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Ambos corrían todo lo que podían mientras esquivaban cada persona que había en el camino en medio de los dos.
En un punto Jungwon no pudo correr más debido a que se cansó bastante rápido y las heridas no lo dejaban tranquilo en un ritmo muy acelerado.
Jay notó esto y lo cargó sobre sus brazos, llevando estos por debajo de la cadera del menor. Solo corrían, debían escapar de esta situación tan vergonzosa y aterradora para ambos.
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Sábado, 10:23 am.
Era un día completamente normal para Jungwon en su departamento. Su madre ya le había arreglado sus cosas dentro de su mochila al igual que su ropa común. Este vestía unos jeans azules junto un suéter color blanco y unos zapatos Converse.
ㅡY recuerda. Cualquier cosa que te diga tu solo tendrás que asentir ㅡdijo su madre, la señora Yang. Mientras acomoda su pantalón y le baja un poco el borde de su suéter.
ㅡMamá ㅡllamó Jungwonㅡ, ¿por qué no puedo pasar este fin de semana contigo? ㅡpregunta el pequeño castaño con un tono más infantil, intentando convencer a su madre.
La señora Yang frunce sus labios y respira hondo.
ㅡLo siento, cariño ㅡtomó sus mejillas con consueloㅡ. Sabes que debes ir a ver a tu padre cuando está en ese estado. Trata de ser dulce con él, ¿ok?
ㅡPorque debería si tú no eres así con él ㅡsu madre lo mira directamente a sus ojos avellana, los cuales esta vez la veían con un tanto de rencorㅡ. Siempre le gritas por llegar tarde a casa y aún más cuando está en este estado. No quiero ir a hablar con él.
La señora Yang frunce un tanto su ceño, claro que no le gustaba estar con su esposo pero tampoco quería que su hijo hablara sobre él de esa forma.
ㅡNo vamos a seguir discutiendo sobre esto, ¿de acuerdo?. Ahora mismo vas a tener que ir a su apartamento, un taxi irá por tí dentro de unos minutos así que quiero que no te retraces y que no disputes con tu padre ㅡcerró la conversación con esas palabras algo dominantes pero sinceras.
Jungwon miró al suelo enternecido a la par de asentir ante las palabras de su madre. Claro que no quería ir pero no tuvo otra opción, sus padres discutían a menudo y estos siempre terminaban separándose de casa; al ser su hijo debía visitarlo constantemente.
Jungwon retuvo las ganas de llorar o hacer una rabieta ya que sabía perfectamente que eso no iba a funcionar y que no tendría sentido.
Con sus ojos algo llorosos y su mirada perdida, subió al taxi que su madre había pedido y este dió marcha hasta el departamento de su padre.
