7 - Campamento, fogata y ¿Tú cantas? ✨

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Karol:

Me tiré sobre la cama y suspire, miré a los lados y todas mis cosas ya no estaban, se las habían llevado para mi nueva casa. Me voy tres día y me sacan de la casa, aún estaba irritada por la discusión con mi madre, trató de hacerme volver con Ruggero, no quería ver su idiota rostro.

Me coloqué un vestido y salí de mi casa ahí estaba Michael, esperándome en su coche, me metí y arrancó. Nos saludamos con un beso, no lo veía desde que me fui a mi supuesta Luna de miel cosa que quería olvidar para siempre, esa noche de la tormenta terminé llorando hasta el amanecer; siempre desee conocer ese lugar y todo se arruinó ahora no quería ni recordar.

-Te he extrañado bebé -Dijo mi novio, mientras veíamos el atardecer desde su coche, salir con él era difícil no podíamos ir a un lugar público porque nos verían y todo se iría al carajo.

Sus ojos verdes me observaban con atención mientras le contaba lo sucedido en el viaje, aún no me creo el hecho de estar viva después de estar en una tormenta en el mar con un idiota que me odia. Tenía ratos de no saber de Ruggero ¿Donde estaría? ¿Que estaría haciendo? Bueno ya que, no me importa en absoluto.

-Te amo, linda -Dijo, de una manera pura, me dio un beso.

-¿Y tu? ¿Que hiciste estos días? —Acaricié su rostro.

-No salí, estuve en casa todo el tiempo y he estado trabajando-Dijo bostezando

Michael es el chico perfecto, por mi parte me iría a cualquier lado con él, definitivamente es el amor de mi vida y si no es él entonces no existe. Esta era la primera vez que me enamoraba había tenido otros novios pero nada serio, con Michael todo fue diferente desde la secundaria él estaba para mi, él era uno de los más guapos después del grupo de Agustín y Ruggero ya que estos dos eran considerados la octava maravilla del mundo, mi hermano si es jodidamente guapo, pero Ruggero, bueno Ruggero es un caso especial.

Nuestra historia de amor comenzó cuando Valentina nos presentó y de ahí recuerdo que fuimos inseparables. Si bien nosotros no podíamos decir en público que éramos novios, pero lo respetaba y él supongo que a mi también. Cuando me mira con los ojos cafés hermosos que tiene me hace ceder a prácticamente todo lo que quiere, confío en él a ciegas.

Volví a casa esa noche feliz, hasta que me encontré con una sorpresa que mi familia ideó. Mi padre viajaría la próxima semana y estaría en el extranjero por un año, así que nos iríamos de campamento antes que se fuera y si, Ruggero estaba invitado, eso significaba una cosa: tener que fingir frente a mi familia, todo debía ser convincente.

-¿Estás Loca, mamá? -Le grité, mientras me puse en posición jarra cuando me dijo que preparara mi maleta.

-Hija, es una grandiosa idea. —Dijo, emocionada.

-¿Ah? ¿Ahora seremos Dora exploradora haciendo campamento? ES RIDÍCULO.

Estábamos discutiendo cuando entró mi hermano preguntado que pasaba

-Agustín , dile a mamá que esto no está bien y que está loca -Le exigí.

-¡No! De hecho me parece una buena idea, estoy emocionado por ir. -Sonrió el maldito.

Lo miré como si desease matarlo, hice una rabieta como cuando pequeña, hasta a mi misma me doy vergüenza ajena, yo hacía eso y mis padres me consentían pero, las cosas cambian. Le pegué furiosa a lo primero que se puso por delante pero me dolió más a mi que a esa maceta de porcelana.

No tenía opción, tendría que ir al campamentito ridículo familiar, claro junto a mi querido esposo. Tomé mi coche y llegué a la casa en la que viviría junto a Ruggero. Por suerte no había nadie y me permití tomar lo que necesitaría tranquilamente.

Casada con el enemigo | RUGGAROL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora