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Poco más de dos años han transcurrido desde aquel horrible accidente en las instalaciones del área 51. a raíz de esto la vida de los pocos sobrevivientes se a convertido en un reto. mantenerse con vida es una tarea casi imposib...
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Luego de haber organizado mis pertenencias en una de las habitaciones de la última planta deje escapar un suave suspiro.
¿Debería acomodar las cosas de Jimin aquí también?. No, esa no sería una buena idea. Quizás se sienta incómodo si llego a hacer eso.
Tome sus maletas y al salir casi me choco con Taehyung y otro chico.
—¿Son las cosas de mi hermano? —preguntó acercándose.
—Si, voy a organizar su habitación
—Déjame yo lo hago —Le arrebato ambas maletas–. No le gusta que toquen sus cosas
—Eso no es verdad —dije fastidiado—. ¿Y este quien es?
El otro chico volteó a ver a kook y sonrió de lado.
—Soy Jung Hoseok —respondió—. ¿Wow eres Jeon Jungkook? —cuestionó algo asombrado. No pensó que más personas de su colegio hubieran sobrevivido.
—Si —fruncí el ceño—. ¿Nos conocemos?
—Íbamos a la misma clase, no creo que me recuerdes. Nunca nos hablamos —volvió a sonreír—. Eres el mejor amigo de Seokjin, ¿no?
—Así es—afirme saliendo de la habitación—. La verdad creo que nunca te había visto —confesé y le volví a quitar las maletas a Tae—. ¿Eras amigo de Jimin?
—No, él era mi novio —contestó esta vez Taehyung con una sonrisita pícara.
—¿Era?...
—Es...—corrigió sin borrar su sonrisa.
Rodeé los ojos ligeramente asqueado.
—No quería saber, ahora si me permiten iré acomodar esto
—No, no –el castaño una vez más le quito las maletas a Jeon, no iba a dejar que viera las cosas personales de su hermano—. Lo haré yo, ¿o quieres que se enoje? –elevó una de sus cejas.
—Ahg, esta bien —solté rendido–. Estaré con mis hermanas y más tarde iré a verlo
Ambos chicos asintieron y se adentraron a una de las habitaciones vacías a paso rápido. Luego de eso Jungkook salió en busca de sus hermanas encontrandolas en el jardín jugando, con una sonrisa nostalgica se acercó a ellas y tomó asiento a su lado.
—¿Cómo están? —pregunté suavemente mientras acariciaba sus pequeñas cabezas–. ¿Están...felices?
—Bien kooki, ¡Jin nos trajo muñecas! —chilló bajito Hanuel, enseñándole una bonita princesa de cabello negro—. Se parece a mamá —susurro.
Observé la princesa con tristeza y asentí.
—Si...—tragué grueso conteniendo mis lágrimas—es igual de hermosa a ella
