Dᴇsᴄᴏɴғɪᴀɴᴢᴀ

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Podía sentir mis manos temblar, había olvidado  por completo como se sentía tener miedo. Aquel horrible sentimiento que aceleraba mi corazón y cortaba mi respiración, había olvidado como me sudaban las manos y como mis piernas se debilitaban a medida que avanzaba, había olvidado como el terror me consumía y los nervios me jugaban una mala pasada en el peor momento. Casi todo se había borrado de mi mente, menos el dulce sentimiento de calidez y protección que me hacía sentir Jungkook.

Su mano sostenía la mía con fuerza y me mantenía detrás suyo, protegiendo mi cuerpo. Todos avanzábamos de forma lenta y silenciosa. Nos encontrábamos a las afueras de Seúl, buscando provisiones, especialmente suministros médicos y herramientas. Por obstrucciones en el camino tuvimos que dejar las camionetas dos calles abajo y avanzar hasta un enorme hospital.

Al llegar a la puerta principal todos hicimos un círculo, protegiendo a Jungkook, el cual con agilidad comenzó a forzar la puerta. Era una buena señal que se encontrará cerrado, quizás si teníamos suerte podríamos encontrar todos los medicamentos necesarios.

Minutos más tardé todos nos adentramos al tétrico hospital, revisamos el lugar y tras asegurarnos de que estaba completamente vacío, comenzamos con la recolección.

—¿Como se cuales son los medicamentos correctos? —cuestionó Jungkook, observando al menor de reojo.

–Todos los que están en esta habitación nos sirven amor —respondí con una pequeña sonrisa. Me alegraba que Jungkook aún no estuviera de mal humor, pues era obvio que la idea de que yo viniera no le terminaba de gustar y había aceptado porque no tenía más alternativa que decir que si.

—Bien... —respondió sin más.

—Has estado muy callado estos días —cerré una de la cajas la cual ya se había llenado por completo y me acerqué una vez más a él—. ¿Te estas comenzando a enojar porque vine?

—Creo que la respuesta es más que obvia —Rodó los ojos y se alejó igualmente para apilar la caja llena—. Que estés aquí no me alegra ni un poco, podrías haberte quedado en casa haciendo algo más productivo que arriesgar tu vida

—Hace tan solo un momento estaba feliz de que no estabas enojado —confesé, haciendo una mueca de molestia.

—He estado molesto desde que dijiste que vendrías, solo que preferí no decir nada —se encogió de hombros y continuó su trabajo sin decir palabra alguna.

Suspire, al parecer me había equivocado respecto a su actitud...

《Horas más tardé》

Tras haber terminado de llenar el camión con todos los implementos médicos y veterinarios que encontramos, habíamos partido al siguiente destino, una gran fábrica de herramientas.

𖤕𖤓ᎬΝ ᏞᎪՏ ՏϴᎷᏴᎡᎪՏ𖤓𖤕 Segunda temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora