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Poco más de dos años han transcurrido desde aquel horrible accidente en las instalaciones del área 51. a raíz de esto la vida de los pocos sobrevivientes se a convertido en un reto. mantenerse con vida es una tarea casi imposib...
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Mi vista se mantenía fija en aquel desgraciado ¿como era posible que Namjoon permitiera que estuviera ese hombre aquí? Después de haber intentado abusar de Jimin, ese bastardo seguía con su vida como si nunca hubiese pasado.
Quería partirle la cara para recordarle que no se podía acercar a Jimin y que si lo hacía le iría jodidamente mal.
—¿Que tienes? —Murmuró Park en voz baja. Jungkook llevaba casi diez minutos mirando a un punto fijo y sin siquiera tocar su carne.
—Nada
—Oh vamos, no seas mentiroso —rápidamente dio un vistazo a las demás personas, notando a quien estaba observando realmente—. Kook...
—¿Que? —respondí ligeramente fastidiado.
—No vale la pena ese idiota, ¿Si? Disfruta la noche —le dio un suave empujón–. Las personas que te importan están aquí
—Si per-...
—Nada de peros Jungkook, se que ese imbécil se merece todo tu odio; sin embargo no te puedes dejar arruinar la noche por alguien así —tomó sus manos, entrelazando sus dedos con los del pelinegro—. Disfruta las cosas buenas, tus hermanas están aquí, también Seokjin...
Suspire.
—Y tú —giré a verlo–. También estás tú
Jimin paso saliva ligeramente nervioso al sentirse muy observado por Jeon.
—Si, y siempre estaré aquí junto a ti —susurro.
Al escucharlo sonreí, tenerlo a mi lado toda la vida era lo que más deseaba en el jodido mundo.
—Igual yo —acaricie sus mejillas—. Me vas a tener aquí contigo hasta que me muera
—No vas a m-..
—Shh, cállate —reí y lo tome del mentón para plantar un suave beso sobre sus labios.
Al separarme de él volví a observar a mi alrededor, intentando no mirar a ese hijo de puta. Jimin tenía razón, debía dejar de enfocarme en lo malo y valorar lo bueno. Por primera vez en años puedo comer carne fresca, estoy rodeado nuevamente de seres humanos y no solo de criaturas, lo tengo a él, a mis hermanas y...
Estamos vivos.
Corte mi carne y al llevar aquel trozo a mi boca jadeé bajo. Mierda, había extrañado comer esto.
—¿Esta rica? —preguntó con una sonrisita el más bajo.
—¿Vas a estar mirándome toda la noche? —Levanté una de mis cejas.
Park rodó los ojos abochornado y giró su rostro, para observar a los demás presentes. Habían alrededor de cincuenta o sesenta personas, eran demasiadas y eso que no estaban todos los de la comunidad.
