8 - Canciones infantiles y momentos vergonzosos ✨

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Karol:

Tenía un brazo adolorido, mil picadas de mosquito en mi cuerpo y debía despedirme de mi padre por dos meses. Luego de un campamento del que tuvimos que volver antes de tiempo por la intoxicación de Agustín , gracias a unas moras silvestres obsequiadas por mi como venganza, casi lo mato, por poco mato a mi propio hermano. En fin no pasó a más de dos días en el hospital.

Mi padre partía para el aeropuerto, el mayordomo subía sus maletas al coche, todos estábamos en el jardín de nuestra casa para despedirnos de él. Era todo un drama pero en fin mi familia nunca fue normal.

-Te voy a extrañar papá —Le di un abrazo y un beso. Detesto que mis padres sean personas de negocios porque hay despedidas casi todo el tiempo.

Mi madre viviría en nuestra casa mientras papá volvía, esto sería un caos, durmiendo con Ruggero en la misma habitación, en la misma cama posiblemente.

Quería hablar con alguien y desahogarme, necesitaba contarle a alguien lo que sucedía con Ruggero, la verdad, deseaba que alguien la supusiese, debía ser alguien de confianza.

Valentina. Ella me entendería, habíamos quedado de encontrarnos, llegué al parque y ahí estaba ella sentada en una banca.

Comenzamos a hablar, quería decírselo pero a la vez algo me lo impedía. A ella siempre le había gustado Ruggero pero luego Agustín .

-¿Querías decirme algo? —Alza su cejas.

-No nada -Mentí -Solo quería verte.

-¡Cuéntame! ¿Como es Ruggero en... Ya tu sabes. —Fingí no entender, pero ella insistió en querer saber de nuestra "intimidad" cosa de la que no podía hablar porque jamás pasaría algo entre nosotros.

Valentina es muy insistente, terminé mintiéndome diciendo que el hombre era un dios en la cama, detesto tener que mentir y luego de esto no volvería hacerlo más, jamás, las mentiras para que las crean hay que darles seguimiento y aveces hasta creérselas uno mismo. Odié la hora en que actúe tan egoísta, inmadura y estúpida como para aceptar casarme con alguien que lo único que ha hecho toda su vida, es odiarme sin razón, sólo por caerle mal.

Uno debe estar muy imbécil para hacer eso, pero, ahí estaba yo hablando del maravillas de mi falso esposo. Deseaba corregir mis errores y si voy a lograr algo que sea por mi, no porque me caso con el ídolo de mis padres; pero era demasiado tarde lo pensé demasiado tarde. había tomado una decisión desde la emoción, sin pensarlo y ahora debía pagar las consecuencias.

El mentir estaba dañando la relación que tenía con Michael, el único nombre que amaré toda la vida, no puedo soportar que esto nos separe. He llamado toda la tarde a Michael y él ignora mis llamadas, en la oficina solo nos vemos rápidamente; él me persigue con la mirada y yo a él.

Para mi suerte esa tarde pude encontrarlo en su apartamento, charlamos por horas; estar con él para mi era todo, sus ojos verdes mirándome su sonrisa llena de picardía.

-Te amo bebé -Me da un beso en la mejilla, mientras vemos Big Heros, una de mis películas favoritas, lo miro y no puedo evitar sonreír y sentirme afortunada.

-Oye ¿Porque no respondías mis llamadas? -Pregunto, fingiendo estar furiosa.

-He estado muy ocupado, cielo -Me da un corto beso -Las cosas en la oficina están duras.

La verdad las cosas en la empresa si estaban duras, mi padre se había ido a un viaje de negocios y eso significaba más trabajo para todos.

Al salir del departamento de Michael, decidí que quería estar sola; quería asimilar que al llegar a la casa tendría que compartir la habitación con Ruggero, porque mi madre utilizaría la otra habitación, me dirigí a la playa.

Estaba de noche, la luz de la luna alumbraba aquella inmensidad de agua, las olas emitían un sonido lleno de tormenta y calma a la misma vez, tan agitadas transmitían fuerza, coraje y la vez una paz al romperse con las rocas. No quería ver a nadie tan solo estar conmigo misma y encontrar mi camino, el cual había perdido cuando entré en esta farsa.

Ruggero me estaba llamando al móvil, tuve que apagarlo. Caminé por la arena tratando de poner en orden mis ideas. Si tan solo no hubiese caído en esa provocación.

Llegué a casa pasada la una de la madrugada, todo estaba oscuro dejé las llaves en la mesita del living. Al llegar a la habitación suspire tratando de armarme de valor, había un silencio y tan solo pequeños rayos de luz de luna entraba por la ventana francesa, pegando directamente en la cama, en la cual la espalda desnuda de Ruggero brillaba. Estaba dormido para mi suerte, me coloqué el pijama y me deslicé entre las sabanas y sentí su calor, su perfume. Fui lo más cuidadosa para no despertar el demonio que dormía a mi lado.

***

Restregué mis ojos, enfoqué y ya era de día. Ruggero ya no estaba en la cama ¿Se habría ido? ¿Que habrá pensado al verme ahí? Me levanté y me fui a la ducha. Me di una refrescante ducha, necesitaba aprovechar que tenía un poco de privacidad.

Al salir del baño como de costumbre salí desnuda a la habitación, como si de mi casa se tratara, me sentía de buen ánimo.

-Soy una taza, una tetera -Empecé a cantar con euforia y a mover mi cuerpo.— una cuchara, un cucharón...

Alguien a mis espaldas aclaró su garganta, cerré con fuerza mis ojos ¡Mierda! Si era quien pensaba estaba muerta ¡Demonios! Estaba paralizada no quería girarme llevé mi vista a una mesita que estaba cerca de la ventana he ahí un desayuno. Estaba totalmente desnuda, como vine a este mundo.

-Sigue cantando Karol -Confirme lo peor. —También me se esa canción.

Fue en ese momento, el titanic chocó con el iceberg.

Era Ruggero, maldición estaba congelada, me giré y estaba de brazos cruzado, una sonrisa arrogante adornaba su cara, yo estaba muerta de la vergüenza tomé una sabana de la cama para taparme.

-¿Que haces aquí? -Pregunté, intentando esconder mi vergüenza.

-Aquí vivo, aquí duermo ¿Lo recuerdas? -Responde, escanea mi cuerpo con su vista, siento que con esos ojos puede ver hasta lo más profundo de mi oscura alma.

Estaba sonriente, el maldito. Se estaba burlando de mi y yo actué como tarada, parecía una roca no sabía que hacer. El triunfante se dirigió a la puerta para salir.

-Por cierto -Dijo antes de irse —¡No estás tan mal, Karol! -Me guiño el ojo y se fue.

Maldito, grité furiosa. Esto fue una vergüenza. Bailando soy una taza desnuda frente a Ruggero.

Cada vez metía la pata más.

Casada con el enemigo | RUGGAROL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora