuela. En este momento está sentado en una de las bancas del patio, sus piernitas colgaban debido a la distancia que estás tenían del suelo.

Estaba en su primer recreo y se encontraba completamente sólo. Comía el emparedado que su madre le había dejado en su pequeño estuche como desayuno, junto un jugo de naranja de envase. Algo simple, pero muy delicioso.

Miraba como los otros niños de primero hasta octavo grado comían junto a más de ellos, cada uno tenía al menos un amigo para pasar el recreo y no sentirse solo.

Eso fue lo que Riki notó que lo hizo darse cuenta que se sentía diferente. Sentía que no encajaba y no le gustaba pensar en eso, no quiere sentirse solo; en toda la clase no hizo ningún amigo, puede que ahora sea el momento.

Claro, eso era lo que le faltaba, un amigo.

Decidido, se levantó de su asiento y dió marcha por todo el patio de juegos. Solo era una gran cancha con rejas muy altas y pocas bancas alrededor.

Los niños corrían y jugaban con una pelota de fútbol y algunas niñas se juntaban a montón formando círculos.

No escuchaba de que hablaban, pero le llamó la atención un círculo de niñas muy grande en el cual lo único que hacían era escuchar a una niña en particular. Se veían un poco mayores que él, supuso que se trataba de unas de tercer o segundo grado.

La única que hablaba parecía contar una historia con mucho ego y orgullo hacia las otras niñas que variaban de edad. Su cabello azabache llegaba hasta la cintura y las niñas no dejaban de halagar los accesorios que llevaba sobre este.

Por otro lado estaban las varones de su grado y otros mayores que jugaban con una pelota de fútbol. Todos participaban, se veía divertido, el también jugaba al fútbol en su casa con su hermano.

En el momento que quiso acercarse un niño de un grado mayor se acercó corriendo hasta uno de los niños mayores y preguntó si podía jugar. El mayor lo miró con asco y lo corrió diciendo que ya estaban completos, el niño algo apenado salió del lugar con un puchero.

Ninguna de las dos zonas funcionaba. Se convenció diciéndose que ese era un ambiente muy social; decidió que debía buscar en otra parte. Tal vez a alguien que esté solo igual que él.

En las esquinas más alejadas de la cancha vió a pocos grupitos de niños y algunos pre adolescentes. Al acercarse un poco a un pequeño grupo de niños este lo miró juzgando su presencia, ya que cuando se acercó pararon de hablar.

Riki, apenado, se disculpó medianamente y salió de ahí. Los grupos menores eran aún más difíciles de tratar, lo hacían sentir más excluido que antes.

Rendido por su búsqueda en vano decidió volver a su banco, el cual ya fue tomado por un grupo menor mixto (niños, niñas de mayor y menor grado). Riki suspiró y pasó por delante del pequeño grupo para solo adentrarse al colegio. A los niños les permitían entrar debido a que los baños solo se encontraban dentro de la institución.

Riki deambulaba por los pasillos mientras sorbía por una pajilla su jugo de naranja. De verdad se sentía muy triste ya que no encontró ningún amigo, se sentía muy excluido por todos los niños, se sentía muy solitario.

Unos gritos ahogados lo hicieron detener, tanto sorber su bebida como su paso. El ruido parecía provenir de uno de los baños del lugar, el baño de los niños. Al asomarse se encontró con lo que sus ojos no podían creer y lo hizo temblar de miedo.

Era un niño. No, eran tres. Dos sostenían a un niño por los brazos y había otro en frente golpeando una de sus costillas. Eran niños mayores que él, por supuesto. Riki retrocedió asustado, pero se mantuvo observando.

ㅡ¡Ah!... P-por favor, ya para... ㅡlas palabras del niño apenas podían salir, estaba retorciéndose del dolorㅡ. Yo nunca... ¡Ah! ㅡfue golpeado nuevamente, esta vez en la boca de su estómago. Este último golpe lo dejó tosiendo debido a que lo dejó sin aire.

ㅡ¡Cállate, marica! ㅡuno de los niños que sostenían al abusado habló está vez. Demasiado cerca de su oído.

ㅡ¡Basta! No les hice NADA.

Riki escuchaba atentamente.

ㅡNo es necesario hacernos algo, y si lo hicieras, saldrías corriendo, todos sabemos que eres un miedoso ㅡel atacante se acercó bastante cerca de la cara del castañoㅡ. Y a los miedosos se les debe quitar el miedo de una u otra manera ¿No crees?

ㅡYa para, por favor... ㅡel niño no podía más y sin previo aviso sus lágrimas se aproximaron, desbordándose de sus ojitos, deslizándose sobre sus ya rojas mejillas. Sorbió su nariz, la cual estaba del mismo color; su labio inferior temblaba y los quejidos no tardaron en llegar. Estaba llorando.

ㅡ¡JAJAJA! ¡Miren, la mariquita se puso a llorar! ㅡrio apático uno de los niños, burlándose.

ㅡQue patético... ㅡmurmuró el niño quien estaba con los puños rojos y completamente libres. Perfecto para un golpe más y terminar con su trabajoㅡ. Esta vez voy a dejarte un recuerdo que te durará durante toooodo el día ¿Oíste Jungwon?

Jungwon observaba detenidamente como el niño mayor que él levantaba su puño bien cerrado apuntando esta vez a su cara. Negó desenfrenadamente con la cabeza, no quería un golpe en el rostro, se notaría, su madre lo notaría, él lo notaría.

ㅡN-no, ¡NO POR FAV-...! ¡AH! ㅡun fuerte golpe fue llevado perfectamente a el pómulo derecho del castaño, dejándolo tirado en el suelo del baño.

Los otros dos niños, incluyendo a el abusador y líder del grupo, se despidieron con sonrisas falsas de Jungwon y un "nos veremos mañana".

Riki al notar que los niños caminaban a la salida logró esconderse rápidamente. Para su suerte había un cesto grande de basura cerca de una esquina, un perfecto punto ciego.

Al salir de su escondite se dirigió dentro del baño en dónde supuestamente estaba Jungwon, para su mala suerte el niño ya se había ido. O eso creía, lo único que hacía era llorar dentro de uno de los cubículos del baño. Lamentándose en voz baja.

Riki sintió el ambiente demasiado pesado y triste, se sentía igual que cuando estuvo en el funeral de su padre. Quería llorar con él, decirle que también siente su dolor de alguna manera, pero lo sentía muy dentro de su corazón.

No tuvo tiempo para eso hasta que el timbre sonó. El niño luego de unos largos segundos salió del cubículo encontrándose cara a cara con él. Hicieron un contacto visual que fue cortado en cuestión de segundos, Jungwon ignoró la presencia del menor y salió del baño.

Al final del día, Riki no logró hacer ningún amigo.

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☼︎@Dnxx2808_

𝐓𝐄 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐄̂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora