𝐈𝐈𝐈. 𝐓𝐞𝐥𝐞́𝐟𝐨𝐧𝐨 | 𝐂ap 7: «𝐇𝐮𝐲𝐞 (2/4): 𝐌𝐞𝐧𝐬𝐚𝐣𝐞 𝐝𝐞 𝐯𝐨𝐳»

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Eran las siete de la noche en la casa de los Yang

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Eran las siete de la noche en la casa de los Yang. El niño castaño había dado por finalizada su primera llamada con Jay tan motivado y alegre. Irradiaba energía y su madre lo notó.
Jungwon iba directo al comedor, saltando de emoción.

ㅡ¿Con quién estabas hablando, Won?

ㅡCon nadie, ma. Solo... Estaba jugando con el teléfono.

ㅡPues vaya imaginación que tienes, mi amor. Te escuchaba incluso pausar para escuchar, eso sí que es no dejar morir a tu niño interior, claro, el que todavía tienes ㅡla mujer rió con ternura.

ㅡMamá ㅡllamó, la mujer solo hizo un ruido menorㅡ. ¿Necesitas ayuda? Puedo ofrecerme sin ningún problema.

ㅡYa te he dicho que esperes un ratito más, bebé. A la pasta le falta poco, ahora estoy revolviendo la carne y verduras; dentro de un rato iremos a ver la televisión mientras almorzamos, no queremos que se nos ponga el sol ㅡdijo con una muy linda sonrisa mientras revolvía una sartén llena de noodles y huevo, haciendo un ramenㅡ. Por el momento ve diciéndole a tu papá que ordene la mesa.

Jungwon pasó saliva y se levantó con cuidado dirigiéndose al lado de su mamá. La tomó del brazo que revolvía la sartén con una cuchara de madera. El niño apartó a su madre del ala de la cocina y la sentó en la mesa.
Fue él quien terminó de cocinar la cena, y de servirla. El hijo de la mujer tomó de la mano a su madre y, casi arrullando a su oído, habló.

ㅡMamá, papá no está en casa. Ya es de noche, la hora del almuerzo pasó, pero si quieres podemos ver algo en la tele después de cenar ㅡJungwon le pasó un vaso con agua y unas dos largas píldorasㅡ. Se te pasó la hora otra vez, ¿verdad? ㅡJungwon se dirigió a su asiento y con mucha normalidad agradeció la comida, agarró sus palillos y comió en puro silencio.

Esperaba que su madre reaccionara de algún modo. Sin más se quedó sin palabra ni movimiento en su semblante. Parecía querer asimilar la realidad en la que se encontraba tomando los palillos, viendo a su hijo, la comida, observando por una ventana la oscuridad de la noche y el como iluminada la ciudad; su entorno: la cocina, la sala, el televisor, la mesa.
Todo eso como sí le fuera nuevo. Ignorando el hecho de que lleva viviendo sola con su hijo desde hace siete años.

ㅡLo siento mi vida... ㅡdijo antes de tomar las pastillas y beber todo el vaso de agua.

El menor no le tomó importancia. Estaba acostumbrado. No sabía que era lo que su mamá tenía, pero con solo saber que esta le advertía de lo que ella solía llamar "episodios de estrés", lo que sea que eso signifique, debía darle esas dos largas píldoras para "calmarla".
Eso sí va entre comillas debido que hay veces que la mujer no dejaba de tomarlas con frecuencia, temblaba todo su cuerpo, se desmayaba y por alguna razón esos días terminaban en el hospital.

𝐓𝐄 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐄̂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora