PERFIDY, payton moormeier.

92

Filadelfia
10:42 PM

Payton Moormeier •

Es una noche tranquila en Filadelfia: el cielo se oscurece y se enfría en silencio.

No hay una sola estrella en el cielo, no cuando estás en el corazón de la ciudad. Incluso en lo alto de un edificio tan alto como este, no puedes ver ninguna estrella. Parecía que no podía recordar la última vez que vi estrellas. Las estrellas parecen ser algo tan convencional, pero parece que no puedo representar la última vez que miré hacia arriba y noté una. He visto la luna, pero nunca las estrellas.

"¿Dónde están las estrellas?" Murmuro para mí mismo, mi cabeza echada hacia atrás hasta el punto en que vi un dolor en mi cuello.

Levanto mi cigarrillo y lo meto entre mis labios, expulsando el humo del tabaco a través del filtro y dejándolo caer en cascada por mi garganta. Mis ojos se deleitan en el cielo oscuro sobre mí, mi mente reflexiona sobre lo que podría haber más allá de todo esto. Al volver a colocar el cigarrillo en mi costado, el humo gris sale entre mis labios y se disuelve en el aire fresco, casi como si nunca hubiera existido.

El viento de la noche enfría a esta altura, incluso en un mes templado como Junio. Podía sentir el aire temblar a través de mi ropa y deslizarse contra mi piel como uñas suaves. La sensación de fragilidad transmite una corriente de aire por mi columna vertebral, mezclándose con el fuego en mi pecho cada vez que inhalo más humo de cigarrillo.

Mi cabeza cae hacia adelante, ahora mirando un paisaje completamente diferente.

Luces de la calle, vehículos, bocinas y las puntas de mis Converse en el borde del edificio.

La vista mortal no provocó ningún susto, y ese es el problema. Cuando miro hacia abajo a una caída de cien pisos, no probé la amargura del miedo. Tal vez solo era un adicto a la adrenalina que no tenía miedo a las alturas, o tal vez, solo tal vez, no me importaba mucho la vida como debería.

¿Por qué, si no, pararme en el borde de un edificio no me haría sentir mal?

Los autos parecen tan diminutos desde aquí, así de alto estaba parado. Las calles descansan en silencio a esta hora de la noche, pero aún podía escuchar los ecos de los motores de los automóviles y las sirenas de la policía sonando en algún lugar de la ciudad. Fumando mi cigarrillo, miro hacia abajo a mi potencial muerte.

Un paso, eso es todo lo que se necesita.

Un paso, veinte segundos de brisa, y eso es todo. Solo así, todo habría terminado. Veintitrés años de este infierno que he estado viviendo podrían desaparecer con un solo paso. Es un poco enfermo cuando lo piensas así. La vida te hace pasar por mucho infierno, pero puedes acabar con todo muy fácilmente. Parece una gran configuración, ¿por qué otra razón sería tan simple?

No me he sentido bien esta noche.

Después del espectáculo, sentí ese foso familiar que no parecía aliviarse. No era un ataque de pánico, era solo la incomodidad de una depresión sin rumbo que se aferraba más fuerte que de costumbre. Traté de distraerme como suelo hacer; arrojándome a las mujeres hasta agotarme hasta el agotamiento para poder dormir. Por lo tanto, hice lo habitual, tomé una caza al azar y la follé hasta que mi cerebro se durmió y estaba demasiado fatigado para pensar. Así van mis días ahora.

Distracciones: un tipo de ciencia que te volverá loco.

Me despierto y me concentro en lo que necesito hacer ese día para mantener mi mente ocupada. Termino la tarea asignada por Malikai, me drogo, toco el concierto, localizo a una chica entre la multitud para llevarla a casa, me entrego con ellas hasta que apenas puedo mantener los ojos abiertos, me quedo dormido y lo hago todo de nuevo al día siguiente. No puedo pausar, pausar es cuando piensas. Hago todo lo que puedo para distraerme, ya sean negocios, drogas, mujeres o espectáculos, y aún así no es suficiente. Un alma atribulada no puede distraerse por mucho tiempo. Eventualmente, esa oscuridad se filtrará a través de las grietas de tu horario y parecerá un infierno cuando la ignores por mucho tiempo.