2 - Las reglas del juego ✨

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Las reglas del juego y pareja perfecta.

Todo mundo tiene una cosa que le sirve de calma cuando las cosas van mal.

En mi caso, el patinaje era mi escape al finalizar un mal día en la oficina, sentir el vapor helado, las navajas de mis botas deslizándose en el afinado hielo y mi cuerpo moviéndose al ritmo de la música. Veía las chicas a mi alrededor esforzándose porque un movimiento les saliese perfecto, recuerdo hacer patinaje artístico desde que tenía cinco y competir en las nacionales, todas ahora memorias, quería dedicarme a esto, pero cuando tienes unos padres empresarios y profesionales presionándote a estudiar una carrera universitaria es imposible, papá siempre dijo que era perder tiempo dedicarse a esto fue así como dejé de competir en el equipo y el patinaje se convirtió en tan solo un pasatiempo que podía practicar una vez por semana.

Me sentía fatal, nada me hacía olvidar el hecho que me casaría, es absurdo que aceptara, creo que soy la idiota más grande del mundo por aceptar algo tan absurdo. Pero de verdad quería convertirme en una mujer ejecutiva y poderosa, para así podría tener la aprobación de mis padres, y mi hermano ya no sería más mi jefe.

Al casarme con Ruggero cumpliría el sueño de mis padres, cada vez que mamá me hablaba de temas de chicas intentaba convencerme de que él, el idiota más vacío y ególatra sería un marido perfecto, el típico caballero de brillante armadura. Pero para mi no era así, quizá porque lo odio tanto o porque en el fondo le tengo miedo; desde que tengo memoria me ha hecho la vida imposible el muy maldito, pero estaba dispuesta a todo con tal de convencer a papá y mamá que soy capaz y tan lista como Agustín , aunque sería difícil de creer, la locura de casarme con el chico que tanto odio, por el cual lo único que puedo sentir es desprecio; casarme con él me daba la posibilidad de vengarme por cada cosa que me hizo en el pasado.

Sus ojos miel, su peinado perfecto, su sonrisa repugnante y arrogante no me detendrían, jamás podría sentir nada por él, ni él por mi, era perfecto nada me impediría conseguir lo quería; lo haría sufrir y luego yo sería feliz con Michael.

Mi cabeza era un tornado de emociones, salí de la pista a los vestidores para irme a casa, me quité las mayas y me coloqué un vestido de flores y mis sandalias rosa, vería a Michael al salir así que empecé a maquillarme hasta que mi amiga entró.

-¡Karol! ¿Que tienes? -Preguntó preocupada, la rubia era mi mejor amiga desde la preparatoria.

-Valentina, tengo que contarte algo. — Sonreí feliz fingiendo emoción, ella tomó mis manos intrigada.

-¡Dime! ¡Dime! -Dio saltitos.

-Estoy enamorada. -Abrió sus ojos como platos, luego los entrecerró dudando-No, no es de Michael.

-¡OMG! -Se tapó la boca. ¿Bromeas?
-Niego. -Ya dime Karol.

Ella se colocó expectante, si ella me creía también mis padres y Agustín , no era un secreto para las personas que me rodean que lo odiaba. Tomé aire y aquí comenzaba mi actuación.

-Estoy enamorada de, -malditas ganas de reírme. Ella esperaba atenta. -¡Ruggero! Amo a Ruggero.

-Ya dime, deja de bromear ¿Quien es el afortunado? -Aplaude como foca retrasada y sonríe enormemente.

-Es él-Aseguré su sonrisa se borra - Mira, nos dimos cuenta que todo lo que sentimos es algo más que odio, hay algo entre nosotros, una conexión, él siempre ha estado en mi vida.

Ella no sabía si reír o golpearme, a ella tampoco le agradaba Ruggero, aunque nunca entendí porqué.

-¡Por Dios! -Puso cara disgusto - ¿Estas loca?

-No, siempre ha sido él. Y- Puedo sentir como su cerebro procesa la información. - Voy a casarme con él.

-¿Que? -Dijo, sacada de órbita.

Casada con el enemigo | RUGGAROL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora